La segunda oportunidad en el amor
Capítulo 1259

Capítulo 1259:

Supuso que ella diría que no, viendo que acababa de comer.

Pero para su sorpresa, Melissa chirrió: «¡Claro que sí! De todas formas aún es pronto. Qué te apetece comer?».

Complacido por su complacencia, le dio un beso como recompensa.

Finalmente, regresaron a casa. Marcus se preparó un plato de fideos con marisco. El delicioso aroma hizo que a los niños se les hiciera la boca agua, así que también preparó una tanda para ellos.

Le preguntó a Melissa si quería un poco.

Ella jugueteó con su teléfono, levantó la vista y dijo: «¡Estoy bien!

Ya he comido bastante hoy».

Marcus se puso en cuclillas y le dio una suave palmadita en la barriga.

«Sin presiones. Come si tienes hambre».

«Está bien, si insistes», cedió Melissa.

Marcus se rió de su juego de decir no pero querer decir sí.

Uniéndose a él, Melissa se dirigió hacia el comedor y susurró: «Supongo que estoy cogiendo tus costumbres».

Al oír esto, Marcus la miró, con el deseo parpadeando en sus ojos.

Al caer la noche, las luces de la villa se fueron apagando poco a poco.

Marcus estaba en la ducha.

Melissa, vestida con un cómodo pijama, estaba recostada contra el cabecero de la cama, revisando su teléfono. Finalmente, vaciló, mordiéndose el labio antes de enviar un mensaje a Albert. «Parece que Jessie se va al extranjero».

Después de pulsar enviar, dejó el teléfono a un lado.

Abrió un cajón y miró la carta de traslado de Albert.

Había tomado la decisión de quedarse, pero no se lo había comentado a Marcus.

No es que se lo hubiera preguntado.

¿Estaba seguro de que ella no se iría, o…?

Cuando la puerta del cuarto de baño se abrió, Marcus salió con la toalla aún enrollada en la cintura. Al ver la lámpara encendida y a Melissa aún despierta, se secó el pelo y se acomodó a su lado. «¿Por qué sigues levantada? ¿Me estás esperando? Cariño, recuerda que tenemos que abstenernos durante el primer trimestre de tu embarazo».

«No te estoy esperando», replicó Melissa, lanzándole una mirada mordaz.

El corazón de Marcus se derritió al ver su cara sonrojada.

.

.

.