La última luna
Capítulo 53

Capítulo 53:

POV Ellie.

Todavía nada.

Ellie hizo algo más entonces. Algo que supuso que no serviría de nada, pero que tenía que intentar de todos modos.

‘¡River!’, gritó.

No debería tener ninguna capacidad de enlace mental con el Alfa porque no se habían marcado mutuamente, pero valía la pena intentarlo.

Porque delante de ella, a ambos lados del camino, vio grandes lobos machos esperándola.

‘Es hora de dejar el camino’, pensó.

Ellie cambió su rumbo y se dirigió a la zona boscosa de su izquierda, esperando poder perderse entre los árboles. Sería más difícil para la manada de Blade encontrarla allí. Pero también sería más difícil para ella verlos.

Aquí también había lobos. Ellie podía olerlos, aunque todavía no podía verlos. Parecía que se interponían entre ella y sus tierras de pastoreo.

Ellie tenía que hacer algo más si quería escapar. En lugar de correr hacia su casa, volvió a cambiar de dirección y corrió directamente hacia su izquierda, hacia el norte, en una dirección que suponía que Blade nunca habría imaginado que correría.

Cuanto más corría, menos percibía el olor de la manada de Blade, pero tampoco tenía idea de dónde estaba después de un tiempo ni de cómo tenía que llegar a casa. Aun así, siguió corriendo, pensando que se preocuparía de eso después de alejarse.

Hasta que llegó a un río caudaloso.

“Vaya, mi%rda”, dijo Ellie.

Había cruzado muchos ríos en su día, pero este le resultaba familiar y sabía que no iba a poder saltarlo. El Río Salvaje era ancho, rápido e inflexible. Sabía que estaba aquí, pero no había pensado en lo cerca que estaba de él cuando cambió su rumbo.

Lo único que podía hacer era cambiar de nuevo y correr hacia el este, hacia sus propias tierras. Blade podría estar esperando eso, pero no podía volver por donde había venido, y no tenía opciones.

Ellie volvió a ponerse en marcha hacia el este, con la esperanza de poder atravesar los obstáculos que Blade había puesto en su camino. El corazón le retumbaba en el pecho y le dolían las piernas, pero tenía que seguir adelante. Sus tierras no estaban mucho más lejos. Tenía que creerlo.

‘¡Papá! ¿Puedes oírme? Necesito ayuda’’, gritó Ellie de nuevo en su mente.

Antes de que pudiera obtener una respuesta, Ellie se congeló, se detuvo de golpe y levantó tierra y piedras. Delante de ella, a unos cien metros, vio los ojos brillantes de un lobo… un lobo furioso.

Rápidamente, Ellie se giró para correr en la otra dirección, pero tuvo que detenerse cuando vio otro par de ojos. Mirando a su derecha, vio aún más ojos brillantes. Los maníacos de Blade la habían encontrado.

Con el río a su izquierda y una manada de lobos furiosos acercándose a ella, Ellie no tenía otra opción. Sabía que prefería morir en sus propios términos que ser torturada y luego asesinada por estos lobos villanos. Además, confiaba más en la naturaleza que en estos monstruos.

Sin otra opción, Ellie saltó al agua.

POV River.

Algo estaba mal. River podía sentirlo incluso antes de que comenzara el dolor. Había salido de la cocina y se dirigió al exterior en busca de aire fresco, tratando de despejar la cabeza, pero cuanto más tiempo pasaba caminando por el patio, menos podía quitarse de encima la idea de que estaba ocurriendo algo que no debería.

Estaba de pie en el patio trasero, contemplando el bosque envuelto en las sombras del final del día, cuando le pareció oír un susurro de grito de auxilio.

Sin embargo, no resonó en sus oídos. Estaba en su cabeza, pero no de la misma forma en que suele llegar un mensaje de enlace mental. Ni siquiera pudo distinguir quién le gritaba. Sólo sabía que había oído su nombre y la palabra ‘ayuda’.

Y luego había sentido un dolor agudo en la espalda que casi lo dejó sin aliento. No tenía sentido. No había hecho nada para lesionarse. Decidió que tenía que ver cómo estaba Ellie, ya que se había dirigido a su casa hacía menos de una hora, y sacó su teléfono del bolsillo, esperando que ella rechazara la llamada inmediatamente, No lo hizo.

