La segunda oportunidad en el amor
Capítulo 1395

Capítulo 1395:

Melissa se detuvo un momento, bajó la cabeza y continuó lo más bajo que pudo, diciendo: «Por lo que he averiguado, ese trastornado de Axell, creyendo que eres la madre de Jeslyn, se la llevó, la encerró en una habitación oscura y no paró de gritarle que le dijera si de verdad era hija tuya y del señor Waston.»

Jessie tragó saliva con fuerza y murmuró débilmente: «¿Dónde está ahora?».

Melissa frunció los labios un momento y luego contestó: «Ahora está recibiendo tratamiento psicológico y nos han informado de que quizá tarde algún tiempo en sentirse cómoda con la gente.»

Jessie asintió lentamente y continuó siguiendo a Melissa por el pasillo hacia la sala de Albert.

De repente, se detuvo en seco, miró a Melissa y murmuró algo ininteligible.

Aun así, Melissa fue capaz de adivinar lo que Jessie quería decir.

Aunque Albert siempre le había ocultado a Melissa la identidad de Jeslyn, ella había sido capaz de averiguar quién era en realidad gracias a lo que había aprendido de Marcus.

Con una suave sonrisa en el rostro de Melissa, apretó ligeramente la mano de Jessie y dijo: «Una de las razones por las que Jeslyn siempre ha sido querida por el señor Waston era por el parecido entre su nombre y el tuyo. Durante bastante tiempo, el señor Waston consideró imposible estar contigo, de ahí que Jeslyn se convirtiera en su principal apoyo emocional. Cada vez que la llamaba por su nombre, probablemente le evocaba recuerdos suyos y del pasado que tuvieron juntos, lo que tal vez le llevó a lamentarse. Teniendo esto en cuenta, no es de extrañar que arriesgara su vida para salvar a Jeslyn de Axell. Sencillamente, la quiere mucho».

Las palabras de Melissa fueron seguidas de un silencioso gesto de consuelo mientras le daba unas palmaditas en el hombro a Jessie.

Respirando hondo, Jessie asintió lentamente y dijo: «Ahora entraré a verlo».

Con eso, empujó la puerta de la sala super VIP y entró en una habitación impresionantemente grande.

Había una sala de recepción, al final de la cual estaba la habitación de Albert.

Mientras caminaban hacia la habitación de Albert, Melissa informó a Jessie de que Jeslyn, negándose a separarse de su padre ni siquiera por un momento, se alojaba junto con Elsie en una pequeña suite que estaba detrás de la de Albert y dormía allí.

Dentro de la sala, Albert, pálido, se apoyaba en el cabecero de la cama y asentía con la cabeza mientras sus

subordinados le ponían al corriente de lo que ocurría en su empresa, el Grupo Waston. Cuando Melissa entró con Jessie, él las miró y abrió los ojos, sorprendido.

Aunque se habían conocido hacía unos días y su relación había avanzado un poco, ver a Jessie ahora seguía sorprendiéndole. Para que ella volviera tan pronto, ¿finalmente se estaba acercando a él?

Sonrió suavemente a Jessie y murmuró: «Estás aquí».

Como sus subordinados estaban cerca, Albert se aseguró de no parecer demasiado extasiado.

Cuando Jessie se acercó a él, Albert se incorporó y la fina colcha que lo cubría se deslizó hasta su abdomen, dejando al descubierto la gasa blanca manchada de sangre que cubría su herida.

Sin decir nada, Jessie, ahora pálida, levantó la colcha y le miró la herida.

Albert la dejó hacer lo que quiso y luego dijo con suficiencia: «Parece que te preocupas por mí».

Jessie levantó ligeramente la cabeza, con un nudo en la garganta al reprimir sus emociones, y preguntó: «Albert, ¿eres consciente de que tienes el bazo herido? ¿No deberías estar descansando para recuperarte? ¿Por qué demonios vas a ponerte a trabajar ahora? ¿Qué te pasa? Si mueres, ¿te llevarías el dinero a la tumba?».

Las palabras de Jessie hicieron que los altos ejecutivos del Grupo Waston que estaban alrededor murmuraran incómodos. Temían que Jessie se metiera en problemas por hablarle así a su jefe.

Ella simplemente actuó de una manera a la que ninguno de ellos podría atreverse.

Sin embargo, Albert simplemente continuó mirándola, sus ojos débiles y sin embargo gentiles. Apreciaba su comportamiento actual, admirando su audacia, su sensualidad y su falta de miedo hacia él.

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