Capítulo 1424:

El semáforo se puso en rojo. Marcus detuvo el coche y se volvió hacia su mujer.

«¿Recuerdas a un hombre llamado Calvin de hace años? Es como un hermano para Alexis».

El coche de Leonel estaba aparcado en la entrada del Grupo Waston. No hizo ademán de ir a buscar a Alexis al piso de arriba, ni siquiera de ponerse en contacto con ella.

Permaneció sentado en el coche, esperando en silencio.

Hoy, Waylen había recogido a Evelyn y Daniel. Leonel había enviado al personal de la villa a casa, preparando una comida para ellos dos. Su plan era ir a buscar a Alexis y mantener una conversación.

Junto al coche de Leonel estaba el de Alexis.

Tras aproximadamente una hora de espera, Alexis salió del Grupo Waston. La acompañaba la secretaria de Albert.

Parecían conversar, probablemente sobre temas femeninos. Alexis esbozaba una sonrisa sincera.

Leonel se quedó pensativo.

Hacía tiempo que no veía a Alexis sonreír de forma tan genuina. Siempre mantenía la compostura, sobre todo en presencia de sus hijos o durante las reuniones sociales. A los ojos de los demás, parecía la personificación de una esposa abnegada.

Sin embargo, para la mayoría, su matrimonio no era más que una fachada.

Alexis ya no dependía de Leonel.

Fiel a sus expectativas, su sonrisa vaciló al verle, aunque se recompuso rápidamente.

Acercándose a él, preguntó en voz baja: «¿Qué te trae por aquí? Podrías haberme llamado antes».

Habiendo sido informada de antemano sobre la pareja, Emma se marchó discretamente.

Fijando la mirada en su mujer, Leonel apagó su cigarrillo. Luego preguntó: «Tengo preparada una sorpresa para mi mujer. ¿Debería haberle informado antes?».

Alexis se abstuvo de discutir con Leonel en público.

Se acomodó en el asiento del copiloto, abrochándose el cinturón, antes de formular una pregunta. «Daniel y Evelyn se quedan con mis padres. ¿Cenamos con ellos o salimos?».

Leonel guardó silencio un momento, lo que hizo que Alexis lo mirara, sólo para encontrar su expresión inescrutable. Finalmente, sonrió y respondió: «He preparado una comida en casa. Cenemos juntos».

Sus palabras tenían un peso que hizo que ella se tensara ligeramente.

Sin embargo, ninguno de los dos reconoció abiertamente la verdad subyacente.

Durante todo el viaje reinó el silencio entre ellos, como si no hubiera temas de los que valiera la pena hablar.

Cuando el coche se detuvo en el aparcamiento de la villa, Alexis se desabrochó el cinturón e intentó salir. Pero se encontró con un chasquido cuando Leonel cerró las puertas.

Al no poder abrir la puerta, Alexis se volvió hacia él confundida y le preguntó: «¿Por qué la has cerrado?».

Tras una breve pausa, Leonel cogió un paquete de cigarrillos de la consola y extrajo uno. Sin embargo, al darse cuenta de que todas las puertas y ventanas estaban cerradas, abandonó la idea.

En su lugar, fijó la mirada en el frondoso césped verde que se extendía ante el coche.

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