La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 846
Capítulo 846:
Melissa bajó la mirada y pronunció: «Aún faltan seis días para el próximo viernes».
De repente, una sensación de desconcierto invadió a Melissa.
Si Marcus se aventuraba de verdad al extranjero, ¿permanecería a la vista de ella?
¿Podría florecer un nuevo romance en uno o dos años?
Tales escenarios eran plausibles.
De hecho, Melissa era muy consciente de los privilegiados orígenes de Marcus y de su atractivo físico. Dada su buena disposición, podría atraer fácilmente a cualquier mujer, pero Melissa creía que ella se quedaba corta.
Independientemente de cómo la tratara Marcus, Melissa estaba dispuesta a soportarlo; lo único que buscaba era una oportunidad.
Sylvia se mostró amable con Melissa.
Le puso una bandeja delante y le habló con delicadeza. «Disfruta de un poco de comida ligera por ahora; en un par de días podrás saborear delicias más ricas. El médico ha observado tu estado de desnutrición».
Siendo ella misma madre y mostrando una preocupación maternal, Sylvia comentó: «Aunque albergues aspiraciones por el señor Fowler, da prioridad al cuidado de ti misma. Una mujer bien nutrida es universalmente atractiva».
Agradecida, Melissa aceptó la bandeja y asintió con la cabeza, expresando su agradecimiento a Sylvia.
Al ver a Melissa disfrutar de la comida, Sylvia suspiró aliviada. «Tómate el tiempo que necesites. Hay una cuidadora apostada fuera; llámala para cualquier necesidad. Tengo asuntos urgentes en la empresa, pero te visitaré mañana».
Cuando Melissa se levantó con la intención de acompañar a Sylvia a la salida, Sylvia intervino: «No es necesario. Tu recuperación tiene prioridad. Concéntrate en recuperarte. Ahora me marcho».
Una vez más, Melissa expresó su gratitud a Sylvia en voz baja.
Tras la marcha de Sylvia, Melissa inclinó la cabeza, saboreando la creación culinaria del hotel de cinco estrellas. A pesar del malestar estomacal, consumió una porción considerable de la comida.
Después de comer, Melissa entró en una breve ensoñación.
Reflexionando, recordó que fue Marcus quien la trasladó al hospital. A pesar de su enfado, permaneció a su lado.
¿Significaba esto que sentía algo por ella?
Tras un momento de contemplación, Melissa cogió el teléfono y marcó el número de Marcus.
El teléfono emitió un pitido que la dejó momentáneamente perpleja.
Tras una larga pausa, volvió a marcar. Al contestar, él adoptó un tono gélido. «¿Qué ocurre? Si no es urgente, ahórrame más llamadas».
Una punzada de dolor se apoderó del corazón de Melissa.
Se mordió el labio y pronunció: «Le agradezco que me haya traído al hospital».
Su respuesta careció de emoción. Afirmó: «Haría lo mismo incluso por un desconocido. No es necesaria la gratitud».
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