El teléfono sonó y sonó hasta que finalmente saltó el buzón de voz. No se molestó en dejar un mensaje. Más bien, River dejó caer el teléfono en su bolsillo y, actuando por instinto, fue a su coche y se subió a él, sin saber siquiera a dónde iba.

Conduciendo rápidamente, se dirigió fuera de las tierras de su manada, hacía el camino que llevaba a las tierras de la manada de Ellie. ¿Qué estaba buscando? No lo sabía. Cualquier cosa fuera de lugar, supuso.

El dolor en su espalda se había desvanecido, pero siguió conduciendo. Ahora sentía un poco de náuseas y le dolían los pulmones. Sus extremidades se sentían un poco doloridas. Era todo tan extraño, como nada que hubiera experimentado antes.

‘¿River? ¿Adónde fuiste?’, quiso saber su madre, usando el enlace mental.

‘No sé por qué, pero sentí que necesitaba conducir’, respondió River.

‘¿Conducir a dónde? Espero que no vuelvas a subir a las montañas’.

‘No, no. Volveré pronto’, aseguró él.

‘Ten cuidado’, recomendó su madre.

‘Lo tendré’, River dio la señal y luego se concentró en la carretera que tenía por delante.

A lo lejos, vio un reflejo en sus focos. Parecían las luces de la parte trasera de un coche, uno que no estaba encendido y que no estaba en la carretera. Estaba a un lado de la carretera. El corazón de River saltó a su garganta. ¿Era el coche de Ellie?

“¡Allen! ¡Reúne un escuadrón y dirígete a Lobo Veloz!”, exclamó River mientras se detenía junto al coche.

No sabía por qué, pero tenía la horrible sensación de que había algo más que un simple accidente de automóvil, no es que eso no sea suficientemente malo. Detuvo su coche al lado del vehículo accidentado, que ahora estaba seguro de que era el de Ellie y saltó fuera.

“¡Ellie! ¿Dónde estás?”, gritó, corriendo hacia ella.

Ella no estaba allí. Los airbags estaban desplegados en el asiento delantero, pero no vio sangre. Buscó en los alrededores del coche, pero no vio a nadie. Sacó su teléfono móvil del bolsillo y volvió a llamarla, pero escuchó un timbre en el asiento trasero de su coche. Tanteando, encontró su teléfono debajo del asiento trasero del pasajero.

“¿Por qué se ha transformado en lugar de esperar aquí, encontrar su teléfono y llamar a su padre?”, River dio unas cuantas vueltas y vio su ropa a un lado, delante del coche.

Como en respuesta a su pregunta, en la distancia, escuchó un fuerte aullido y lo reconoció inmediatamente. Era Blade.

“¡Hijo de p%ta! Allen, duplica el número de guerreros y hazlo lo más rápido posible”, ordenó River.

“Nos dirigimos hacia allá, Alfa. Pero, ¿Qué estamos buscando?”, preguntó Allen.

“El coche de Ellie está destrozado. No puedo encontrarla. Oigo a Blade y a sus imbéciles aullar en la distancia. Están buscando a la Última Luna”, River no quería ni formular la respuesta, pero sabía que debía hacerlo.

Antes de que pudiera esperar una respuesta de Allen, River volvió a su auto y lo sacó de la carretera. Se despojó de su ropa y se transformó. Con la nariz en el suelo, trató de encontrar el olor de Ellie. Lo captó desprendiéndose de su ropa y echó a correr en la misma dirección que creía que ella había tomado, manteniendo la cabeza baja para no perder su olor.

Finalmente, se adentró en el bosque. Era más difícil de rastrear aquí, pero se quedó con ella. Entonces, el olor de otros lobos comenzó a mezclarse con el de Ellie. River se encontró girando hacia el norte.

Aumentó su velocidad, dándose cuenta de que su dirección no cambiaba de nuevo. Sabía que potencialmente se estaba metiendo en problemas. Allen tardaría en llegar. Le contó a su Beta lo que había descubierto para que se concentraran en la misma zona donde él la estaba rastreando.

Los aullidos parecían desvanecerse hacia el oeste, lo que le hizo preguntarse si Ellie había vuelto a cambiar de rumbo.

Pero entonces, en la distancia, oyó el ruido del agua y se dio cuenta de lo que estaba a punto de encontrar. El corazón se le cayó al estómago sólo de pensarlo. Si lo que había imaginado era cierto, explicaría la sensación que había experimentado antes, la falta de aire, el dolor en la espalda.

Su pareja predestinada estaba en problemas, así que él también lo había sentido.

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