La última luna
Capítulo 86

Capítulo 86:

POV Ellie.

Tal vez los insectos sabían que ella era como ellos, una plaga. O eso, o que percibían que era una niña de las flores.

“¿Alguien quiere otro sándwich? ¿O tal vez algo de fruta?”, preguntó River, abriendo la cesta de picnic.

“Me terno que no puedo comer otro bocado ¡Estoy a punto de reventar!”, afirmó Sylvia, palmeando su vientre plano.

“Apenas comiste algo del primero ¿No le diste la mayor parte a Ulises?”, señaló Ellie.

“Bueno, un hombre tan ancho de hombros y musculoso como Ulises necesita mucha comida”, comentó Sylvia encogiéndose de hombros.

“Creo que la cocinera metió en la cesta suficientes bocadillos para que cada una de estas hormigas se llevara uno”, afirmó River mientras sacaba otro bocadillo para él.

Ellie no quería comer nada más, pero le habría venido bien otra copa de vino. O dos.

“¿Por qué no vamos a dar un paseo?”, preguntó Ulises a Silvia, levantándose de un salto y ofreciéndole la mano antes de que ella respondiera.

Por supuesto, a ella le pareció que la sugerencia era ‘absolutamente encantadora’ y se dirigió con él a través del campo de flores, con su brazo entrelazado con el de él.

“Sabes, si ella llevara una sombrilla y él llevara un chaleco de traje sobre la camisa, con las mangas subidas hasta los codos, serían la imagen de una pintoresca pareja paseando antes de que la temida guerra se lleve a Ulises a luchar contra los alemanes”, comentó Ellie a River mientras recogía la botella de vino y llenaba su vaso.

“¿Qué época?”, River se rió.

“Cualquiera de las épocas”, respondió ella.

“No lo sé, pero ¿No parecen sacados de un set de cine de hace cien años?”, preguntó.

“¿Crees que es por su vestido?”, dijo ella.

“No, solo por sus rostros radiantes y la forma en que ella agita las pestañas hacia él. Sabes que se está enamorando de verdad de ella, ¿Verdad? No está fingiendo solo porque está intentando que se acueste con él”, River suspiró y terminó de masticar otro bocado de su sándwich.

“Lo sé, pero no estoy segura de qué pensar al respecto”, respondió Ellie, tomando otro sorbo antes de añadir.

“¿Es posible que ella sea su pareja predestinada? ¿Crees que podría ser obra de la Diosa de la Luna?”, preguntó River.

“Si la Diosa de la Luna eligió juntar a esos dos, entonces supongo que eso significa que la maldición realmente se ha roto”, dijo Ellie con los ojos clavados en la feliz pareja mientras desaparecía entre los árboles en la distancia.

“Pero Sylvia no nació como Luna. Ambos lo sabemos”, comentó.

River terminó su sándwich y se limpió las manos en una servilleta antes de matar una hormiga que se arrastraba por su pantalón.

“Lo sé. Pero lo será… sí se casa con Ulises.

Esa es la cuestión, River. Puede que no hayamos tenido ninguna Luna nacida en las últimas décadas, excepto yo, pero eso no significa que no podamos hacer ninguna. Dando poder a las mujeres fuertes, podemos crear líderes y hacer nuestras propias Lunas.

“¡Oh! Eso es lo que has estado haciendo todo este tiempo. Entrenándola para que sea una Luna y pueda convertirse en una, independientemente de lo que fuera antes”, una mirada de asombro se apoderó de su apuesto rostro.

“Eso y he estado practicando. Me imaginé que, si podía convertir a Sylvia en material Luna, probablemente hay muchas otras jóvenes que también podrían convertirse en Lunas o ser líderes dentro de sus manadas”, admitió Ellie.

“Eres una genio, Ellie Knight Granite”, River la miró fijamente durante un largo.

“Vaya, gracias, querido. Así que… mientras esos dos están fuera haciendo quién sabe qué… ¿Por qué no les damos nosotros dos a esos molestos insectos un pequeño espectáculo?”, dijo Ellie, guiñándole un ojo.

