La pequeña novia del Señor Mu
Capítulo 1171

Capítulo 1171:

Mark parecía haber asumido que Arianne ya estaba dormida porque entró por la puerta, aún hablando por teléfono, en lugar de intentar ocultar la conversación.

“Me importa un bledo lo que pienses hacer», ladró.

“Sigue adelante y caga todos los problemas que quieras hasta que se acabe el mundo. A mí me da igual. Siento reventar tu burbuja, pero no soy, ni mucho menos, un hombre sin principios».

Al oír la furia acerada en su voz, Arianne dejó la pluma y levantó la vista hacia él.

Sus miradas se cruzaron y la expresión de Mark cambió ligeramente antes de colgar inmediatamente.

“¿Sigues despierta? ¿Qué haces en el salón?”

Arianne recogió hacia sí su borrador inacabado.

“Esperándote, ¿Qué más? ¿Con quién estabas hablando? Parecías enojado».

El cansancio surgió en sus ojos.

“No es nada. Voy a darme un baño. Deberías descansar pronto».

A Arianne le molestó bastante que desechara la pregunta. Había oído todas y cada una de sus palabras mientras hablaba por teléfono, y su instinto le decía que quien estaba al otro lado del teléfono era una mujer. Sin embargo, Mark había decidido mantener los labios sellados.

Arianne sólo quería entenderle o, al menos, saber qué le pasaba. ¿Acaso no era algo que se comparte entre marido y mujer? Odiaba sentir que había un muro invisible entre ellos.

Mark entró en el cuarto de baño mientras Arianne montaba guardia ante la puerta. Iba a hacer que aflojara la boca. No tenía que intentar recordar sus hábitos diarios: si se vive con una persona el tiempo suficiente, automáticamente se conocen sus horarios.

Mark solía bañarse durante media hora, pero hoy se había tomado diez minutos más. Fue este pequeño detalle lo que reforzó la conjetura de Arianne de que debía de estar en un aprieto para haber provocado esta «anormalidad».

Arianne escuchó el sonido de la ducha que se detenía antes de que se abriera la puerta. Inmediatamente, se lanzó a su interrogatorio.

“Quiero que me digas con quién estabas hablando».

Mark se quedó helado.

“Es un poco tarde, ¿No crees? No creo que sea un buen momento para hablar de ello. Aún tengo un asunto importante que tratar mañana en el trabajo, así que debería dormir».

Arianne frunció el ceño, su temperamento empezaba a encenderse. Esta misma mañana le había dicho que hablaría de ello esta noche, ¿Y ahora se comportaba como un teléfono con poca batería? Gracias a su viaje de negocios al extranjero, Arianne no había podido pasar tiempo con él durante casi medio mes. Y aun así, eso no era tan atroz como su costumbre de ocultarle todo sin motivo.

Arianne se dirigió a su cama y se tumbó con el ceño fruncido. Aquel hombre podía ser tan… exasperantemente machista a veces, sobre todo cuando la trataba como a la misma niñita a la que criaba y ocultaba cosas. Una corrección de su apestoso comportamiento tardaría mucho en llegar.

Percibiendo agudamente su disgusto, Mark trató de disuadirla en voz baja.

“Vamos. Estoy realmente cansado. No es una fachada para ocultarte algo».

Ella continuó hirviendo en silencio y se alejó un poco más de él, como si estuviera decidida a trazar una línea entre los dos.

Impotente, Mark se concentró en secarse el cabello antes de tumbarse a su lado.

“No te vayas a la cama enfurruñada. Shh. Duerme».

Un largo período de silencio siguió a sus palabras. Arianne se dio la vuelta y vio que el hombre ya estaba profundamente dormido. Estaba tan enfadada que estuvo a punto de despertarle de una patada, pero apenas pudo contenerse. Arianne detestaba la afición de Mark a sonsacarle información para luego ocultársela. Lo menos que podía hacer era no incitar su curiosidad burlándose de ella.

A la mañana siguiente, Arianne se despertó y encontró a Mark aún dormido. Reacia a hacer que Henry se molestara en mandarla al trabajo, decidió llamar a un taxi. Una pequeña parte de ella se preguntaba cómo irían las citas a ciegas de Brian, ya que éste no había regresado.

Nada más llegar a la desembocadura de la calle, divisó de repente el coche de Sylvain Trudeau justo enfrente. El coche era un modelo muy llamativo, así que no tardó mucho en divisarlo.

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