La novia más afortunada
Capítulo 1990

Capítulo 1990:

Con la propuesta anterior

Los ojos de Janet se abrieron de par en par y su mano se levantó para taparse la boca en señal de incredulidad. «¡Vaya, es una noticia increíble! ¿Ya tienes planes? ¿Necesitas ayuda?»

Frank se aclaró la garganta, con tono serio pero pensativo. «Todavía estoy pensando en los detalles. Ya sabes, pedirme matrimonio es algo muy importante, algo que ocurre una vez en la vida. Quiero que sea perfecto para Elizabeth. No me precipito».

Janet asintió con complicidad. «Por supuesto. A las chicas les encanta ese momento especial, así que tómate tu tiempo. Oye, aprende de mis errores: habla con las chicas. Ellas se entienden».

Brandon le dio un abrazo tranquilizador, con evidente preocupación en su voz. «Parece que no estás satisfecha con la propuesta anterior. ¿Quieres que te proponga otra?».

Janet le sonrió. «¿Por qué no? Pero, ¿has pensado en el aspecto económico? Tal vez esperar hasta que hayas ahorrado lo suficiente».

Frank estalló en carcajadas, incapaz de contener su diversión.

Era bien sabido entre sus amigos que Garrett y Brandon habían cedido las riendas de sus finanzas a sus esposas después de casarse.

Con una sonrisa pícara, Frank bromeó: «Janet, si estás esperando una proposición elegante, quizá tengas que esperar a llegar a los cuarenta».

Brandon lo fulminó con la mirada en respuesta a la broma.

Janet rió entre dientes, extendiendo su oferta. «Frank, cualquier cosa que necesites, sólo dilo. La felicidad de Elizabeth me importa. Estoy aquí para ayudar en lo que pueda».

Frank asintió agradecido. «Definitivamente te llamaré. Tendrás un lugar privilegiado en nuestra mesa de bodas».

Envolviendo a Janet en un abrazo, Brandon bromeó: «Parece que tendremos que apretar más sillas en esa mesa». El trío intercambió sonrisas cómplices, su vínculo evidente.

Cambiando rápidamente de tema, Frank sugirió: «¿Vamos ya a la revisión?».

Tras un examen exhaustivo, Janet regresó al salón, acompañada de Brandon.

Durante el procedimiento, Janet sintió una conocida punzada de ansiedad. Los hospitales siempre tenían una forma de ponerla nerviosa, de desencadenar sus preocupaciones subconscientes.

Al sentir la incomodidad de Janet, Brandon la rodeó con el brazo. «Oye, no pasa nada. Recuerda que todas las revisiones anteriores fueron bien. Todo va a salir bien».

«No es eso, en realidad. Me quedé sin aliento de camino aquí. Probablemente sean los nervios del hospital. Me tomaré un respiro y estaré como nueva», dijo Janet.

Brandon le apretó la mano, con voz tranquilizadora. «Te tengo; no te preocupes».

Con una pequeña sonrisa, Janet asintió, apoyando la cabeza en su hombro.

Inesperadamente, Frank entró, observando el tierno momento entre ellos. «Resultados en una hora. Si prefieres no esperar, vete a casa. Llamaré más tarde».

Preocupado, Brandon preguntó: «¿Estás seguro? ¿No será tarde si tenemos que volver?».

«No te preocupes, está bien», dijo Frank con un movimiento de cabeza tranquilizador.

Janet asintió. «Gracias, Frank. Hoy me he tomado el día libre. Aún tengo bocetos que terminar».

Frank sonrió cálidamente. «No hay problema. Vamos, tómatelo con calma en estos primeros meses de embarazo. No dejes que el trabajo te canse».

«De acuerdo», aceptó Janet.

Guiándola hacia el ascensor, Brandon le recordó: «Ya has oído a Frank, ¿verdad? Tómatelo con calma».

«Claro», respondió Janet.

Cuando las puertas del ascensor se cerraron, Janet vislumbró una figura familiar a través del hueco. Era Anson.

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