Capítulo 817:

No estaba acostumbrada a una vida de lujo o indulgencia.

Nunca se le había pasado por la cabeza la idea de la riqueza.

A pesar de ello, deseaba fervientemente a Marcus, anhelando que fuera exclusivamente suyo.

Dándose golpecitos juguetones en la cara, no pudo evitar una sensación de audacia, muy parecida a la de Marcus.

Por otro lado, se regocijaba contemplando el futuro que compartiría con Marcus. Cada día que se avecinaba llenaba su mente. Creía haber encontrado la felicidad genuina, y juró tratarle con una devoción sin igual.

Mientras desayunaba, sonó el timbre de la puerta.

Al abrir, la recibió un camarero con un paquete en la mano.

«¿Señorita Brown?» Su entrega ha llegado».

Aceptando el paquete con el ceño fruncido, comentó: «Nadie debe saber de mi presencia aquí».

¿Podría ser una sorpresa de Marcus?

Expresando su gratitud al camarero, cerró la puerta y desembaló la caja con impaciencia. Dentro había un viejo diario y un certificado de nacimiento, acompañados de una fotografía.

Al examinar la partida de nacimiento, se sorprendió.

Llevaba su propio nombre.

En un prolongado trance, Melissa desdobló con cautela el amarillento diario.

Las páginas estaban llenas de reflexiones de una mujer escritas en azul oscuro, que relataban su relación amorosa con un hombre casado y el nacimiento de su hijo.

La narración estaba cargada de la agonía y el tormento de la mujer.

La historia se desarrollaba con el nacimiento del niño y culminaba con la trágica muerte de la mujer por su propia mano. La recién nacida, llamada Melissa Brown, fue la única superviviente.

Melissa cerró el diario con firmeza.

Agarró el diario con fuerza, levantó la cabeza y cerró los ojos, con lágrimas en los ojos.

Se sentía como si hubiera abierto la caja de Pandora sin darse cuenta, sin posibilidad de volver sobre sus pasos.

Tras una prolongada pausa, Melissa centró su atención en el certificado de nacimiento y en la fotografía de la mujer que la acunaba.

La mujer parecía extremadamente joven, probablemente de unos veinte años.

Al trazar suavemente la imagen de la mujer con la punta de los dedos, Melissa pareció enfrentarse a otra faceta de sí misma. De repente, sintió un escalofrío y le recorrió la espalda.

¿Por qué se le había concedido esta revelación?

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