La novia más afortunada -
Capítulo 1959
Capítulo 1959:
Janet volvió a su habitación y encendió la vela perfumada. Su fragancia, una mezcla de varias flores, llenó la habitación de un nuevo aroma.
Poco a poco empezó a sentirse incómoda, su respiración se volvió superficial.
Janet lo atribuyó a su embarazo; desde que se enteró, no se sentía ella misma.
A pesar de la incomodidad, Janet continuó con sus bocetos de diseño hasta que la somnolencia la venció y la adormeció ligeramente.
Cuando Janet despertó, se encontró de nuevo en la cama.
Brandon estaba a su lado, enfrascado en el papeleo. Al ver que Janet se removía, se inclinó hacia ella y le plantó un suave beso en la frente antes de preguntarle: «¿Aún tienes sueño? Llevas horas durmiendo». Sorprendida, Janet se incorporó de repente. «¡Oh, no, aún no he terminado mis bocetos!».
Brandon la tranquilizó rápidamente: «Oye, es fin de semana. Recuerda tomártelo con calma, sobre todo ahora que estás embarazada».
Le pasó la mano suavemente por el vientre redondo. «El bebé definitivamente no quiere que te estreses, cariño».
Preocupada por el bebé, Janet volvió a sentarse de mala gana.
Brandon se acurrucó detrás de ella y la rodeó con los brazos. «¿Cuándo crees que llegará nuestro pequeño? Parece que hace siglos que no estamos tan cerca».
Sus besos se hicieron más urgentes, dejando a Janet sin aliento. Su tierno abrazo se intensificó, dejando a Janet mareada y aturdida.
En la silenciosa habitación, el sonido de sus profundos besos llenaba el aire, agitando sus sentidos.
De repente, un chasquido rompió el silencio cuando el teléfono de Janet resbaló de su mano y cayó al suelo, sobresaltándolas a ambas.
«Mi teléfono…» murmuró Janet, tratando de alcanzarlo, pero Brandon la volvió a estrechar entre sus brazos.
«Eres tan dulce». Había un tono coqueto en su voz. Antes de que Janet pudiera responder, Brandon la acercó y sus labios se encontraron con los suyos en un beso apasionado, encendiendo una chispa entre ellos.
Con cuidado, Brandon ayudó a Janet a quitarse la ropa.
Al quitarse el sujetador, sus pechos rebotaron libremente, invitando a Brandon a tocarlos. Se inclinó hacia delante y se llevó a la boca uno de sus pezones rosados.
«Mm…» Janet no pudo evitar soltar un suave gemido mientras el placer la bañaba.
Después de quitarle los pantalones a Janet, Brandon deslizó la mano en sus bragas sin dudarlo.
Las piernas de Janet se abrieron y sus ojos se desviaron hacia la puerta parcialmente abierta. A pesar de su intento de incorporarse, el contacto de Brandon la dejó débil e impotente.
«Brandon, la puerta…» Janet susurró, su voz apenas audible.
«Está bien, nadie nos interrumpirá», dijo Brandon.
Con un rápido movimiento, se quitó el traje y sacó su ansioso miembro. De un empujón, la penetró y sus cuerpos se unieron en un momento de pura pasión.
El caliente y húmedo tarro de miel de Janet lo envolvió, sus nalgas temblaban al contacto con él.
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