La novia más afortunada
Capítulo 1667

Capítulo 1667:

Brandon asintió y luego le tomó la mano. Con una suave caricia, dijo: «Lo haré, lo prometo. Pero tienes que regresar. Está oscureciendo y el camino de montaña es peligroso por la noche».

Janet vaciló y tartamudeó: «No quiero volver sola. Te esperaré y luego podremos regresar juntos». Al ver que Brandon estaba lejos de estar de acuerdo, se apresuró a agregar: «No habrá ningún problema. Tengo guardaespaldas conmigo. Estaré a salvo aquí».

Un ceño apareció en el rostro de Brandon cuando respondió: «En ese caso, no iré… volveré a casa contigo». Con eso, se movió para llevar a Janet al auto.

La moral y los deseos de Janet seguían librando una guerra en su interior, y se sentía vacilante. Al final, retiró su mano del agarre de Brandon y dijo: «¡No! Ve a buscar a Jeremy. Estoy esperando aquí».

No muy lejos, Nightingale rodó los ojos. «Está bien, lo entendemos. Ustedes dos están perdidamente enamorados. Pero cuanto más sigan así, más lejos llegará Jeremy. En unos minutos más, no tendrán nada por qué discutir. Él ya habrá huido».

Sus palabras fueron contundentes y Janet sintió cómo la vergüenza inundaba su pecho.

Brandon no prestó atención a las palabras de Nightingale y fijó su mirada con determinación en el rostro de Janet. «Una vez que regreses, iré a buscar a Jeremy. O eso, o me voy a casa contigo».

Al escuchar su ultimátum, Janet no pudo evitar pensar que Brandon podía ser bastante caprichoso a veces. Para ella, eso lo hacía aún más atractivo. Miró al grupo de guardaespaldas que esperaban a Brandon y consolidó su decisión. No podía ser egoísta ahora y seguir haciéndoles perder el tiempo a todos… no cuando cada segundo era precioso.

«Bueno.» Ruborizándose, Janet se inclinó y besó la frente de Brandon, sus labios tan suaves como las palabras no dichas. «Te estaré esperando en casa. Tienes que volver sano y salvo a mí».

Su gesto afectuoso tomó a Brandon por sorpresa. Entre ellos, él normalmente era quien iniciaba el contacto. Observó sus mejillas ardientes y una sonrisa de complicidad se dibujó en sus labios.

«Entendido», respondió Brandon, sonriendo.

Sean observó el intercambio y sintió una suave calidez en su pecho. Brandon y su esposa nunca olvidaron recordarse su amor. Eran una combinación verdaderamente maravillosa.

Brandon y Janet finalmente se soltaron. Sus ojos la siguieron, fijos en su figura que se alejaba lentamente mientras descendía de la montaña.

El sol se ocultó tras el horizonte, proyectando una luz cada vez más tenue. Cuando Janet regresó a la villa, la noche comenzó a invadir el ambiente.

Janet parecía completamente agotada, como si llevara el peso del mundo sobre sus hombros, y sus pasos eran pesados cuando entró en la villa.

Al levantar la mirada, vio a Frank, vestido con una impecable bata de laboratorio blanca, que ya ocupaba el sofá de la sala, esperando pacientemente.

Desconcertada por la presencia de Frank, Janet se acercó a él, con los rasgos marcados por la curiosidad. Ella preguntó: «¿Frank? ¿Qué te trae por aquí?»

Frank ofreció una cálida sonrisa mientras recuperaba los instrumentos médicos de su caja de herramientas. Con calma, explicó: «Es parte de mi trabajo como su médico personal realizar chequeos médicos regulares tanto para usted como para Brandon. Por cierto, ¿sabe cuándo se espera que Brandon regrese?»

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