La novia más afortunada -
Capítulo 871
Capítulo 871:
Un hombre y una mujer rodaron por la cama y se tumbaron uno encima del otro. De repente, el primero remangó la ajustada falda de la segunda, dejando al descubierto sus hermosas y esbeltas piernas.
La camisa blanca de Janet se había desgarrado, dejando al descubierto sus turgentes pechos ligeramente ceñidos en su sujetador blanco. Estaban tan impecables como la porcelana si no fuera por las marcas rojas que Brandon les había hecho.
En ese momento, se sentó a horcajadas sobre la cintura de Janet y le quitó rápidamente el abrigo. Luego se movió para separarle las piernas y su ropa interior blanca bajo el vestido quedó al descubierto.
Estaba empapada y la parte central pegada a su vag!na. Brandon le quitó la ropa interior y acarició la húmeda vulva de Janet con su delgado dedo.
Tocó su tembloroso agujero y, de repente, introdujo un dedo en él. Mientras estimulaba su interior, le acarició el pecho al mismo tiempo.
En un instante, sus pez%nes se pusieron rojos y duros. Parecía como si estuvieran esperando a que los acariciaran y jugaran con ellos.
Janet, que estaba tumbada boca arriba, jadeó de expectación. Miró hacia abajo y vio a Brandon amasándole el pecho.
Como era grande, no podía sostenerlo con una mano y sólo podía apretarlo de diferentes maneras.
«¿Es suficiente?» Preguntó Brandon bromeando mientras miraba la expresión de placer en la cara de Janet.
Ella no contestó y se limitó a sonrojarse avergonzada mientras el dedo de Brandon daba vueltas dentro de su húmedo interior.
El dedo de Brandon era fino pero potente.
Mientras se frotaba contra su punto G, Janet gem!a y se estremecía.
«¿Vas a llegar al clímax otra vez?», preguntó con picardía.
Janet sólo pudo sonrojarse de timidez. Incapaz de aguantar más, Brandon se quitó los pantalones y apuntó su fuerte y dura p$ne a su agujero. Luego, muy despacio, se la metió hasta el fondo.
«Ugh… Es tan grande…» Janet inconscientemente Se agarró a la sábana, y el vacío y el calor de su cuerpo se disiparon al instante.
Mientras Brandon se movía cada vez más deprisa, su mente se quedó en blanco, como si hubiera caído en un profundo trance.
Después de correrse de nuevo, Janet sintió como si su cuerpo fuera a desmoronarse.
«Vamos al baño», susurró Brandon, con los cuerpos calientes y empapados de sudor.
«Estoy cansada». Janet respondió con voz temblorosa.
Sin decir nada más, Brandon la condujo al cuarto de baño y abrió la ducha. Pronto la puerta de cristal se cubrió de vapor.
Janet pensó que Brandon sería un caballero y se bañaría, pero se equivocó. Acompañada por el sonido de la lluvia afuera, otra escena er%tica ocurrió en el baño.
Con las piernas de Janet rodeando su cintura, Brandon la presionó contra la puerta de cristal.
Recorrió sus labios, bajó por su cuello y llegó hasta su clavícula. A medida que bajaba, el deseo de Janet se agitaba una vez más.
Brandon se inclinó hacia ella y le susurró seductoramente, «Estás mojada. ¿Quieres que vaya otra vez?».
Con los ojos cerrados, Janet asintió obedientemente. En cuanto Brandon obtuvo su aprobación, le acarició los pechos y jugó con sus pez%nes, haciéndola gem!r de placer.
Para echar más leña al fuego, le estimuló el clítoris, y todo su cuerpo tembló como una hoja. Sin embargo, Janet sintió un ligero y agudo dolor en el agujero.
Tal vez fuera porque Brandon la había f%llado demasiado fuerte. Janet lo apartó y dijo con voz ronca: «Me… duele».
Brandon se detuvo de inmediato. «¿Dónde te duele?”
“Ahí abajo…», respondió Janet ruborizándose.
Brandon levantó las piernas y se miró los labios rojos e hinchados. Estaban cubiertos de un líquido pegajoso, y parte de él seguía rezumando y goteando sobre sus muslos.
Mirando más de cerca, vio que su vag!na estaba hinchada y abierta: «¿Todavía te duele? ¿Te dolía mucho cuando lo hacíamos?», preguntó con preocupación.
Janet sollozó y contestó: «Te dije que pararas cuando te corriste la tercera vez».
De repente, algo le pasó a Brandon. Janet debía de estar renegando de él en ese momento porque le dolía, pero Brandon no pudo controlarse. Después de todo, no se habían visto en días, y lo más importante. Janet lo sedujo después de emborracharse.
También estaba furioso con ella por no protegerse bien de ella, así que no pudo evitar vi%lar su cuerpo de ella. Se divirtió, pero acabó haciéndole daño en su zona íntima.
Brandon le bajó la cabeza y la acarició suavemente.
Janet bajó la cabeza para ver lo que estaba haciendo.
Sus ojos se abrieron de sorpresa cuando vio que acercaba su cara a su vag!na.
«¿Qué piensas hacer?»
Brandon levantó las piernas y ordenó: «No te muevas».
Janet apretó los puños y los colocó torpemente sobre su pecho. Había adivinado lo que este hombre iba a hacer.
Nerviosa, intentó cerrar las piernas y protestó: «No…».
Sus labios húmedos, junto con su aroma salado, eran tan er%ticos. Sin dudarlo, Brandon sacó la lengua y los lamió.
«No… para… Brandon… por favor…» murmuró Janet mientras temblaba.
Por supuesto, Brandon no se detuvo y en su lugar entrelazó sus dedos con los de ella.
La punta de su hábil lengua entraba y salía de su agujero.
«Ugh. Ugh. Cariño…» Los ojos de Janet se pusieron en blanco al experimentar la sensación más sensual que había tenido en su vida.
A diferencia de su p$ne, la lengua de Brandon era húmeda, suave y flexible, y le proporcionaba un placer diferente.
El dolor de su agujero se disipó poco a poco y su vag!na empezó a contraerse.
Estaba deseando que Brandon volviera a llenarla.
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