Capítulo 739:

Hacía unos días que no se veían y, naturalmente, Leonel no pudo evitar el deseo de acercarse a Alexis. Se acercó al respaldo de su silla y la abrazó suavemente, susurrándole al oído: «La próxima vez seré más suave».

Pensó que había sido demasiado brusco aquella mañana.

Por supuesto, no pudo evitar arrepentirse de sus actos.

Pero en las circunstancias de aquel momento, ningún hombre habría podido resistirse a semejante tentación.

La expresión de Alexis se ensombreció. No soportaba oírle hablar de aquello, así que intentó apartar a Leonel, pero el hombre ya la había sujetado por la barbilla y la besaba suavemente.

Inmediatamente dejó de luchar, temblando ligeramente en sus brazos.

Justo cuando las cosas estaban a punto de subir de tono, Waylen regresó a casa con Evelyn. La niña llevaba unos días sin ver a su padre, así que entró corriendo en cuanto vio el coche aparcado en la puerta.

«¿Papi? ¿Dónde estás?»

Leonel se sintió entre la espada y la pared.

Miró su abultada entrepierna y luego a Alexis, que no tenía mejor aspecto.

Sus mejillas estaban rojas, sus ojos vidriosos. Incluso sus labios rosados se entreabrieron ligeramente mientras jadeaba.

Leonel tardó un rato en calmarse. «Iré a saludar. Tú quédate aquí y descansa».

Tras decir esto, le dio un picotazo en los labios y volvió trotando al interior de la casa.

Un momento después, el sonido de las alegres risitas de Evelyn llegó a oídos de Alexis.

Se echó hacia atrás en la silla y se acarició la mejilla con la mano.

Sentía calor.

Mientras tanto, dentro de la casa, Evelyn empezaba a tener sueño después de haber jugado fuera toda la mañana y la emoción por el regreso de su padre empezaba a disminuir.

Se sentó en el regazo de Leonel y apoyó la cabeza en su hombro, con los párpados ligeramente caídos.

Aun así, trató de conciliar el sueño.

Al final, Leonel tuvo que frotarle la espalda y arrullarla. Pronto empezó a roncar suavemente.

Leonel ajustó el termostato a una temperatura agradable.

Caminó de un lado a otro con Evelyn en brazos durante más de diez minutos antes de meterla por fin en la cama. Sus mejillas estaban sonrosadas, lo que le daba un aspecto mucho más saludable que antes.

Leonel la besó en la frente.

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