Capítulo 2181:

A pesar de su frustración, tenía responsabilidades que atender.

Esa noche, empezó a redactar los papeles del divorcio.

El principal problema eran sus acciones en el Grupo Méndez.

Elva no quería el dinero de Luis.

Tal vez fue imprudente, dado que representaba una fortuna importante.

Sin embargo, a la familia Fowler no le faltaban fondos.

Ella creía que si iban a separarse, debía hacerse a conciencia.

Incluyó la acción en los papeles del divorcio, firmó el documento de transferencia y lo envió a su país de origen.

No ocultó la dirección, confiada en el orgullo de Luis para no perseguirla.

Una semana después, los papeles del divorcio llegaron a Duefran.

Cassidy se los entregó a Luis.

Al notar la melancolía en su rostro, Luis las cogió y, con voz tenue, dijo: «Ya puedes irte». Cassidy se marchó rápidamente.

Luis abrió el acuerdo y lo leyó detenidamente.

Elva había renunciado a sus acciones y no quería nada más.

Lo único que quería era divorciarse de él.

Luis no podía quitarse esa idea de la cabeza: ¿realmente había sido un fracaso como marido? ¿Era por eso por lo que ya no soportaba estar con él? Sin embargo, había sido ella la que había elegido irse a trabajar al extranjero y él no se lo había impedido, a pesar de su disgusto.

Había sido duro, pero no había sido infiel.

No había asistido a eventos sociales.

No podía entender qué más quería Elva o por qué decidió esperarle.

Luis no firmó el acuerdo, pero tampoco cedió.

Tampoco viajó a Ruán.

Creía que, con el tiempo, Elva podría reconsiderar su drástica decisión.

Después de todo, ambos eran adultos maduros, y el matrimonio no era un asunto trivial.

Se anduvo con rodeos y, al final, la familia Méndez se dio cuenta de que algo iba mal.

Pero Luis nunca dijo nada.

Nunca mencionó que Elva quisiera el divorcio.

Se limitó a decir que estaba en el extranjero.

Luego llegaron las Navidades y no volvió.

Poco después, una pandemia mundial impide su regreso.

Nunca le llamó.

Cada vez que él la llamaba, ella evitaba hábilmente el tema y desviaba la conversación hacia el proceso de divorcio.

Sus conversaciones acabaron en punto muerto, lo que parecía confirmar que ella no volvería nunca.

Pasó un año y medio antes de que las cosas mejoraran.

Elva volvió al país, pero no informó a Luis.

Se dirigió directamente a su apartamento con su hijo de seis meses y las dos niñeras del pequeño.

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