La novia más afortunada -
Capítulo 1357
Capítulo 1357:
Mientras Janet abandonaba el hospital, su confusión crecía. No sabía si enviarle un mensaje a Brandon y, de ser así, qué decirle.
«¿Qué tengo que hacer?» Miró la pantalla de su teléfono, la página de chat con Brandon abierta, y se frotó las sienes con frustración.
Al ver la expresión preocupada de Janet, Johanna se rió entre dientes y aconsejó: «Solo di lo que tienes en mente. ¿Qué no se puede compartir entre marido y mujer?».
Apoyando la cabeza en el hombro de Johanna, Janet murmuró: «Solo tengo miedo…». Sacudiendo la cabeza, Johanna sonrió y tomó el teléfono de las manos de Janet.
«¿Mama que estás haciendo?» Janet se levantó de un salto, alarmada de que Johanna pudiera enviarle un mensaje a Brandon sin su consentimiento. Ella se abalanzó sobre su teléfono.
Johanna evadió su agarre y sacudió la cabeza con una gentil reprimenda.
«Niña tonta, si no puedes encontrar las palabras, solo espera. Mirar tu teléfono y pensar demasiado solo aumentará tu ansiedad».
Pronto, el auto se detuvo en un hospital privado.
A pesar de estar a unos pasos de su destino, Janet se sintió congelada, de mala gana para salir del auto y desgarrada por la indecisión.
«Tal vez… ¿Podemos hacer esto otro día?» Janet sugirió vacilante.
Con un suspiro, Johanna la empujó suavemente: «No te estoy presionando. Solo quiero que sepas sobre tu estado de salud. No puedes huir de esto para siempre. Es algo que tendrás que enfrentar eventualmente». Las palabras de preocupación de su madre impulsaron a Janet a actuar. «Tienes razón, mamá. No debería contemplar la posibilidad de escapar».
Johanna ofreció una sonrisa de apoyo. «Esa es mi chica. No te preocupes por tu examen. He concertado una cita con un especialista superior. Incluso si hay un problema, encontrarán una solución».
El equipo de especialistas de Johanna fue extremadamente profesional y Janet completó rápidamente su chequeo. Ahora, se sentó ansiosamente en la sala VIP del hospital esperando los resultados.
El suspenso de la espera fue una tortura para Janet. Paseó nerviosamente por la habitación, su mente cayendo en espiral en un abismo de miedo y aprensión.
¿Y si… y si fuera infértil? ¿Y si nunca pudieran tener su propio hijo?
Brandon había hablado a menudo de querer una familia. Claramente, amaba a los niños. Si ella no podía proporcionarle uno, ¿Estaría devastado? ¿La dejaría?
El mero pensamiento amenazaba con desbaratar la compostura de Janet, su miedo era tan potente que podía saborear la sal de las lágrimas inminentes.
Al ver cómo se profundizaba la palidez de Janet, Johanna sintió una punzada de tristeza. Su corazón dolía por su hija.
Tomó la mano de Janet y la guio suavemente hasta el sofá, su voz fue un susurro reconfortante. «Los resultados aún no están aquí. No te atormentes con ‘qué pasaría si’. Y recuerda, sin importar el resultado, tu papá y yo estaremos allí. No dejaremos que lo enfrentes sola».
Janet se mordió el labio y asintió distraídamente, una mera aquiescencia a los esfuerzos reconfortantes de Johanna.
Su mente estaba repleta de pensamientos catastróficos, el peso de ellos presionando fuertemente su pecho, induciéndolo a temblar y haciendo que su respiración se entrecortara.
Johanna podía ver la tormenta rugiendo en la mente de Janet, pero también sabía que la aceptación tenía que venir desde el interior de la propia Janet. Ninguna cantidad de persuasión externa haría una diferencia a menos que Janet estuviera lista para aceptar la posibilidad.
De repente, Janet agarró la manga de Johanna, sus lágrimas cayeron en cascada como perlas rotas, mientras sollozaba temerosa, dijo: «Mamá, si… si el problema es realmente conmigo, ¿Debería… debería dejar ir a Brandon? Él ama tanto a los niños, mucho… no quiero que viva con remordimiento…»
Su voz se desvaneció gradualmente hasta convertirse en un susurro, dejando solo el suave eco de sus sollozos dentro de los límites de la sala VIP.
Justo cuando Johanna estaba lidiando con su propia angustia y luchando por encontrar palabras de consuelo para Janet, el timbre del teléfono de Janet acentuó el conmovedor silencio.
A pesar de su angustia interna, Janet mantuvo su diligencia profesional, temerosa de perderse cualquier actualización de su estudio. Ella desbloqueó su teléfono. El mensaje que recibió la dejó completamente estupefacta.
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