La última luna -
Capítulo 50
Capítulo 50:
POV Ellie.
“Puedo acompañarte hasta allá si quieres. Está justo al final de la manzana”, indicó señalando la calle en la que estaban, no la principal, lo que a Ellie le pareció interesante.
“Sería estupendo, gracias”, declaró Ellie.
Patricia enlazó su brazo con el de Ellie y comenzó a caminar por la calle.
“¿Cómo está tu padre?”, preguntó, evidentemente para entablar conversación mientras paseaban.
“Está bien, gracias. Ahora está ocupado con un nuevo proyecto”, respondió Ellie.
“Oh, ¿Qué es eso?”, preguntó Patricia con entusiasmo.
“Está planeando una fiesta de la cosecha- No tenía ni idea de que a mi padre le gustara tanto el entretenimiento hasta hace poco”, contó Ellie, tratando de no suspirar.
“¡Será divertido! Hizo un gran trabajo con… los otros eventos”.
Para Ellie estaba claro que Patricia no quería decir exactamente a qué se refería.
“Sí, lo hizo”, coincidió Ellie.
No habían sido los esfuerzos de su padre los que habían arruinado el último evento que había planeado. Patricia señaló un pequeño edificio que parecía más una casa que una oficina.
Sin embargo, tenía varias plantas en maceta que colgaban del porche y a Ellie le recordó la planta que River le había regalado de parte de su madre, una planta que aún colgaba frente a su oficina, aunque mirarla era como una puñalada en su corazón. Se repetía a sí misma que era de Patricia, no de River.
“Está aquí, trabajando. ¿Quieres que te acompañe o quieres seguir tú sola, cariño?”, preguntó Patricia.
Ellie miró la puerta intensamente, todo ese miedo y esa vacilación volviendo a brotar en su interior. Sabía lo que tenía que hacer.
“Entraré sola”, afirmó.
“Está bien. Todo irá bien, querida”, aseguró Patricia, dándole una palmadita en el hombro.
“¿Sabe él que estoy aquí?”, preguntó ella, sin apartar los ojos de la puerta.
“Lo sabe”.
Al menos no había tratado de esconderse… eso era algo. Respirando profundamente, Ellie comenzó a subir los escalones para acabar con esto de una vez por todas.
POV River
El primer mensaje de enlace mental que había llegado de un Omega en las afueras de las tierras de la manada que le alertaba de que había una mujer rubia desconocida conduciendo un descapotable por su territorio había provocado un nudo en el estómago de River.
Le había pedido al guardia que estuviera atento y le informara de lo que estaba haciendo. Luego, llegaron otros mensajes de enlace mental de docenas de otros lobos que estaban apostados en el territorio y River tuvo que aceptar el hecho de que probablemente se trataba de Ellie haciéndole una visita.
Había considerado cerrar la puerta de su oficina y fingir que había salido por el día. Pero entonces su madre le había dicho que Ellie estaba con ella y que la acompañaba a la oficina. No podía esconderse de su madre y no podía decirle que no quería hablar con Ellie sin causar muchos más problemas.
Así que… aquí estaba, finalmente enfrentando a la mujer que le había roto el corazón. River solo quería terminar con eso. Tal vez después de conversar, ambos se sentirían mejor sobre la situación. Entonces, ambos podrían seguir adelante con sus vidas.
Vio a su madre y a Ellie de pie en el umbral de su oficina a través de la ventana y se acercó a la puerta, esperando a que ella llamara antes de abrirla. Los brillantes ojos azules de Ellie se abrieron de par en par al mirarlo. Era como si nunca lo hubiera visto antes.
Él también se sintió extraño al mirarla. Su madre volvía a bajar por el camino, se dirigía a casa, Supuso, pero se dio cuenta de que intentaba escuchar todo lo que podía. Ella se volvió y lo miró y él supo que lo estaba instando a decir algo.
“Hola, Ellie”, dijo River aclarándose la garganta.
“Hola, River. Siento haberme presentado así, pero he pensado que quizá deberíamos hablar de lo que ha pasado. Y… de lo que no pasó”, respondió ella.
