La novia más afortunada
Capítulo 470

Capítulo 470: Haciendo el amor

Ethan apartó la entrepierna de su ropa interior y deslizó los dedos en sus pliegues, frotando y acariciando su suave carne.

Janet se mordió los labios, pero eso no impidió que se le escapara un largo gem!do. Su cintura se levantó involuntariamente de la cama, incluso mientras se aferraba a las mantas bajo ella.

«Buena chica», dijo Ethan y le dio dos besos húmedos en la mejilla.

Se apartó y se enderezó antes de bajarse la cremallera de los pantalones y tirarlos al suelo. A continuación, enganchó los dedos en la cintura de sus vaqueros y de su ropa interior, entonces se los quitó de un tirón.

Janet se estremeció por el frío, pero Ethan estaba inmediatamente encima de ella, presionando su duro miembro contra su resbaladiza humedad.

Se frotó contra ella hasta que le chorreó hasta los muslos; entonces empujó lentamente dentro.

Ella estaba tan apretada que tuvo que detenerse y respirar profundamente para no perder el control.

Un leve dolor punzante acompañó el grosor de Ethan al entrar en ella.

Janet tuvo la vaga sensación de que la estaban estirando y no pudo evitar jadear ante la sensación.

Ethan la agarró por las pantorrillas y se preparó antes de enterrar toda su longitud dentro de ella.

«¡Ah! Ethan…» A Janet se le llenaron los ojos de lágrimas, mientras Ethan jadeaba en éxtasis.

Podía sentirlo palpitando dentro de ella, así como su pulso viajar desde donde estaban conectados a cada centímetro de su cuerpo.

Ethan levantó las piernas de ella y las rodeó por la cintura, luego se inclinó hacia ella y capturó sus dos muñecas con una mano, inmovilizándolas sobre su cabeza. Con la otra mano, acarició la mandíbula de Janet, provocando que sus labios se separaran para darle un beso profundo y caliente.

Le devoró la boca hasta que sintió que se relajaba y se aflojaba a su alrededor. Sólo entonces empezó a moverse, tirando hacia atrás y volviendo a p%netrar.

Ella parecía estar más apretada con cada empuje -o tal vez era él quien se hacía más grande-, pero él seguía empujando, y ella seguía tragándoselo.

El p$ne de Ethan brillaba en la tenue luz de la habitación.

A medida que aumentaba el ritmo, sus fluidos combinados se deslizaban por la tierna carne de ella y empapaban las sábanas.

La espalda de Janet se arqueó hacia arriba. Ethan seguía golpeando dentro de ella, con el rostro presionado contra la concha de su oreja, sus gruñidos cortos y roncos llenando el aire.

Se apartó un poco para soltarle las muñecas. Ella le rodeó inmediatamente el cuello con los brazos, dejando un rastro de huellas dactilares rojas en su ancho hombro mientras se aferraba a su vida.

Con las manos libres, Ethan le cogió los pechos y los apretó. Jugó con sus pezones con los pulgares, alternando entre sacudirlos y frotarlos en círculos perezosos.

«Oh…» Janet jadeó. Se convirtieron en una masa jadeante y retorcida de miembros entrelazados. El aire sobre ellos pronto se volvió espeso y pesado con sus respiraciones mezcladas.

Janet se sentía atrapada en una interminable red de placer, aunque no estaba del todo segura de querer escapar de ella.

Su cabeza se inclinó hacia un lado cuando otra oleada de felicidad cruda la lavó, y su mirada se posó en la ventana. La primavera estaba a punto de llegar.

Afuera, pequeños y delicados brotes aparecían en los árboles marchitos. Unos cuantos pájaros se posaban en las ramas, ansiosos por el comienzo de la estación cálida.

Janet se preguntó brevemente si serían gorriones o golondrinas… no podía saberlo desde esta distancia. Pero antes de que pudiera seguir reflexionando, Ethan volvió a tomar su barbilla y la giró hacia él para darle otro tórrido beso.

Los dedos de él se extendieron a lo ancho de su cuello mientras el balanceo de sus cuerpos se hacía más urgente.

Janet se estremeció ante la fuerza de todo aquello, y Ethan eligió ese momento para ponerle la palma de la mano en el bajo vientre, justo debajo del ombligo. La siguiente vez que se introdujo en ella, presionó al mismo tiempo, haciendo que ella se apretara aún más a su alrededor.

«¡Ah! No… Ethan…» Lo siguiente que supo Janet fue que unas ondas de placer se apoderaron de su cuerpo, arrancándole un grito de la boca.

Sintió que estallaba en un millón de pedacitos antes de caer al suelo. Se desplomó contra las almohadas, temblorosa y agotada. Podría haberse desmayado durante un segundo, pero a Janet no le importaba.

Ethan la p%netró por última vez, disparando su s%men caliente dentro de ella con un gruñido gutural y prolongado. Los ojos de Janet se abrieron y se encontraron con su mirada salvaje. Su lujuria no estaba ni mucho menos saciada, y eso se mostraba en su rostro.

Ella abrió la boca para decir algo, pero la gran mano de él le tapó los ojos y la obligó a cerrarlos. Él cambió la posición de sus piernas y continuó con otra ronda de su apasionada embestida.

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Nota de Tac-K: Ánimos en sus actividades en este inicio de semana, Dios les ama y Tac-K les quiere mucho. (─‿‿O)

Nota 2 de Tac-K: Gracias especiales a Pierina Borja, Raquel Velazquez, María A Escalona, Javier Fernández y Mirian Avila, por todo el apoyo extra al suscribirse n.n

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