“¿Estás hablando de besuquearse?”, preguntó River, con una mirada divertida.

“¡Oh, no! ¿Acabamos de caer también en un túnel del tiempo?”, respondió ella.

“Te amo, Ellie”, River soltó una risita y se inclinó hacia ella, deteniéndose con sus labios a un centímetro de los de ella.

“Yo también te amo. Ahora bésame”, respondió ella.

River no tuvo ningún problema en cumplir la orden de la líder.

Ulises estaba enamorado.  Ellie pudo ver un cambio en su amigo, y pensó que le sentaba bien. A pesar de las reservas de River, Ellie estaba dispuesta a escuchar lo que Ulises tenía que decir con respecto a Sylvia.

Unos días después de su picnic, Ulises invitó a Ellie a dar un paseo por los bosques cercanos a las tierras de su manada. Ella había aceptado, con la esperanza de escucharlo por fin admitir sus sentimientos por la nueva y extraña mujer.

“Bueno, Ellie ¿Cómo te trata la vida de casada?”, empezó Ulises.

Ellie se rió.

“Ha sido bastante buena hasta ahora. Realmente no puedo quejarme de nada”, afirmó.

Había un frío en el aire, ya que el invierno estaba sobre ellos. En los últimos dos días, parecía que la temperatura había bajado drásticamente.

Pero a Ellie no le importaba, porque le encantaba la fiesta del solsticio de invierno, y además no podía esperar hasta la primavera. Y no se puede llegar a la primavera hasta que no se supera el invierno. Parecía que debía haber una lección en alguna parte, pero no estaba muy segura de cuál era.

“Me alegro de oírlo. Ahora que River por fin ha entrado en razón y ha empezado a tratarte bien. Parece que los dos se llevan bastante bien”, comentó Ulises.

Le guiñó un ojo, y Ellie se rió.

“Sí, hablando de eso, ¿Qué está pasando entre tú y Sylvia?”, dijo Ellie con una sonrisa en la cara.

“¿Qué quieres decir?”, Ulises pareció un poco sorprendido.

“Oh, vamos, Ulises. Ya te conozco lo suficiente como para verlo en tus ojos. Definitivamente hay algo entre tú y Sylvia”, ella no pudo evitar reírse de eso.

“De acuerdo, supongo que es algo bonita”, Ulises se rascó la nuca y miró a lo lejos durante unos segundos antes de encogerse de hombros.

“¿Más o menos bonita? ¿Ese es tu criterio ahora para elegir a tu Luna?”, preguntó Ellie.

Sus ojos se abrieron de par en par mientras se giraba para mirarla.

“¿Luna? ¿Quién ha dicho que Sylvia sea mi Luna? El hecho de que un chico salga a comer de picnic con alguien no significa que vaya a casarse con esa persona. Te das cuenta de eso, ¿No?”, preguntó.

Su cara se estaba poniendo un poco roja y desde luego no tenía nada que ver con el clima.

“Sí”, afirmó Ellie.

“Y tampoco estaría haciendo esa suposición sobre Sylvia y tú si no los hubiera visto a los dos juntos. Estoy bastante segura de que ella te gusta y estoy bastante segura de que tú le gustas a ella”, añadió Ellie.

Ellie le guiñó un ojo y, por un momento, se sintió como si estuvieran de nuevo en el colegio. ¿Era así como los adultos manejaban realmente las relaciones incipientes? De nuevo, su amigo se pasó una mano por su revuelto pelo rizado.

“Muy bien, me has pillado. Me gusta. Pero hay un problema, Ellie”, dijo Ulises.

“¿Cuál es?”, preguntó Ellie, viendo la preocupación en la cara de su amigo y se preguntó si todo estaba bien.

“Es que sé que ella no es quien dice ser. No creo que sea realmente una Luna”, un fuerte suspiro salió de la boca de Ulises.

“¿En serio? Porque yo creía que era definitivamente una Luna”; dijo Ellie riendo.

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