Capítulo 1869:

A decir verdad, como Edwin había sugerido, Dylan no era una mala persona. En realidad, Olivia aún sentía algo por él. Sin embargo, le costaba enfrentarse a él después de todo lo que había pasado.

A pesar de pensarlo detenidamente, no conseguía decidirse.

Dos horas más tarde, cuando Dylan regresó a la oficina, Olivia permaneció de espaldas, incapaz de mirarle. Al ver la solitaria figura de Olivia, Dylan no pudo resistirse a rodearla con sus brazos por detrás. A pesar de la resistencia inicial de Olivia, Dylan la abrazó con más firmeza.

En voz baja, le murmuró al oído: «Olivia, ahora soy infértil».

Podía seguir intimando con ella, pero fecundarla estaba descartado. Dylan luchaba con la incertidumbre, inseguro de si Olivia aún lo deseaba o si lo rechazaría por ser sincero demasiado tarde.

A pesar de su incertidumbre, se sentía obligado a ser sincero con ella. Por otro lado, la reacción de Olivia fue inmediata al escuchar las palabras de Dylan.

Ella no había previsto que la razón por la que él había decidido marcharse sería algo de esta naturaleza.

¿Dylan ya no podía concebir un hijo con ella?

Tras un prolongado silencio, a Olivia le tembló la voz al preguntar: «¿Cómo te has enterado?».

Dylan respondió con el corazón encogido: «Me sometí a un examen exhaustivo. El médico me informó de que la viabilidad de mi esperma es extremadamente baja. Es casi imposible que pueda engendrar un hijo con nadie. No podré tener un hijo contigo, Olivia».

Reflexionó con ansiedad, preguntándose si a Olivia le molestaría la noticia o si seguiría aceptándole. Al mismo tiempo, también temía que ella dejara de desearlo a causa de esta revelación.

Olivia se volvió hacia él y le tocó suavemente la cara. En un tono calmado, le dijo: «¿Por eso creías que Rafael era más adecuado para mí que tú y por eso mantenías a Gina cerca? Dylan, tu fertilidad no me importa tanto. Pero creo que me debes una explicación sobre la naturaleza de tu relación con Gina».

Tras una breve pausa, continuó: «¿La has besado o tocado? ¿Te has acostado con ella?».

Tras formular su pregunta, Olivia fijó su mirada directamente en Dylan. La habitación se sumió en un silencio espeluznante; el único sonido era el zumbido del aire acondicionado, haciendo que los segundos se alargaran hasta parecer siglos hasta que Dylan finalmente susurró: «Nunca he tenido ningún contacto íntimo con Gina».

Olivia permaneció en silencio, con los ojos clavados en él. Aunque se conocían desde hacía años, Dylan no podía adivinar lo que Olivia estaba pensando en aquel momento.

Entonces, su asistente interrumpió con un golpe en la puerta, diciendo: «Señor Wright, hay una llamada para usted».

«Pídales que llamen más tarde», respondió Dylan con calma, con los ojos aún clavados en Olivia.

El asistente accedió y se marchó sin decir nada más.

Dylan alargó entonces la mano y estrechó a Olivia entre sus brazos, sin pronunciar una sola palabra. Olivia no se resistió, pero tampoco lo abrazó.

El abrazo no fue dulce; parecía más bien que Dylan estaba declarando sus sentimientos a solas. Permanecieron en esa posición durante mucho tiempo. Olivia intentó separarse varias veces, pero Dylan la agarró con fuerza.

Le susurró al oído: «No me rechaces, Olivia. Por favor».

Olivia contuvo su frustración y respondió con voz ronca: «Dylan, no soy un objeto que puedas desechar cuando acabes conmigo y recuperar cuando vuelvas a tener ganas».

Finalmente, consiguió apartarlo. Pero no pudo escapar cuando Dylan se movió y la abrazó con más fuerza. Se inclinó hacia ella, respirando en su cuello, haciendo que sus piernas flaquearan.

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