La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 583
Capítulo 583:
Leonel la vio irse con una sonrisa en la cara.
En realidad no era tan pervertido. Esos pensamientos estaban reservados únicamente para Alexis, y para nadie más.
Justo cuando estaba a punto de encender su cigarrillo, Leonel recibió un mensaje de Darwin. «Serenity está luchando. Se está haciendo daño para llamar la atención. Aléjate de ella o encuentra la manera de lidiar con eso».
Después de un momento de reflexión, Leonel respondió: «No estoy involucrado en esto».
La risa de Darwin estaba teñida de desdén. «¡Realmente no tienes compasión!».
Estaba claro por qué las empresas de Leonel tenían más éxito que las suyas. Los hombres necesitaban un pequeño toque de crueldad para lograr grandes cosas.
Serenity anhelaba consuelo y la enfermera le informó de que ni el Sr. Larson ni el Sr. Douglas la visitarían. Abrumada por la emoción, se arrancó la vía y empezó a golpearse el vientre salvajemente.
«¡Todo esto es obra tuya! Tú eres la razón de toda mi miseria. Si no hubieras existido, no sería tan despreciable ni me habrían tratado como a un juguete. ¿Por qué entraste en mi vida? ¿Estás aquí sólo para atormentarme?».
Las enfermeras intervinieron rápidamente: «Señorita Flores, este comportamiento podría hacerle perder a su bebé».
«¡Un aborto sería un alivio! De todos modos, nunca quise tener este hijo» Serenity jadeó, desconcertada por haber sido una vez el centro de atención, pero ahora se encontraba rechazada.
Se preguntó por qué todos favorecían tanto a Alexis.
Alexis salió del baño vestida con un elegante vestido negro que resaltaba su alta y esbelta figura. Llevaba el pelo suelto, lo que aumentaba su encanto.
Leonel fumaba apoyado en la ventana.
Miró hacia la ventana al oír pasos y se sorprendió por un momento.
Alexis rara vez se vestía así.
Se sintió incómodo sacándola a pasear mientras vestía así, así que la acercó y le tocó suavemente el hombro. «Ponte algo diferente».
Ella percibió el olor a humo de cigarrillo en él y, juguetona, le rodeó el cuello con los brazos.
«¡No seas abuelo!»
Leonel le dio un manotazo. Su voz sonaba grave mientras bromeaba: «Te estás volviendo un poco traviesa, ¿verdad?».
Sus bromas terminaron en un momento de silencio.
El contacto le trae recuerdos de sus intensas noches juntos.
Leonel solía ser asertivo en la cama. Ocasionalmente enérgico, pero siempre lleno de pasión.
Incluso la normalmente imperturbable Alexis se sonrojó.
«¡Oye, mantén las manos quietas!».
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