La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 1971
Capítulo 1971:
En tono alegre, Raphael se volvió hacia Elissa y le dijo: «Parece que el asunto se ha resuelto, así que no tienes que preocuparte más».
Al oír sus palabras, Elissa forzó una sonrisa.
Cuando estaba a punto de entrar en el coche, surgió de la nada una voz de mujer que decía: «¡Mentirosa desvergonzada! Por tu culpa, mi Sandy se ha convertido en el blanco de todas estas críticas».
¿Cómo puedes ser tan cruel? Cuando salías con Rafael, él ya tenía una relación con mi hija. ¡Zorra!»
Tras la acusación, se lanzaron una docena de huevos contra Elissa.
Por suerte, Rafael la protegió con su brazo.
Sin embargo, una yema consiguió golpear la cara de Elissa.
El líquido espeso y maloliente resbaló por su mejilla, dejándola totalmente humillada.
Elissa nunca se había enfrentado a algo así.
Se quedó en silencio, observando cómo el guardia de seguridad se hacía cargo de la mujer y amenazaba con escoltarla a comisaría.
Mientras tanto, Rafael le limpió suavemente el líquido de la cara con un pañuelo de papel.
Parecía tan cariñoso.
Con el líquido maloliente aún en la cara, Elissa se volvió hacia Raphael y le preguntó con voz apagada: «¿Esa mujer es la madre de Sandra?».
Tras una breve pausa, Rafael asintió.
«¡Sí! Esa mujer es la madre de Sandra», dijo.
A pesar del sol brillante y cálido, Elissa sintió un escalofrío al oír su respuesta.
La sensación de frío parecía calarle hasta los huesos, y de repente se sintió desesperada.
En el lado opuesto, la madre de Sandra persistió en sus acusaciones, exclamando: «¡Ingratos! Mi hija sigue hospitalizada. ¿Cómo os atrevéis a difamarla de esta manera? ¿Dónde está vuestra conciencia?».
De repente, Elissa apartó a Raphael y se acercó a la mujer.
La mujer había intentado arañarse la cara, pero el guardia de seguridad la sujetó con firmeza, impidiéndole soltarse.
Fijando la mirada en la mujer, Elissa habló en voz baja, con un tono de frustración.
«Son tu hija y Rafael los que se equivocaron. ¿Por qué desatar toda tu furia contra mí? Seguramente ella no podía ignorar el compromiso de Rafael, dado que compartían el lugar de trabajo. Además, la noticia de nuestra relación era generalizada. Y aún así, ¿me culpas a mí por decir la verdad en la rueda de prensa?
¿Por qué no responsabilizas a Rafael en vez de dirigir toda tu ira hacia mí? Apuesto a que deseas que pierda a mi bebé o que me divorcie de Rafael en un arrebato para que tu hija ocupe mi lugar, ¿verdad?».
Al oír las palabras de Elissa, la mujer se quedó atónita y apartó la mirada.
Después de un momento, argumentó: «Sandra ahora es discapacitada. No tiene futuro».
Parecía totalmente desesperada mientras murmuraba.
Suplicando a Elissa que se divorciara de Raphael, le suplicó: «Señorita Palmer, usted es inteligente y procede de un entorno acomodado. Encontrar a otra persona no le supondría ningún esfuerzo. Le imploro que perdone a mi hija; el Sr. Jones es su único consuelo».
Sin embargo, Elissa se limitó a ignorarla.
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