Capítulo 1625

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Mark sabía que ella tenía razón, pero ¿Significaba eso que su corazón atendería ahora a razones? No, su corazón seguía creyendo que perdía a Arianne para siempre, que nunca volvería, y su cuerpo respondía a su corazón abrazándola aún más fuerte sin dar señales de soltarla.

Sin saber qué hacer, Arianne se rindió y le dejó hacer lo que quisiera. Sin embargo, un rato después, ambos oyeron una serie de golpes impacientes en la puerta del cuarto de baño y la voz de Smore exclamando: «¡Mamá, papá! ¿Qué hacen ahí dentro? Smore también quiere bañarse».

Arianne apartó rápidamente a Mark de ella y abrió la puerta, dejando entrar a Smore.

“Le darás su baño más tarde, ¿De acuerdo? Yo estoy a punto de terminar el mío. Ah, y estás completamente mojado, Mark Ten cuidado de no resfriarte así».

Mark se agachó a la altura de Smore y lo miró detenidamente.

“Smore, hombrecito mío, ahora que vas a vivir sólo con mamá… que sepas que papá seguirá viéndote a menudo», arrulló suavemente.

“Nunca pienses que papá… que papá ha dejado de quererte…».

Smore ladeó la cabeza, con expresión solemne.

“La abuela me lo contó todo. La abuela odia a mamá, así que yo odio a la abuela. No estés triste, papá, porque a mamá y a mí nos gustas mucho».

Ver lo perspicaz y precoz que era Smore dio un pequeño pero significativo consuelo a Arianne. ¿No insistió Shelly en que Smore la llamara «abuelita»? Lástima, porque Smore veía claramente a Mary como su verdadera abuela. Sólo de pensar en lo furiosa que se iba a poner Shelly por haberle revocado varias veces el privilegio de abuela, Arianne sintió varias sacudidas de regocijo.

En el silencio de la noche, Mark renunció por completo a cualquier forma de contención y se perdió una y otra vez en ella. No se detendría hasta haber agotado sus fuerzas y las de Arianne.

Arianne esperó a que Mark se durmiera para irse a recoger sus pertenencias. Iba a mudarse mañana, después de todo, si por accidente olvidaba llevarse alguna de sus cosas de la mansión, tendría que volver otra vez.

De ninguna manera Arianne iba a someter sus ojos a la cara de asco de Shelly si podía evitarlo.

Mientras dejaban algunas de sus cosas en la habitación infantil de Smore, Arianne salió del dormitorio.

Enseguida encontró a Shelly de pie fuera del dormitorio, con la oreja pegada a la pared.

¿Cuánto tiempo llevaba escuchando sus actividades privadas?

La bilis se apoderó de Arianne.

“No tenía ni idea de que cayera tan bajo, señora. ¿Adónde se fue su vergüenza?» se burló Shelly.

“Tú tampoco tienes vergüenza, z%rra, así que ¿Por qué debería tenerla yo? Parece que tú también eres una z%rra, ¿No? Estás divorciada, por el amor de Dios. ¿Se%o fuera del matrimonio? Desvergonzada y gratuita», se burló.

“Será mejor que revises todas tus cosas y te las lleves. No sirve de nada fingir que te dejas algo sólo para tener una excusa para volver, veo a través de tus artimañas, mujer».

Arianne enarcó una ceja.

“¿Qué hay de malo en que dos adultos solteros hagan lo que todos hacemos responsablemente? Oh no, ¿Es ilegal? Pfft, dame un respiro. Además, te preocupas demasiado. No voy a inventarme excusas para volver aquí, resulta que pienso como tú en este sentido. ¿Mis razones? Simplemente no quiero mirar esa cara tan fea que tienes».

«Aquí tienes las llaves, no las sueltes, te he dado la llave maestra y la de reserva”.

Shelly metió las llaves del condominio en la mano de Arianne.

“Recuerda esto, Arianne: mientras yo viva y vigile esta casa, no podrás volver nunca aquí», proclamó con desprecio.

“No seas ingenua y pienses que tienes una correa sobre Mark a través de Smore. Actúa como si no pudiera dejarte porque, por desgracia, lleva tanto tiempo pegado a ti que no se ha fijado en otras mujeres mejores. Cuando se dé cuenta de la verdad de su divorcio, estoy segura de que poco a poco se irá olvidando de ti y seguirá adelante.

Cuando eso ocurra, dejarás de tener la más mínima importancia. Porque verás, todos los hombres son criaturas sensuales que anhelan la frescura, lo nuevo y lo no conquistado. Han pasado tantos años desde que se ató a ti, que ya debería estar harto de ti».

Arianne frunció el ceño antes de pasar junto a Shelly y entrar en la habitación de los niños.

Si Mark, como Shelly había predicho, seguía adelante con otra mujer, entonces ella tampoco seguiría aferrada a él. Si algo estaba destinado a ser, el destino haría que se quedara contra viento y marea; pero si no era así, entonces nada podría impedir que el destino se lo llevara.

A la mañana siguiente, Mark ayudó a cargar todas las maletas y las cosas de Arianne en el coche. Por lo que parecía, quizá planeaba enviar personalmente a Arianne y a Smore a su nuevo hogar.

Por supuesto, eso irritó a Shelly.

“Mark, querido, tienes muchos asuntos en marcha en la oficina, ¿Verdad? No deberías perder el tiempo como su chófer, ¿Verdad? Deja que uno de los tuyos lo haga por ti».

Mark la ignoró por completo. Cargó a Smore en brazos, subió al coche y se marchó, dejando a Shelly ardiendo y echando humo a su paso.

Mary miró el rostro enrojecido de la mujer y se burló con desprecio.

“Fíjate, una aspirante a pareja cree de verdad que va a controlar esta casa, ¿Eh? Bendita seas, pero Mark ha sido el único amo de la Familia Tremont durante tanto tiempo que hace tiempo que dejó de escuchar las palabras de alguien que no le importa. Crees que lo has ganado todo sólo porque ganaste esta vez, ¿Verdad? Ja, te olvidas, eres sólo un mortal. A ver si Dios permite que alguien como tú viva y mande a los demás hasta bien entrados los cien años”.

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