La segunda opción del presidente
Capítulo 57

Capítulo 57:

Elena Está oscuro…

¿Dónde estoy?

¡¿Dónde está Sebastian?!

Espera, ¿quién es Sebastian?

Todo… Todo me duele mucho. ¿Por qué no puedo moverme? ¿Alguien me sostenía la mano? Se siente tan cálido y familiar. «Te extraño, petite pâquerette. Por favor, vuelve a mí». Uhm… ¿Quién era? ¿Era Sebastian? ¿Por qué sigo pensando en ese nombre? No puedo abrir los ojos, ¡¿por qué no puedo abrir los ojos?! Los siento tan pesados. Necesito… ¡Necesito levantarme, necesito moverme! Tal vez esta persona pueda ayudarme, espera puedo mover mi mano ahora y… ¡y mis ojos pueden abrirse! Vuelvo a mover la mano y, por fin, mis ojos empiezan a adaptarse a la luz. Un par de ojos color avellana me miran con expresión sorprendida e inmediatamente saltan y empiezan a besarme y a llamarme Elena.

¿Elena? ¿Ese era mi nombre? ¿Quién es?

«¿Elena?» Vuelve a preguntar y siento que las lágrimas caen por mis mejillas. Tengo miedo. No sé dónde estoy, ni cómo he llegado aquí, ni quién es este hombre. Pulsa un botón de la mesilla de noche y luego me mira con ojos doloridos. ¿Quién es usted? pienso, pero me doy cuenta de que en realidad hablaba con voz grave y veo que su expresión vuelve a cambiar. ¿Estaba enfadado? ¿Estaba triste? «¿Por qué estoy aquí? ¿Qué ha pasado?» Me cuesta volver a hablar debido a la sequedad de mi garganta, pero él se acerca más a mí y me acaricia el pelo. «Tranquila, Elena. El médico está de camino». Dice, intentando tranquilizarme, pero no siento que funcione. «No… no… ¿por qué estoy aquí? ¿Quién es usted? exclamo, sintiendo el dolor que recorre mi cuerpo. «¡Duele… duele!». grito justo cuando la puerta se abre de golpe y entra el personal del hospital.

«Dice que le duele», le dice al médico el hombre que me sujetaba la mano, «y no sabe quién soy». Me doy cuenta de que la última parte de su frase encierra mucha tristeza. ¿Era esta persona alguien especial para mí? Le miro pero no siento ninguna familiaridad, ninguna en absoluto. El médico y las enfermeras siguieron comprobando lo que sólo podía suponer que eran mis constantes vitales y haciéndome preguntas mientras lo hacían. No pude responderle cuando me preguntó mi nombre, pero supongo que es Elena, como me llamó antes el chico guapo. Tras unas cuantas pruebas y preguntas más, me inyecta algo en el gotero y se acerca al hombre de ojos avellana.

«Sebastian…» Digo y antes de que pudiera oír nada, se alejan y la oscuridad se apodera de mí una vez más.

Sebastian ¡Acaba de decir mi nombre, estoy seguro de que acaba de decir mi nombre!

«Amnesia temporal debido al choque. Esperaba que no fuera el caso, pero su resonancia magnética de esta mañana mostró que podría tener un ligero caso de amnesia. No había inflamación visible, así que creo que se pondrá bien. Tendremos que darle tiempo para que se adapte». dice el Dr. Harris, y me siento parcialmente aliviado. ¿Amnesia temporal? Eso espero… La mirada vacía de sus ojos me destroza por completo. Sus hermosos ojos azules, que solían estar llenos de tanto amor y adoración por mí, ahora estaban desprovistos de cualquier emoción.

«¿Por qué está inconsciente otra vez?» Pregunto cuando veo que sus ojos se cierran de nuevo. «Le he dado algo para el dolor. Su cuerpo aún se está adaptando al despertar, pero no volverá a su estado comatoso. Déjala descansar, por ahora, lo necesitará». Me dice el Dr. Harris y la examina una vez más antes de marcharse.

Entonces me quedo en la habitación con una esposa que no sabía quién era yo.

Debería habérmelo esperado; el accidente de coche fue grave y casi mortal. Ella habría sufrido algún daño cerebral en el proceso. Camino hacia la cama, me siento a su lado y suspiro de frustración. Se ha despertado, y después de tanto tiempo y tanta espera, no se acuerda de mí ni de nada. ¿Qué hago en esta situación? Supongo que lo único que puedo hacer es esperar a que recupere la memoria.

Apoyo la cabeza en la cama junto a ella y siento que se me aprieta el pecho. Dijo amnesia temporal, ¿verdad? Entonces, mi Elena no se iría para siempre… ¿o sí?

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