La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 2108
Capítulo 2108:
Sin embargo, Luis fingió no entender su sugerencia.
Ya había decidido tener relaciones sexuales con Holley antes de casarse.
Cuando llegó el momento de dejar el coche, Holley parecía visiblemente decepcionada.
No pudo resistirse a dirigirse a Luis y decirle: «Llevamos tiempo juntos. Siento que algo no va bien entre nosotros».
Al oír esto, Luis agarró el volante con una mano y contestó fríamente: «¿En serio? Te escucho».
Holley se mordió tímidamente el labio y continuó con voz suave: -Dicen que los hombres de treinta años tienen fuertes deseos de sexo. Pero, ¿por qué no pareces atraído por mí? ¿Crees que no soy lo bastante guapa?».
Luis, con experiencia en este tipo de asuntos, podía manejar fácilmente una conversación con una joven como Holley.
Cuando Holley terminó de hablar, se desabrochó el cinturón y se inclinó hacia ella.
Sin embargo, antes de besarla, Luis dudó.
La miró profundamente a los ojos durante unos intensos segundos y dijo con voz ronca: «Hueles a barbacoa. Quizá deberíamos esperar a otro momento».
Holley había cerrado los ojos anticipándose al beso.
Al oír sus palabras, se sintió a la vez avergonzada y molesta, y replicó: «¡Eres un chico tan malo, Luis!».
Su comentario pareció despertar un recuerdo en Luis.
Miró distraídamente la puerta abierta.
El comentario de Holley le trajo recuerdos de su primer momento íntimo con Elva.
Ella había estado enferma y él la había convencido para que se medicara en su apartamento, lo que les llevó a hacer el amor.
Entonces, estaba encima de Elva.
Ella le había rodeado el cuello con los brazos y le había susurrado: «¡Eres un chico tan malo, Luis!». Al recordar aquellos tiempos, Luis sintió una punzada de tristeza.
Había estado profundamente enamorado de Elva y estaba completamente encaprichado de ella.
Se preguntó si ella estaría ahora en brazos de otra persona, diciendo las mismas palabras.
¿Estaba con alguien esta noche?
Tras haber tenido varias relaciones antes de Elva, Luis se dio cuenta de que no debía ser excesivamente posesivo.
Era habitual que la gente siguiera adelante e iniciara nuevas relaciones tras una ruptura.
Si Elva no hubiera aparecido de repente en su apartamento y les hubiera interrumpido, quizá ya se hubiera acostado con Holley.
Intentó tranquilizarse pensando que esos sentimientos eran normales entre los adultos recién casados, pero no pudo evitar sentirse molesto.
Incluso la idea de Elva con otro hombre le disgustaría profundamente.
Mientras estaba sentado en su coche, Luis fumó cuatro o cinco cigarrillos.
Con el tiempo, se dio cuenta de que no podía ofrecer matrimonio a Elva y que no debía obsesionarse con ella ni impedirle encontrar la felicidad.
Con ese pensamiento, se sintió mucho mejor.
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