Su primer instinto fue decirle que no creía que tuvieran nada que hablar y cerrarle la puerta en la cara. Después de todo, ella le había roto el corazón. Pero al verla allí de pie, después de haber llegado tan lejos para hablar con él, decidió que debía acabar con el asunto.
“¿Quieres entrar?”, preguntó.
Ellie parecía dudar de entrar en el despacho.
“Sí, claro”, respondió.
River se hizo a un lado para que ella pudiera entrar por la puerta, tratando de no concentrarse en lo hermosa que era. Aunque su cabello estaba un poco alborotado por el viento, se veía increíble con un simple par de jeans y una camiseta negra.
Ofreciéndole una silla frente a su escritorio, River se sentó de nuevo y enderezó algunas cosas. No tenía ni idea de qué decir, así que se limitó a esperar.
Ellie tampoco parecía saber qué decir. Ella había viajado hasta aquí; él habría pensado que habría preparado algo en el camino, pero se limitó a sentarse allí, mirando un lugar vacío en su escritorio.
“¿De qué querías hablar?”, preguntó finalmente River.
“Eh… bueno, creo que puedes haber escuchado mal, o malinterpretado algunas cosas el día de… el día que se suponía que… el otro día”, dijo Ellie.
Ni siquiera pudo decirlo. El día de su boda. No podía culparla demasiado. Él tampoco estaba seguro de poder decirlo.
“Dudo que sea así”, aseguró, aunque había estado pensando mucho en lo que Ulises había dicho y en cómo su madre había interpretado esa información.
“¿Viste, por casualidad, que Ulises y yo nos abrazamos aquel día, justo antes de que se suponía que iba a caminar hacia el altar?”, preguntó ella, mirándolo por fin a la cara, aunque sus ojos no pudieron permanecer pegados a los de él durante mucho tiempo.
“No te vi. Sin embargo, pude oírte. Intentaba no verte con el vestido, ya que se supone que da mala suerte. No es que parezca importar ahora”, respondió él.
“Escucha, River. Cuando Ulises me abrazó, hizo un comentario en broma sobre que me casara con él en lugar de contigo y cuando le respondí, estaba siendo sarcástica. No quise decir realmente que preferiría casarme con Ulises que contigo. Creí que entendías que Ulises y yo éramos sólo amigos. Sólo estábamos bromeando”, exhaló un suspiro caliente.
Arqueó una ceja, contento de oírla decir eso, pero también sin confiar del todo en que fuera la verdad.
“Fui a hablar contigo al día siguiente y él seguía ahí. Los vi a los dos juntos en la entrada de tu casa”, espetó River.
“No estaba todavía ahí”, dijo ella, enfatizando la palabra ‘todavía’.
“Había conducido hasta allá para ver cómo estaba. Sólo quería asegurarse de que estaba bien porque somos amigos. Eso es todo lo que somos, River y el hecho de que te hayas ido sin siquiera hablar conmigo de ello, sin siquiera darme la oportunidad de decirte que sólo estábamos bromeando, bueno, estoy bastante molesta por ello”, Ellie negó con la cabeza
Se cruzó de brazos, con los ojos entrecerrados y el pie balanceándose de un lado a otro con rabia.
“¿Cómo iba a saber que era una broma, Ellie? Seguro que a mí no me hizo ninguna gracia. Además de eso, estabas actuando rara incluso antes de eso. Pensé que querías que ganara, o si no, nunca te habría besado. Pero entonces, tan pronto como fui nombrado ganador, empezaste a actuar de forma extraña. Distante. Empecé a pensar que habías deseado que ganara otro y entonces los escuché a los dos y todo tuvo sentido”, su frustración lo hizo sentirse a la defensiva.
“¿Estaba actuando raro? ¿Y tú? Cuando bailamos juntos esa noche, ¡Ni siquiera querías tocarme!”, preguntó.
Ahora, ella sonaba a la defensiva.
“¡Porque estabas actuando raro en el torneo!”, respondió él.
“¡Tú estabas actuando de forma extraña en el torneo!”, contestó ella.
“¡Estaba sangrando profusamente y no vi ninguna alegría en tu cara cuando me anunciaron como ganador!”, dijo él.
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