Capítulo 1959:

Sentían una profunda simpatía por la pareja, pero no se dijo ni una palabra al respecto.

A mediodía, se toparon con una noticia impactante en Internet.

La joven podría no volver a caminar y probablemente pasaría el resto de su vida en una silla de ruedas.

Abrumada por el dolor, su madre había intentado saltar desde el edificio de Pryor Technology, pero afortunadamente fue detenida justo a tiempo.

Cuando Olivia vio la noticia, no pudo evitar sentir lástima por la joven.

Hacia la hora de comer, cuando Dylan se disponía a marcharse, hizo una pausa y preguntó en voz baja: «¿Estás preocupada por él?».

Olivia hizo una pausa, momentáneamente sorprendida antes de comprender a qué se refería.

Siguiendo sorbiendo su sopa, respondió con calma: «No tengo tiempo para esas cosas, Dylan. Es más, aunque lo tuviera, no necesitaría informarte. Ya no somos pareja».

En lugar de enfadarse, Dylan se echó a reír.

Mirando su expresión serena, dijo con una leve sonrisa: «¡Tienes razón! Ya no tenemos nada que ver, así que no me debes ninguna explicación».

Sus palabras parecían directas, pero escondían una sutil burla.

Olivia se quedó sin palabras.

Después de que Dylan se fuera, Laura, que estaba sentada frente a Olivia, tomó un sorbo de su sopa y dijo: «Es increíble lo humilde que parece Dylan ahora».

Olivia bajó la mirada y respondió suavemente: «No tiene elección».

Laura asintió solemnemente: «Tienes razón. Es hora de que pague el precio».

Mientras tanto, en la sala VIP del hospital, Sandra Lee yacía en cama, rodeada de los mejores cuidados médicos que el dinero podía comprar.

A pesar del lujoso entorno, el pronóstico era sombrío: nunca volvería a caminar.

Su desgracia se vio agravada por su madre, que, a pesar de proceder de un pueblo pequeño, tenía facilidad para hacerse la víctima inocente.

En la sede central de Pryor Technology se convocó una reunión a toda prisa para abordar la crisis.

Tras una profunda discusión, llegaron a la conclusión de que Elissa tenía que dar un paso al frente y anunciar que Rafael y Sandra habían puesto fin a su relación mucho antes de la boda.

En otras palabras, Elissa tenía que estar al lado de Raphael en todo esto.

Esta estrategia parecía la mejor manera de proteger la reputación y los intereses de la empresa.

Pero esta situación era increíblemente injusta para Elissa.

Acababa de casarse con Rafael y esperaba un hijo suyo, ¡pero tenía que limpiar su desastre! La situación era francamente desgarradora para ella.

Rafael llegó a casa del trabajo y aparcó el coche delante del chalet.

Ya era de noche, y la luz del interior de la casa brillaba con un ambiente cálido y acogedor.

Un criado se acercó, le abrió la puerta del coche y le dijo: «¡La señora Jones no ha salido de su habitación en todo el día!».

La nuez de Adán de Rafael se balanceó mientras respondía con indiferencia: «Ya veo».

Salió y se dirigió directamente al porche de la villa.

El vestíbulo estaba en silencio, y el segundo piso también.

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