Capítulo 1987:

Acunando suavemente su cabeza, la miró directamente a los ojos.

En ese momento, eran como una joven pareja en su luna de miel.

Su mirada era tan intensa que Elissa no pudo soportarlo, así que cerró los ojos y dijo: «Necesito dormir».

Rafael respondió plantándole un suave beso en los labios.

Como resultado, Elissa frunció el ceño.

Pero sus ojos permanecieron cerrados.

No quería enfrentarse a él.

No sabía cómo afrontarlo porque llevaban mucho tiempo distanciados.

Desde que se quedó embarazada, Elissa dormía mucho más.

Había muchos asuntos en la empresa de Rafael que necesitaban atención, pero él había rechazado las llamadas de su secretaria al menos dos veces.

Entonces llegó la tercera llamada.

Se refería a Sandra.

Cuando aún estaba en el hospital, Sandra se había cortado las venas.

Cuando quedó claro que Rafael no iba a ir a verla, montó una escena hasta quedar exhausta.

Pronto se dio cuenta de que nadie la tomaba en serio.

Un momento después, cuando nadie la veía, se cortó las venas y acabó en un charco de su propia sangre.

Mientras la rescataban, no paraba de gritar el nombre de Rafael.

Su estado era muy grave.

De hecho, los médicos no estaban seguros de poder salvarla.

Si Sandra muriera, sería una gran noticia.

En definitiva, sería otro duro golpe para la empresa de Raphael.

Aunque Elissa le diera todo su apoyo, seguiría siendo difícil que la empresa se recuperara.

Al terminar la llamada, Rafael sintió un nudo en la garganta.

Sabía que tenía que tomar una decisión, y la tomó en cuestión de segundos.

Tuvo que ir al hospital inmediatamente.

Ya fuera por sus intereses o por otras razones, tenía que hacerlo.

Eso era todo.

Al ponerse los zapatos, vio que Elissa ya se había despertado.

Se miraron sin decir palabra.

La expresión del rostro de Elissa era compleja.

Era obvio que había oído lo que dijo la secretaria y sabía exactamente a dónde iba Rafael.

Rafael tampoco tenía intención de ocultárselo.

Le acarició la cara y le dijo con voz ronca: «Algo ha ido mal en el hospital. Tengo que ir allí enseguida».

Pero Elissa permaneció en silencio.

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