Capítulo 2202:

En ese momento, Elva sintió un revoltijo de emociones, pero las mantuvo bajo control porque había mucha gente mirando.

Se dirigió hacia su asiento y Luis se levantó para saludarla.

Una multitud de cámaras los enfocó.

En presencia de innumerables cámaras, se inclinó hacia ella y le besó la mejilla en silencio, sin pronunciar palabra.

Consideró que era la persona que menos merecía felicitarla porque el papel estaba destinado originalmente a ella.

Las lágrimas brillaron en los ojos de Elva.

La película había sido su sueño una vez.

A pesar de su enfado con él en aquel momento, había fantaseado en secreto sobre si su éxito profesional podría convertirla en algo más que una esposa trofeo a los ojos de Luis.

Más tarde, su sueño se hizo añicos cuando se quedó embarazada.

Nunca había confiado a nadie estos sentimientos.

Al principio, se debía a su orgullo, pero ahora lo consideraba innecesario, ya que su situación actual lo dejaba suficientemente claro.

Pronto empezó la película, y los ojos de Elva permanecieron húmedos.

Parecía como si hubiera revisitado aquellos pocos años con Luis, reviviendo los momentos dulces, amargos e intensos que compartieron, junto con sus propias luchas en una tierra extranjera.

Temiendo perder la compostura, salió para serenarse.

Luis la siguió y le entregó un paquete de pañuelos.

La miró con ternura y habló en voz baja, disculpándose.

«Los últimos años han sido injustos; parece que nos hemos echado de menos». Ella le miró con expresión inexpresiva, con lágrimas en los ojos y los párpados enrojecidos.

Finalmente, la abrazó y le quitó las lágrimas.

«Lo siento, Elva. Pero hay nuevas historias esperándonos en el futuro, y nuestra felicidad pasada aún permanece… Además, no olvides que Samuel estaba apretado entre nosotros como un pequeño».

Agitó sus pequeños puños en señal de protesta, pero fue inútil.

En ese momento, su padre, Luis, sólo tenía en su corazón a su dulce y cariñosa madre.

Salieron antes de lo previsto.

Cuando regresaron al hotel, Elva descubrió que Luis se alojaba en la habitación contigua.

Al entrar en su habitación, se dio cuenta de que Luis, que normalmente mantenía las cosas ordenadas, tenía un dormitorio desordenado con artículos de bebé esparcidos por todas partes.

Luis explicó sonrojado: «Todavía estoy aprendiendo a ser padre».

Elva guardó silencio y procedió a ordenar la habitación.

Recogiendo la ropa de Samuel, se dirigió al baño para lavarla.

También organizó la entrega de detergente apto para bebés y otros artículos de primera necesidad.

Un rato después, Luis entró en el cuarto de baño.

Nunca había imaginado que Elva lavaría la ropa a mano.

En el pasado, había sido una chica delicada y mimada.

Ahora estaba en el baño, lavando con ternura la ropa de su hijo.

Brillaba bajo la luz.

.

.

.

Consejo: Puedes usar las teclas de flecha izquierda y derecha del teclado para navegar entre capítulos.Toca el centro de la pantalla para mostrar las opciones de lectura.

Si encuentras algún error (contenido no estándar, redirecciones de anuncios, enlaces rotos, etc.), por favor avísanos para que podamos solucionarlo lo antes posible.

Reportar