La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 1942
Capítulo 1942:
🍙🍙🍙🍙🍙 Bajo el resplandor de la lámpara de araña, Edwin estaba impresionantemente guapo.
A pesar de sus años de matrimonio, la fascinación de Laura por él no se había desvanecido.
Edwin la miró y preguntó en voz baja: «¿De verdad, Olivia se preocupaba por él?».
Laura negó con la cabeza.
Edwin rió suavemente y dijo: «Ya te lo he dicho, ¡no puedo controlar muchas cosas! Además, ahora que Dylan se ha trasladado a Chequia para recuperar a Olivia, ¿debería alterar también nuestras vidas? ¿Mudar nuestros negocios a otra ciudad sólo para vigilarle?».
Laura se quedó muda, mirándole fijamente.
Edwin le acarició suavemente la mejilla y le dijo: «¡Oh, niña tonta!».
Mientras tanto, Olivia había abandonado la fiesta antes de tiempo debido a su encuentro con Dylan.
Su chófer la esperaba abajo.
Cuando Olivia se acercó, él acudió rápidamente a atenderla y le preguntó: «¿Se dirige sola a casa, señorita Evans?».
«Sí, mi madre se encontró con unos viejos amigos, así que se quedará un poco más», respondió Olivia con una sonrisa.
Se tocó suavemente el vientre y añadió: «De todas formas, ¡estoy bien! El bebé ha estado muy tranquilo hoy».
A pesar de sus promesas, el conductor ayudó con cuidado a Olivia a entrar en el coche y cerró la puerta tras ella.
Al levantarse, se dio cuenta de que Dylan estaba cerca.
El conductor esbozó una sonrisa incómoda y dijo: «¿Cómo está, señor Wright?».
«Lo estoy haciendo bien. ¿Nos dejas un momento? Necesito hablar con Olivia», dijo Dylan.
El conductor hizo una pausa para reflexionar y luego llamó a la ventanilla.
«¡Srta. Evans, el Sr. Wright desea hablar con usted!»
En ese momento, Olivia bajó la ventanilla.
«Esto es para ti», dijo Dylan, extendiendo las joyas hacia ella.
Olivia le miró en silencio durante un momento.
Al cabo de un rato, dijo con voz fría: «Dylan, me regalaste muchas joyas cuando aún estábamos juntos. Lo dejé todo cuando me fui de tu casa. Nunca me quedé con las joyas que me regalaste antes, y desde luego tampoco quiero esto. Así que quédatelas. Puede que algún día le encuentres un uso».
La miró fijamente, esperando hacerla cambiar de opinión.
Pero Olivia se mostró decidida y cerró la ventana tras su declaración.
La verdad es que la situación era difícil para ambos.
Olivia esperaba que Dylan lo dejara pasar para aliviar su propio dolor, ya que su continua presencia sólo le parecía una tortura.
A continuación, el conductor subió al coche y arrancó el motor.
De repente, las lágrimas aparecieron en los ojos de Olivia, demostrando que, a pesar de su firme postura, aún le costaba mantenerse distanciada de Dylan.
Entonces empezó a llover de nuevo.
Empapó la costosa tela y empapó el traje de Dylan, aunque éste parecía indiferente.
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