La pequeña novia del Señor Mu
Capítulo 235

Capítulo 235:

Después de que todos los demás se fueron, Will caminó hacia el salón.

“Ari».

Arianne se levantó y le sonrió.

“Qué casualidad, no sabía que también venías a la reunión. Vine con Mark para aliviar mi aburrimiento… ¿Cómo está tu pierna?».

Will no le hizo notar su ansiedad pero le sonrió cariñosamente.

“Ya está bien. Sólo la noto un poco rara cuando camino, pero mejorará con el tiempo. Veo que Mark te trata bien. Sólo espero que no estuviera fingiendo para los demás».

Arianne no continuó la conversación y cambió de tema.

“¿Quieres tomar algo? Puedo hacer café».

Will se lo pensó un momento y luego dijo: «Claro, perdona las molestias».

Arianne le sonrió y luego fue al despacho de Mark a preparar dos tazas de café, ya que en su despacho había más cosas que en la despensa. Dos minutos después de que volviera al salón con el café, se abrió la puerta de la sala de conferencias y salió Mark.

“Ari, ¿Qué estás haciendo?»

Arianne se esforzó por hablar con calma.

“Sólo charlando con Will. ¿No estás todavía en medio de una reunión? ¿Qué haces aquí fuera?»

«Pausa para ir al baño”.

Mark los miró a los dos y se fue al lavabo del fondo del pasillo como si nada.

Will cogió el café y le dio un sorbo.

“Ha salido para ver si los dos estamos haciendo algo a sus espaldas. Ya que le preocupa tanto que nos conozcamos, ¿Por qué crear la oportunidad? Qué hipócrita».

Arianne se sintió un poco deprimida.

“Yo también creo que es un hipócrita. Quizá deberías irte si no tienes nada más que hacer aquí. Si no, Mark seguirá haciendo pausas para ir al baño y la reunión no llegará a ninguna parte».

«De acuerdo. Llámame cuando quieras si me necesitas. También puedes enviarme un mensaje de texto. Pero claro… sé que no me encontrarás en circunstancias normales”.

Will sonrió resignado, luego se levantó y se fue.

Cuando terminó la reunión, Arianne siguió a Mark a su despacho para recoger unos documentos. Mark le preguntó despreocupadamente: «¿De qué han hablado?».

El descontento en el corazón de Arianne se desbordó.

“Eso fue deliberado, ¿Verdad? Sólo me trajiste aquí porque sabías que él vendría».

Hizo una pausa en sus pasos pero no dijo nada. Arianne siguió hablando.

“No necesitas hacer esto. Ya lo dije antes cuando fui a verle al hospital la última vez, no volveré a contactar con él. No vuelvas a hacerlo la próxima vez».

Mark permaneció en silencio. Después de coger los documentos de su despacho, se dirigió solo al ascensor. Arianne hinchó las mejillas y, cuando se cerró la puerta del ascensor, murmuró: «¿Tienes la osadía de enfadarte conmigo? Estaba claro que era tu problema. ¿Cómo puedes comportarte así?».

«¿Estás expresando tu descontento conmigo?”.

Giró la cara para mirarla, pero Arianne no pudo distinguir las emociones en sus ojos.

«Sí.» Se puso ligeramente de puntillas, por si no conseguía transmitirle su punto de vista. Aun así, seguía siendo mucho más baja que él. Se había dado cuenta de ello desde la primera vez que ambos estuvieron juntos. Entonces, ella era sólo una niña de ocho años y él acababa de convertirse en adulto. Sus huesos se habían desarrollado por completo y era tan alto que ella sólo podía mirarlo. Pensó que la diferencia de altura entre ellos se reduciría cuando ella creciera. Ahora se daba cuenta de que, por mucho que comiera, nunca llegaría a su altura.

Cuando Mark se dio cuenta de que Arianne estaba de puntillas, se le dibujó una sonrisa en la cara. Sintió el impulso repentino de burlarse de ella, así que la arrinconó. Apoyó una mano en la pared y la atrapó entre su cuerpo y la pared.

“Es inútil que expreses tu descontento. No puedes oponerme resistencia a menos que un día crezcas más que yo y puedas aplastarme. Pero a juzgar por la situación, creo que nunca tendrás la oportunidad en esta vida».

¿Se estaba burlando de ella? Miró la pantalla del ascensor. En cuanto el ascensor se detuvo en la planta baja, pisó su caro zapato de cuero a la velocidad del rayo y aprovechó su pequeña estatura para escapar de debajo de su brazo.

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