La novia más afortunada
Capítulo 798

Capítulo 798:

George se alarmó al oír los pasos que se acercaban. El miedo que infundió en su interior, lo dejó inmóvil. De repente, sintió una palmada en el hombro.

«¡Urgh! Te lo ruego, ¡Ten piedad de mí! Por favor». George se cubrió la cara, gritando de horror.

Justo cuando estaba a punto de salir corriendo, el hombre de negro que estaba detrás de él comentó: «Tranquilo, amigo. En realidad estoy aquí para ayudarte, así que no tienes que correr».

George se recuperó, obligándose a calmarse. Miró de nuevo al extraño hombre y preguntó: «¿Quién es usted?» La noche era oscura y la lluvia arreciaba por momentos.

Por esas razones, George no podía ver la cara del hombre con claridad, pero podía decir que el hombre no era de la misma banda que le perseguía antes.

«Mi identidad no importa. Si quieres vivir, escúchame con atención. Puedo proporcionarte un lugar seguro donde esconderte». El hombre de negro se apretó el ala de la capucha de su impermeable.

La luz de la calle no iluminaba lo suficiente como para que George no viera más que la mandíbula del hombre.

Una vez recuperada la compostura, George preguntó: «¿No tienes miedo de Brandon? Puso una gran recompensa a cambio de capturarme».

Al cruzársele ese pensamiento por la cabeza, se puso más alerta. Tal vez este hombre también estaba detrás de la recompensa, al igual que los mafiosos de antes.

«Ya te he dicho que estoy aquí para ayudarte. Coge esta llave y ve a la habitación 2701 del Hotel Rainforest. Ya lo he preparado todo para ti. Allí hay un médico esperando para curarte la pierna».

El hombre de negro miró fijamente la pierna izquierda dislocada de George. «Si no te curas enseguida, serás un lisiado para el resto de tu vida», se burló.

George aceptó la llave-tarjeta y la sujetó con fuerza. Estaba a punto de decir algo, pero se tragó las palabras.

Todavía le preocupaba algo. En una situación así, no sería seguro para él ir a ninguna parte y sería estúpido creer tan fácilmente a un desconocido.

«Dime, ¿Por qué me ayudas cuando ni siquiera me conoces? ¿Es un engaño? ¿No? ¿Crees que soy tan estúpido?» George miró al hombre de negro, tirando la llave al suelo.

El aguacero arreciaba mientras se enfrentaban. Al hombre de negro no parecía importarle que la llave fuera arrastrada por la lluvia.

«¿Sabes por qué te persigue Brandon? Es porque robaste los diseños de tu novia y eso metió a Janet en problemas. Simplemente está intentando vengar a su mujer».

Luego se dio la vuelta y se alejó. «Eres un hombre ridículamente desagradecido.

Brandon es prácticamente un dios dentro de Barnes. Te atraparán en dos días. Y para cuando te encuentre, estarás en una situación mucho más miserable que ahora».

Al oír su comentario, George tembló de miedo. Luego se limpió las manchas de agua de la cara, recogió en silencio la llave del suelo y la sostuvo como si su vida dependiera de ella.

Aunque sabía que aquel hombre debía tener alguna intención oculta, la situación era grave y no le quedaba otra opción mejor.

«Está bien. Iré al hotel». George parecía haber perdido toda la fuerza que llevaba dentro cuando dijo esas palabras. Luego entró en un callejón oscuro y desapareció en la noche lluviosa.

Una vez que el hombre de negro estuvo seguro de que George se había ido, se dirigió a una zona cubierta e hizo una llamada telefónica. A través del teléfono se oyó la suave voz de una mujer. «¿Cómo le fue?»

«He encontrado a George. Ha ido al hotel con la llave de la tarjeta que le di».

El hombre de negro miró hacia el callejón vacío y sonrió.

En el hospital Barnes. Vivian estaba tumbada en una cama de hospital, con la cara un poco pálida. Cuando oyó lo que el hombre decía por teléfono, una leve sonrisa apareció en sus labios. «Genial».

Su siguiente paso era hacer un buen uso de George.

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