La pequeña novia del Señor Mu
Capítulo 740

Capítulo 740:

Las manos de Sasha se pusieron rígidas por un segundo, la vergüenza la detuvo. Sin embargo, respondió con franqueza: «Sí, señor».

Jackson le apartó la mano.

“Date una ducha y luego túmbate en la cama».

Un tono rosado apareció en el rostro de Sasha. Obedientemente, se dio una ducha rápida antes de salir con sólo una toalla a su alrededor. Comprobó si Jackson respondía mientras se tumbaba en la cama como él le había ordenado.

Jackson observó sus movimientos con cara de póquer y se arregló la corbata.

“Ponte algo de ropa, por favor. Esta noche no voy a hacer nada. Sólo quiero que duermas a mi lado».

Sasha se quedó desconcertada.

“¿Qué…?»

Jackson, sin embargo, no se repitió. Lo que él deseaba no era se%o sino dormir, desde que Tiffany lo dejó, no había disfrutado del respiro de la noche.

Eric regresó a casa y encontró a Tanya, no en su habitación durmiendo, sino esperándole en el salón con una sopa que le calentaba la barriga y que había preparado para él. Sabiendo que Eric no podría resistirse a beber si salía, ella había preparado la sopa para su posible dolor de estómago.

En medio del téte-a-téte que siguió, Eric suspiró.

“Creo que Jackson ya lo ha dejado pasar. Se ha traído a una chica para tirársela esta noche».

La sorpresa apareció en la cara de Tanya.

“¡¿En serio?!»

Eric, dándose cuenta un poco tarde de que Tiffany ahora trabajaba a sus órdenes, se apresuró a callar: «Psst, ni una palabra con Tiffany sobre esto, ¿Me oyes? Sólo lo digo».

Tanya enarcó las cejas.

“Bueno, no es que Tiffany haya mencionado nunca a Jackson cuando está con Ari y conmigo. Aun así… puedes contar conmigo», replicó.

“Es que… me da pena. De todas formas, deberías irte a dormir cuando termines esa sopa. Yo me voy a la cama, estoy agotada».

A la tarde siguiente, Aye, la antigua compañera de trabajo de Tiffany, le envió un mensaje.

“¿Qué pasó entre ustedes? ¿Y por qué no me dijiste que habías dimitido? Y hay una mujer nueva en su despacho desde por la mañana, ¡Todavía no ha salido!”

Tiffany la ignoró. No le dijo a Aye que se iba precisamente porque no quería molestarse en explicarle nada.

Un rato después, Aye envió una imagen en la que aparecía la susodicha mujer misteriosa. Era joven, guapísima, y venía con una aureola de inocencia juvenil. El fondo dejaba claro que la foto había sido tomada en compañía de Jackson.

La mera visión de ella estropeó el humor de Tiffany, que respondió con un chasquido: «Me importa un bledo. Hemos terminado. Sus asuntos no son de mi incumbencia.

Aye no había dicho nada después, tal vez se sintió conmocionada por el arrebato de la mujer.

A Tiffany se le había desinflado el ánimo más allá de lo esperado; sentía como si un bulto le oprimiera el pecho. Verla así le recordó a Tanya lo que Eric le había dicho la noche anterior, así que, compadecida, la consoló.

“Todo mejora, Tiffany. Puede que no tenga experiencia en relaciones, pero sé que el tiempo sutura todas las heridas. Se me rompió el corazón de dolor cuando murió el abuelo, pero ahora me siento mucho mejor. Cuando pienso en ello, ya no siento tanto dolor».

Los labios de Tiffany se estremecieron en una sonrisa sin gracia.

“Esta es la cuestión, ni siquiera quiero pensar en él, pero de alguna manera, alguien siempre me hablará de… ¡Su maldito todo! Y eso es lo que más me apuñala el corazón. ¿Por qué la gente no puede entender que se acabó para los dos? Ahora estamos separados, ya no hablamos, sólo…

¿No podemos ser dos líneas paralelas que nunca se cruzan? ¿Por qué mencionarlo? ¿Por qué me importaría si se consiguió una nueva mujer? No me importa, ¿Verdad? Me importa una mi$rda. Ya era así antes de conocerme».

De vuelta a la oficina, Jackson miró a Sasha con puñales en los ojos.

“¿Por qué estás aquí?»

«Yo… um, vi que te apresuraste a trabajar, y um», respondió Sasha con cautela, «pensé que podrías haberte saltado el desayuno, así que traje algo para ti. Está bien, lo sé, me iré ahora…”.

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