La novia más afortunada -
Capítulo 1823
Capítulo 1823:
Wren clavó una mirada desdeñosa en Vinson, que aparecía despeinado y desaliñado. Nunca había imaginado que un hombre de su edad, que parecía rondar los sesenta años, pudiera seguir atrayendo a las jovencitas.
Al notar la hostilidad en los ojos de Wren y su disposición a atacar, Vinson levantó rápidamente las manos en señal de defensa y empezó a explicarse. «¡Un momento! Llevo años abrumado por la investigación. Apenas tengo tiempo para compañía, ¡y mucho menos de jovencitas! Lo juro, es la verdad».
Oculta tras su máscara, Wren no pudo evitar sonreír, satisfecha por la reacción de Vinson. Lo conocía lo suficiente como para comprender que era un hombre íntegro, que no se entretenía con coqueteos. Incluso si se le acercaba una joven, no se involucraría en nada inapropiado. Confiaba plenamente en él cuando se trataba de asuntos del corazón.
Aunque Wren sabía que era inocente, mantuvo su actitud fría. «Asegúrate de que la medicina se prepara meticulosamente, y no pierdas el tiempo con gente irrelevante».
Alexandra comprendió que el comentario de Wren iba dirigido a él. Sin embargo, se mantuvo de buen humor, sentándose a disfrutar del desarrollo de la situación. Juguetonamente, añadió: «Vosotros dos, tened cuidado. No hay margen de error. Si Janet sufre alguna consecuencia, me quedaré destrozado».
Aunque el comentario de Alexandra parecía desenfadado, tocó una fibra sensible en Wren. ¿Podría haber algo de verdad en su broma? Lo miró, pensativa. ¿Alexandra sentía algo por Janet?
Aunque Wren no sabía lo que había ocurrido entre ellas, era consciente de que cualquier acontecimiento inesperado podría poner en peligro el tratamiento. Pero ahora no era el momento adecuado para preguntárselo a Janet. Tal vez estaba dándole demasiadas vueltas a la situación y Alexandra sólo había hecho un comentario casual sin ningún significado más profundo.
Además, todo el mundo conocía el temperamento fogoso de Brandon y su despiadada reputación. Si Alexandra cometía la tontería de pensar en algo precipitadamente, Brandon sin duda se las vería con él.
Vinson estaba cada vez más frustrado con la constante interferencia de Alexandra. Sabía que no tendría ocasión de hablar en privado con Wren durante el experimento. Sólo cuando terminaron sus tareas, en medio de la incesante charla de Alexandra, Vinson, sintiéndose preocupado, se acercó a Wren. «¿Puedo ayudarle en algo más?».
Wren notó el cansancio grabado en el rostro de Vinson. Tenía los ojos inyectados en sangre y se daba cuenta de que se había esforzado demasiado. Una punzada de compasión se apoderó de ella mientras negaba con la cabeza.
Los ojos de Vinson parpadearon con decepción y asintió con la cabeza, preparándose para marcharse. Justo cuando se acercaba a la puerta, Wren le susurró al oído: «Cuídate y descansa bien esta noche».
Sus palabras despertaron la emoción en el corazón de Vinson. En ese momento, sus miradas se cruzaron, comunicándose volúmenes sin pronunciar una sola palabra.
La mente de Vinson regresó al tiempo que pasaron juntos. Incluso entonces, sus conversaciones eran escasas, pero una sola mirada transmitía sus emociones y su profundo afecto.
Asintió en señal de comprensión y se marchó. Cuando salió del laboratorio, una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios. Se dio cuenta de que, a pesar de su actitud fría, Wren realmente se preocupaba por él.
Mientras Vinson repetía sus palabras en su mente, se imaginaba su suave tono murmurándole al oído. Regresó al hotel con energía, tarareando una alegre melodía.
Wren estiró la espalda y se masajeó los hombros y el cuello doloridos, sintiendo el peso de un largo día. Estaba decidida a seguir adelante y terminar el trabajo pendiente.
Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando Alexandra tomó la palabra. Echó un vistazo a la sala de paredes blancas, con una sonrisa en la cara, y preguntó: «¿Este experimento es secreto? ¿Han firmado algún acuerdo de confidencialidad? Espero que no haya vigilancia».
Wren arrugó la frente, molesta, e interrumpió su trabajo. Levantó la cabeza y le lanzó una mirada de advertencia. «¿Adónde quieres llegar? Te lo advierto, no causes problemas».
Pero Alexandra pareció no inmutarse por su advertencia. Siguió inspeccionando el laboratorio, comprobando cada rincón. Tras confirmar que no había vigilancia, volvió a su asiento, satisfecho.
Con una sonrisa socarrona, balanceó despreocupadamente las piernas y dijo: «Sabes, con un pequeño retoque en la poción, podría hacer que Janet se enamorara perdidamente de mí, sin afectar a sus otros efectos.»
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