Capítulo 1528:

Colocaron a Alexis en el centro de la cama. Antes de que pudiera levantarse, Leonel estaba sobre ella. Su peso la inmovilizó y, cuando Alexis levantó la mano para abofetearle, él le agarró las muñecas y se las puso por encima de la cabeza. Aspiró profundamente su aroma y le susurró al oído: «Hagamos un bebé aquí».

Al oír aquello, Alexis se quedó de piedra. ¿Leonel quería tener un hijo con ella? Se defendió ferozmente, gritando su nombre y lanzándole insultos. Sin embargo, Leonel parecía imperturbable.

Acurrucó la cara en su cuello y le susurró: «Alexis, quiero empezar de nuevo contigo. Si pudiéramos tener otro hijo, Evelyn y Daniel serían tan felices… No tengas miedo. Estoy preparado para esto. No te pasará nada».

Al darse cuenta de que hablaba en serio, Alexis rompió a llorar. «¡Leonel, cabrón!», gritó.

Leonel sabía que se había equivocado. Pero sentía que no tenía otra opción y pedirle perdón a Alexis parecía inútil. Así que, con una mano trabajando para desabrochar su ropa, Leonel comenzó a besarla. Tal vez aún no totalmente obligado por sus deseos, suplicó con voz tensa: «¡No me rechaces, Alexis!».

Alexis volvió la cara, esquivando sus besos y sus caricias. Sólo sentía repulsión. Por su mente pasaron visiones de Leonel abrazando y besando a otra mujer, Anika, en aquel apartamento.

En voz baja, preguntó de repente: «¿Hacías lo mismo cuando estabas con Anika?».

Al oír sus palabras, el cuerpo de Leonel se puso rígido.

El aire se volvió gélido, enfriando la habitación. Sólo sus alientos llenaban el vasto espacio, pero tanto Alexis como Leonel carecían de entusiasmo. El ambiente era lúgubre.

¿Desde cuándo el sexo se había convertido para él en una prueba de propiedad, en lugar de una expresión de deseo? Estaba desesperado por demostrar que aún les quedaba algo, lo que fuera.

Las palabras de Alexis atravesaron a Leonel como una cascada helada. Su energía se agotó, pero se negó a aceptarlo. La besó hambriento, con la esperanza de reavivar su pasión perdida.

«Alexis, no me acosté con Anika».

La abrazó, con voz ronca. «¿Recuerdas cuando todo iba bien entre nosotros?»

Alexis no pudo apartarlo. Le sujetó las muñecas por encima de la cabeza. Se dio la vuelta y enterró la cara en la almohada, avergonzada y asqueada. Finalmente, admitió en voz baja: «No me acuerdo».

«Haré que lo recuerdes, Alexis. Esta vez no volverás a olvidar».

Leonel guardó silencio, abrazándola, sintiendo su conexión. En el silencioso dormitorio, Alexis estaba atrapada, incapaz de moverse y obligada a soportarlo. Acabó acostándose con él otra vez.

Afuera, soplaba la brisa y el sonido de la risa de Evelyn llenaba el aire. Desde el accidente, no había estado tan alegre. Ahora jugaba feliz, con Ollie ladrando a su lado. A Alexis se le llenaron los ojos de lágrimas. Todo parecía tan absurdo.

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