Capítulo 2185:

En ese momento, Elva salió del dormitorio con la cara y la ropa limpias.

Sin rastro de maquillaje, resplandecía su belleza natural.

Llevaba el pelo largo recogido en una coleta porque tenía que sostener al bebé.

Irradiaba juventud y parecía estar prosperando.

Luis, sin embargo, sintió el peso de los años sobre él.

Le pesaba el corazón.

Con los criados cerca, Luis mantuvo la voz baja.

«¿Por qué no me dijiste lo del embarazo? ¿Por qué enviar el acuerdo de divorcio en su lugar?»

«¡Ya no hay amor!» replicó Elva.

Samuel era demasiado joven para entender estas cosas, así que Elva no tuvo reparos y habló libremente en su presencia.

«Ya no siento amor en nuestro matrimonio, pero quiero este niño. Y Luis, si no ofreces nada para mantener a este niño, realmente no puedo desafiarte. Tampoco voy a demandarte; ¡la familia Fowler no puede permitirse semejante escándalo! Depende de ti la manutención que decidas dar».

Luis sintió una mezcla de rabia y desconcierto.

La miró fijamente.

«¿Volviste sólo para discutir cómo criaremos a nuestro hijo?»

Además, afirmó que su amor se había desvanecido.

Luis no está de acuerdo.

Él nunca había pensado en buscar a alguien nuevo, y creía que ella sentía lo mismo.

Entonces, ¿qué había ido mal en su relación? Él ofreció una explicación: «En aquel entonces estaba demasiado ocupado con el trabajo».

Elva hizo un gesto a la niñera para que se marchara y, una vez solos, acunó al niño y le dijo con suavidad: «No quiero pelear, pero Luis, tienes que reflexionar sobre esto. Cuando saliste por primera vez con Holley, por muy agotado que estuvieras, la recogías tarde del trabajo y cocinabas para ella en el apartamento.

Pero conmigo, tu esposa, tengo que esperar semanas sólo para verte. ¿Para hablar contigo cuando estoy en el extranjero, tengo que pasar primero por tu secretaria? En serio, ¿qué clase de matrimonio es este? ¡El niño no fue planeado! Si lo quieres, lo criaré yo misma».

¿Cómo podía Luis no querer a su propio hijo? Si antes su matrimonio era a medias, ahora con un hijo de por medio, estaba seguro de que no quería separarse.

La mayoría de los chicos eran iguales.

Una vez que tuvieron familia e hijos, no quisieron que las cosas cambiaran.

Él y Elva habían pasado momentos difíciles, pero ahora, con un bebé, se sentía culpable por haberlos descuidado.

Quería cuidar de ellos a partir de ahora.

Mientras hablaba suavemente de sus planes, Elva no se sentía esperanzada ni conmovida.

Ella tampoco aceptó de inmediato.

Ella se limitó a sonreír y dijo: «Luis, ¿de verdad tienes tiempo para esto? Siempre estás muy ocupado con el trabajo. En vez de depender de ti, me resulta más práctico depender de tu dinero. No hemos pasado mucho tiempo juntos. Me he vuelto más práctica y menos romántica, así que la chispa entre nosotros ha desaparecido. Sólo quedan las discusiones cotidianas. Casi he olvidado el amor que una vez tuvimos».

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