La novia más afortunada -
Capítulo 1038
Capítulo 1038:
Brandon al instante arrancó la ropa inferior de Janet y deslizó su p%ne caliente en la parte inferior de su cuerpo.
Brandon ladeó la cabeza y dejó escapar un gem!do bajo.
Presionando a Janet, la empujó sobre la cama.
Empezó a hacer vigorosos movimientos con su p%ne en el cuerpo de Janet, que tenía su largo cabello ondulado por toda la cama.
Janet sintió que todo su cuerpo temblaba al ver los ojos inyectados en sangre de Brandon.
Se sintió entumecida y sin fuerzas mientras las manos de Brandon la rodeaban por la cintura y su p%ne le llenaba la v%gina.
«Brandon… tú… frena un poco… ah…» Ahora estaban en un hospital. Janet apoyó la cabeza en su pecho y gim!ó suavemente mientras lo asfixiaba entre sus brazos.
«Ahora mismo, no deberíamos tener interrupciones». Brandon se inclinó hacia él y le plantó un apasionado beso en la boca.
Con una maravillosa voz ronca, apoyó la frente contra la de ella y murmuró: «Abre las piernas, cariño. Me estás apretando demasiado».
Tal vez fuera por este escenario por lo que Janet se sintió incómoda. Incluso mientras practicaba se%o, no podía relajarse realmente y disfrutarlo.
A Janet le sudaba la frente y tenía las piernas apretadas como resultado de las acciones de Brandon.
Le dio un suave beso a Brandon. Y entonces g!mió.
“¡Vaya, cariño, más despacio! ¡Esa cosa es enorme!»
«¿En serio? Entonces voy a darlo todo y ver cómo te sientes…» Brandon dijo suavemente en su oído.
Se movió con rapidez, se sentía muy cómodo, y alargó la mano para agarrar la cintura de Janet. Los dos se conocían bien.
Brandon dio una palmada en el trasero de Janet y luego sacó su p%ne grande y firme, Janet supo inmediatamente lo que él quería. Sintiéndose avergonzada, obedeció y se arrodilló, extendiendo la mano para agarrarse al poste de la cama e inclinándose para permitir que Brandon subiera detrás de ella.
Janet era una visión de gracia y belleza mientras se balanceaba, su delgada cintura resaltando su esbelto cuerpo.
Cuando Brandon le puso las manos en las nalgas, introdujo su rígido p%ne por detrás.
Tenía la voz ronca de tanto deseo.
“¿Como se siente?»
«Ouh, bien… tan bien… tómatelo con calma…» Janet jadeó mientras sus manos se agarraban al poste de la cama. Una reverberación de actividad se%ual se oía por toda la habitación.
Oían a gente caminando y hablando justo fuera de la habitación. La emoción era bastante parecida a la de tener una aventura ilícita.
Janet se quedó afónica. G!miendo, se tapó la boca. El sudor le corría por la espalda.
Brandon la rodeaba con sus poderosos brazos y sus bíceps se clavaban en su tersa espalda.
Tras docenas de impactos, Janet jadeó y tembló.
“Creo que hay alguien fuera…». Mientras recuperaba la compostura, a Janet le pareció oír voces fuera.
“El Señor Larson aún no ha tenido la temperatura tomada. Un momento, por favor». La enfermera llamó a la puerta y dijo: «Por favor, Señor Larson, abra la puerta. Debemos tomarle la temperatura ahora».
Janet no se atrevió a decir una palabra. Brandon introdujo su p%ne una vez más y embistió con más fuerza que antes.
Entonces, su s%men hizo temblar a Janet. Sintió que las piernas le fallaban y se desplomó sobre la cama.
«Exactamente, ¿Por qué no contesta nadie? ¿Está el Señor Larson fuera esta noche?»
Las sospechas de la enfermera iban en aumento, así que siguió llamando a la puerta.
«Pero he oído ruido. Debe de haber alguien. Dentro, ¿Verdad?», susurró otra enfermera.
Pero nadie respondió a la llamada.
Tras permanecer un rato en la puerta, las dos enfermeras no tuvieron más remedio que marcharse.
Una sensación general de tranquilidad invadió a Brandon. Cogió a Janet en brazos, le alborotó el cabello húmedo y le besó el hombro desnudo.
“¿Qué te pasa? ¿De qué tienes miedo?»
Janet se movió y echó un vistazo a su gran p%ne. Y justo cuando Brandon estaba a punto de abrir de nuevo las piernas, Janet lo detuvo.
«¡No! ¿Y si vuelven otra vez las enfermeras?». Janet no podía soportar tener se%o de nuevo, así que trató de disuadirlo.
Le rodeó el cuello con sus suaves brazos y presionó los labios contra los suyos.
La combinación del suave desinfectante y su aroma natural era muy agradable.
Le dijo suavemente: «Cariño, me preocupa tu herida».
«En cuanto terminen los turnos, las enfermeras saldrán corriendo. No nos volverán a molestar». Las manos de Brandon estaban listas para la acción.
Los pechos cálidos y llenos de Janet se sentían tan bien al tacto. Hacía poco que había desarrollado unos pechos un poco más grandes.
Janet cerró los ojos y bostezó mientras estaba en sus brazos.
“No, estoy muy cansada», dijo.
Brandon se rió, con los ojos aún brillantes de lujuria. Sin embargo, abrazó a Janet, la besó en la mejilla y comentó: «Esta vez te dejaré ir. Ahora descansa un poco».
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