Capítulo 1310:

«¡Basta!» Intervino Tiffany furiosa.

“¿Él, haciendo esto por mí? ¿Quién demonios quiere tener esta pesadilla cerca? Yo no, porque ya me ha destrozado bastante la vida. Maldición, si no hubiera sido por ese pedazo de mi$rda, mi padre podría seguir vivo ahora, y mi familia no habría sufrido tantas penurias, ¡Y yo…!

Yo no habría pasado por tanto dolor. ¿No basta con hacer una de todas esas cosas? ¿Por qué ese asqueroso pedazo de mi$rda no puede dejarme vivir?

Le desnudé mi corazón, lo amé durante tres malditos años, ¿Y qué hizo ese imbécil para recompensarme? ¡Me usó y abusó de mí! ¿Y ahora el mismo idiota vuelve, sin invitación, con la ilusión de que «lo siente» y quiere expiar sus pecados? Que le jodan».

Cuanto más pensaba en cómo Alejandro había tratado metódicamente de congraciarse con ella desde que se conocieron, más aterrador le parecía todo. Dios, ¡Cómo soñaba con no cruzarse nunca, jamás, con nada relacionado con Ethan durante el resto de su vida!

Su arrebato emocional aturdió a Smore hasta el estupor, por lo que Arianne se apresuró a estrechar al chico entre sus brazos, tranquilizándolo.

«Tiffie, por favor, cálmate un poco. Mira, tú eres la única en todo este mundo que mejor conoce a Ethan, por eso ha vuelto a por ti, para hacer las paces con la culpa que le atormenta por haberte maltratado.

Ahora mismo, es un enfermo obsesionado condenado para siempre al infierno en el momento en que te echó de menos cuando estabas en tu mejor momento. Lo que le mantiene en pie es su p%rvertido deseo de volver a estar en tu buena gracia», señaló.

“Pero en última instancia, tú eres la dueña de tus relaciones. Ahora tienes a Jackson y a un hijo encantador. Lo que haga Ethan es entre él y Dios.

Sólo te lo decimos porque queremos que estés mentalmente preparada para lo que está por venir, para que cuando él mismo te lo diga no te quedes noqueada por la consternación”.

Tiffany estaba tan furiosa que se rió desdeñosamente.

“Vale, lo entiendo. Pero tío, ¡Tendré que estar muy dr%gada para aceptar cualquier expiación que ese pedazo de mi$rda pueda ofrecerme! ¿Las mi$rdas que me hizo? ¿Todos los dolores que me ha causado? Nunca podrá expiar ni una sola de ellas», gritó.

“Cree que me quiere, pero no es así. No ama a nadie más que a su asqueroso y maldito yo. ¿De qué otra forma podría permitirse hacerme daño una y otra vez? ¿Cómo si no puede justificar sus sucios intentos de separarnos a Jackson y a mí? Todo lo que ese imbécil quiere es sentirse mejor. Entonces puede envolverse en esta linda fantasía sobre cómo incluso los peores pecados pueden ser ‘expiados’. ¡Ja, es una broma!»

«Apuesto a que todos ustedes pensaron que decirme esto me mataría, ¿No? ¡Ja, pues no! Estoy muy enfadado, pero al final… me importa una mi$rda si es Alejandro o Ethan. Nunca más dejaré que ese monstruo me haga lo que quiera. Nunca más».

Mark deslizó un plato lleno de rollos de carne de un lado a otro ante Tiffany.

“¿Vas a comer eso?»

La mujer le dirigió una mirada exasperada.

“Perdona, pero ¿Tu gran cerebro no te dice que tu acción no encaja exactamente con el ambiente de ahora?”

Mark no se anduvo con rodeos y la interpeló.

“¿Qué quieres decir? Siempre te atiborras de comida cuando estás disgustada. ¿No es ahora el estímulo de apetito preciso para que te atiborres de esto?”

Tiffany no admitió nada, pero su mano la traicionó cogiendo inmediatamente los panecillos con una pinza y cociéndolos con el caldo hirviente de la olla caliente.

El caldo siguió burbujeando, pero el pavor en el corazón de todos fue remitiendo poco a poco hasta que lo único que quedó fue una paz aliviada. Quedó claro que, en su evidente circunspección, los amigos de Tiffany habían subestimado gravemente la fortaleza mental de ésta.

La mujer no era tan tonta como habían pensado, también podía ser perceptiva a los detalles más sutiles y a las pistas. Por eso, cuando se reveló la verdadera identidad de Alejandro, la reacción de Tiffany no fue más que un arrebato emocional.

Tiffany volcó los rollitos de ternera bien cocinados en el plato de Jackson y le dijo dulcemente: «Ahora ya sé por qué odiabas tanto que le dijera una palabra a Alejandro. A partir de ahora te haré más caso, cariño».

Jackson se lamió la comisura del labio.

“Más te vale cumplir esta promesa por el bien de mi salud mental. Ah, por cierto, empiezo a sentirme un poco lleno. Puedes quedártelos, oh, no añadas más a mi plato».

Tiffany le dirigió una mirada letal.

Jackson se retractó inmediatamente enterrando la cabeza en la comida que ella le preparaba. Tal y como pensaba, había que tomarse las palabras de una mujer con humor. Podía estar mostrándote la sonrisa más dulce en un segundo y, de repente, convertirse en un ogro al siguiente.

Aun así, Jackson estaba agradecido de poder liberarse por fin de aquella carga mental. A partir de ahora, se dijo, pasara lo que pasara, podrían afrontarlo juntos de verdad.

Por supuesto, a pesar de la jactancia de Tiffany, seguía un poco afectada por la revelación. Durante el trayecto de vuelta a casa, no estuvo muy animada.

Jackson tenía una mano en el volante y la otra le revolvía el cabello para tranquilizarla.

“Oye, estoy contigo. No tengas miedo».

Ella le apartó la mano de un manotazo.

“¿Yo, con miedo? ¡Ja! Por cierto, tengo que ir a casa de mi madre ahora mismo».

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