La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 1600
Capítulo 1600:
Con una palmadita reconfortante en la mano de Rena, el médico sonrió. «Ella va bien. No espero que el parto dure más de dos horas, y el bebé está bastante animado. Parece ansiosa por conocer el mundo».
Aliviada, Rena expresó su deseo de estar presente en el parto. De pronto, Leonel, con la voz ronca, intervino: «Mamá, déjame estar con Alexis». Evelyn se aferró a su mano con fuerza.
Rena se enfrentaba a una decisión difícil, pero el médico intervino: «Alexis ha pedido que nadie la acompañe».
La mirada de Leonel se volvió distante mientras se apoyaba en la pared, mirando fijamente la puerta de la sala de partos que lo separaba de Alexis. De repente, el grito agudo de una mujer resonó en la sala de partos contigua, un crudo recordatorio del dolor que podía provocar el parto.
Leonel palideció y le temblaron los dedos. En ese momento, se sintió arrepentido. Había querido un bebé sobre todo para tener a Alexis cerca, pero ahora ella estaba sufriendo la agonía del parto por culpa de su egoísmo.
Waylen, testigo de la angustia de Leonel, se indignó. «¿Qué hace ahora el arrepentimiento? El bebé ya casi está aquí».
Leonel murmuró una disculpa.
El desdén se reflejó en su rostro, Waylen se volvió para mirar la puerta de la sala de partos, su mente consumida por la preocupación por su hija. Albergaba un ferviente deseo de enfrentarse a Leonel con más agresividad.
En ese momento, la puerta de la sala de partos se abrió. Una enfermera salió y se dirigió al médico: «Dr. Hill, el cuello del útero está completamente dilatado, a diez centímetros. Por favor, venga rápido».
El Dr. Hill se apresuró a entrar. En el pasillo, la familia Fowler permaneció en un tenso silencio. Nadie sacó a relucir quejas pasadas ni abordó temas incómodos con Leonel. La espera parecía interminable. Al final, Marcus rompió el silencio y le ofreció un cigarrillo a Leonel.
«He dejado de fumar», rechazó Leonel.
Marcus se burló y se fue a fumar solo.
En la sala de partos, el equipo médico seguía asistiendo a Alexis. Cuando el cuello del útero se dilató por completo, el dolor se intensificó y se le formaron gotas de sudor en la frente. Sin embargo, apretó los dientes, decidida a no gritar. Cuando la lámpara del techo parpadeó ligeramente, Alexis se sintió abrumada por una oleada de recuerdos.
«Alexis, tengamos otro bebé».
«Alexis, prometo no volver a hacerte daño, y no dejaré que Anika ni ninguna otra mujer se interponga entre nosotros».
Pero Leonel, es tarde, no puedo olvidar la imagen de ti besando a Anika, pensó Alexis para sus adentros. En medio de sus dolores de parto, las lágrimas corrían por el rostro de Alexis. Impulsada por una mezcla de angustia y resentimiento, gritó mientras nacía el bebé. El dolor era intenso.
El bebé, Cordelia Fowler, llegó a las 10:10 de la mañana, un momento que parecía perfectamente programado. Pesó tres kilos y midió 55 centímetros.
«Es preciosa, como su madre», comentó la enfermera.
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Nota de Tac-K: Pasen un excelente fin de semana queridas personitas, Dios les ama y Tac-K les quiere mucho. (ɔO‿=)ɔ ♥
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