La segunda oportunidad en el amor -
Capítulo 1092
Capítulo 1092:
Sus palabras no dejaban lugar a malentendidos.
Para ella, los sucesos de anoche no eran más que un _ hecho puntual,
Si no fuera por su hijo, habría sido como una aventura de una noche entre adultos. Marcus se reclinó en su silla, observándola en silencio por un momento.
Incluso ahora, su cuerpo seguía deseándola.
Pero, bajo él, latía una auténtica ira.
«¿Estás diciendo que lo de anoche fue un accidente?», desafió, con la voz teñida de amargura.
Melissa tarareó ligeramente.
Siempre la voz de la razón, añadió suavemente: «Marcus, compartir la cama una vez no resolverá nuestros problemas». Lo de anoche… no significó nada».
Su risa amarga flotó en el aire mientras se levantaba de su asiento, caminando detrás de ella y susurrándole al oído: «¿Qué tal si dormimos juntos unas cuantas veces más entonces?».
Melissa quiso decir que no habría una próxima vez.
Pero él la soltó.
A pesar de su enfado, Marcus mantuvo la compostura y terminó de desayunar junto a ella antes de llamar a Sylvia para pedirle un coche. Miró a Melissa mientras hablaba por teléfono. «Sí, estoy con Melissa. Tráele ropa», le dijo Marcus a Sylvia. «La suya está demasiado arrugada para ponérsela».
Frustrada, Melissa le lanzó una almohada.
¿Cómo podía ser tan desvergonzado?
¿Era ésta su idea de venganza?
Al otro lado de la línea, Sylvia colgó el teléfono, pensando en el estado de ánimo de Marcus la noche anterior. ¿Era feliz o infeliz?
Media hora más tarde, Sylvia llegó con dos conjuntos de ropa.
Marcus y Melissa se cambiaron antes de bajar las escaleras. Ella estaba lista para llamar a un taxi, pero Marcus la sorprendió abriendo la puerta del coche. «¡Sube! Te llevaré a la empresa».
Melissa miró el rostro inexpresivo de Marcus y se dio cuenta de que su actitud seguía delatando un persistente enfado.
Sin embargo, Melissa percibió un cambio en él.
En el pasado, habría levantado la nariz y se habría marchado con orgullo.
Melissa sintió que el corazón se le ablandaba un poco mientras tarareaba en señal de acuerdo y se acomodaba en el asiento trasero, seguido por Marcus.
Sylvia no pudo contener la risa mientras se sentaba junto a Ross.
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