La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 1698
Capítulo 1698:
A Leonel le temblaron los labios y los músculos de la cara se le crisparon sin control.
Ahora que el arce había cambiado de color, ¿tendría realmente la oportunidad de empezar de nuevo con Alexis?
De regreso, Alexis tomó un medicamento para detener la hemorragia.
La herida parecía desalentadora, pero en realidad no era nada. Cuando llegó a casa, la hemorragia había cesado.
La villa estaba en silencio.
En el salón, Waylen estaba sentado en el sofá, con una revista económica en las manos. Su atención, sin embargo, parecía estar en otra parte.
Cuando Alexis entró por la puerta, Waylen levantó la vista y se fijó en el corte de su muñeca.
«¿Qué ha pasado, Alexis?»
Al oír la suave voz de Waylen, Alexis se detuvo, sorprendida. A pesar de ser madre de tres hijos, a los ojos de Waylen seguía siendo la niña que se acurrucaba en su regazo, escuchando atentamente los cuentos de hadas que le leía hasta bien entrada la noche.
«Estoy bien, papá», respondió Alexis en voz baja.
«¿Me mientes, niña? Lo llevas escrito en la cara. ¿Te enteraste de la lesión de Leonel?».
Alexis parpadeó, dándole a Waylen una mirada en blanco.
Al ver su respuesta, Waylen no insistió más.
Cogió el botiquín y vendó con cuidado el corte de la muñeca de Alexis. Al principio, Alexis se resistió, lo que hizo que Waylen la amonestara con firmeza: «Pórtate bien, Alexis».
Mientras le vendaba la herida, Waylen preguntó: «Ahora que lo sabes, ¿qué harás? ¿Reunirte con Leonel para recompensarle? Sé que no es fácil para ti romper los lazos por completo. Después de todo, Leonel y tú habéis crecido juntos, y ahora él ha sacrificado una pierna. Pero sigue a tu corazón antes de decidir nada, Alexis. Hay muchas maneras de recompensarle. Sólo quiero que no salgas lastimada, ¿de acuerdo?».
Alexis comprendió lo que Waylen trataba de decir.
Escuchó en silencio, reflexionando durante un tiempo considerable antes de responder en voz baja: «Papá, no puedo predecir el futuro, pero estoy segura de que me arrepentiré el resto de mi vida si no hago esto. Más que eso, no puedo dejar que evite enfrentarlo».
Alexis había visto señales de que Leonel aún albergaba sentimientos por ella, aunque su orgullo le impedía admitirlo.
Temía su desdén o su lástima.
En realidad, Alexis ni se compadecía de Leonel ni buscaba saldar una deuda con él.
Si tenía que precisar su motivo, era simplemente que sus sentimientos por él persistían.
Tras escuchar su determinación, Waylen se guardó de hacer más comentarios. Desde el accidente de coche, confiaba en que Leonel ya no haría daño a Alexis. Su futuro dependería de ellos.
Como hombre orgulloso que era, Waylen sospechaba que incluso si Alexis cambiaba de opinión, Leonel podría no corresponderle. El orgullo le hacía tan testarudo como el propio Waylen.
Después de curar su herida, Alexis subió las escaleras.
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