La Novia Fugitiva y el Magnate Misterioso
Capítulo 93

Capítulo 93:

Por la reacción de Tyson, Celia asumió que él no tenía idea de que su anillo de bodas era una falsificación. Después de pensarlo detenidamente un rato y reflexionar al respecto, ella finalmente decidió que lo mejor sería no contarle nada. Al menos por ahora.

Celia tenía miedo de que Tyson se sintiera triste y muy decepcionado si supiera que la Familia Shaw los había engañado de esa manera. Después de todo, era obvio que no tenían ningún tipo de generosidad ni siquiera hacia él. De todos modos, ellos tampoco tendrían ningún contacto con la Familia Shaw en el futuro. Así que no tenía sentido darles el gusto de sentirse tristes por su pésimo comportamiento y actitud superficial.

Después de guardar el anillo falso, Celia acarició el anillo de diamantes rosa que le dio Tyson.

Incluso antes de conocer su valioso origen ella lo apreciaba mucho. Ahora que sabía la supuesta verdad detrás de él, ella lo valoraba todavía más.

Mientras Tyson lavaba los platos en la cocina, Celia salió al balcón y llamó a Adrien.

Como era casi el momento indicado para que ella recuperara el anillo de su madre, tenía la intención de hacerle un recordatorio.

El teléfono sonó durante un buen tiempo antes de que Adrien atendiera finalmente y, al hablar, su tono sonó con impaciencia y desdén.

«¿Por qué me estás llamando?».

Celia había estado acostumbrada a su actitud indiferente hacia ella y ya le daba igual.

Con el mismo tono distante, ella preguntó: «¿Recuerdas nuestro acuerdo? Voy a tomar el anillo de zafiro de mi madre. ¿Cuándo estás libre?».

Al escuchar esto, Adrien murmuró: «Está bien». Al parecer quedó muy aturdido por un momento, pues al otro lado de la línea solo se escuchaba su respiración agitada.

Celia pensó que él le iba a jugar una mala pasada y estaba a punto de advertirle, cuando Adrien finalmente habló en un tono más suave: «No te preocupes, no soy de aquellos que se arrepienten de sus palabras. Puedes venir a casa mañana mismo».

«Está bien, iré después del trabajo».

«No hay problema», confirmó Adrien casualmente.

Cuando Celia estaba a punto de colgar la llamada sin decir nada más, él preguntó de forma inesperada: «Cece, ¿Cómo estás? ¿Sigues viviendo con Tyson o estás sola en un departamento como antes?».

Por un segundo, Celia casi explota en una carcajada de burla al escucharlo. ¡No quería hablar con una persona tan hipócrita, ni podía soportar su fingida preocupación por ella!

Entonces, sin dar más explicaciones, la mujer respondió con un tono tan frío como un témpano: «Eso no es asunto tuyo».

Dicho eso, colgó directamente el teléfono.

Su resentimiento hacia Adrien nunca se había desvanecido. De hecho, mientras más pensaba en cómo él la había abandonado cruelmente, le resultaba mucho más difícil pensar en una posibilidad de perdonarlo.

Tan pronto como recuperara el anillo de su madre, ella cortaría inmediatamente todo tipo de contacto con la Familia Kane.

¡Eso era lo que había anhelado todo el tiempo! Sin embargo, cuando pensó en los costos de la operación de Flavia, no pudo evitar suspirar frustrada.

Inmediatamente se arrepintió de lo que acababa de hacer. No debió haber colgado el teléfono de una manera tan grosera, pensando en cómo tendría que pedirle ayuda al día siguiente.

Celia lo pensó un momento antes de sentirse demasiado abrumada por la situación y le envió un mensaje a Adrien.

«Fui demasiado dura hace un momento. Tengo una buena vida, gracias por preguntar».

Después de un rato, Adrien respondió con un emoji sonriente.

Celia, al ver eso, se animó un poco y deseó que todo saliera bien cuando se encontraran.

Acto seguido, llamó a Flavia para preguntarle sobre su situación.

«No te preocupes, Cece. ¡La cuidadora me ha atendido muy bien!».

Al escuchar la voz de Flavia tan animada y llena de energía, Celia pensó que su salud realmente estaba mejorando y dejó escapar un hondo suspiro de alivio.

Ahora, Celia se sintió aún más motivada a pedir ayuda a la Familia Kane. Después de que consiguiera el dinero necesario, podría contarle a Flavia las buenas noticias de que podía pagar la tarifa de la operación y que ya no había nada de qué preocuparse.

En ese momento, sin embargo, llegó un mensaje inesperado y su alegría se desvaneció en un segundo. El texto era de Abbott, diciendo que los acreedores de la deuda lo estaban amenazando una vez más.

Celia lo ignoró y decidió no responderle, pero al cabo de unos segundos llegó otro mensaje.

«Cece, te lo ruego. ¡Si no me salvas esta vez, realmente estaré condenado! Por favor, pídele dinero a la Familia Kane y ayúdame por última vez. ¡Es urgente! Por favor, haz esto por mí».

La molestia que se extendía como un incendio dentro de Celia hizo que su rostro se ensombreciera por la ira.

En ese momento, Tyson caminó hacia el balcón y casualmente vio la expresión irritada en el rostro de la mujer. Él la abrazó con fuerza y le preguntó: «Cece, ¿Qué pasa? ¿Quién te hizo enojar así?».

Celia no quería que él supiera que estaba molesta por lo de Abbott, así que inventó una excusa: «No es nada, solo estoy demasiado cansada. ¡Además, me da mucho sueño después de comer!».

Al escuchar su respuesta, Tyson soltó una risita y le mordió la oreja murmurando: «Solo he oído que los humanos se llenan de lujuria debido a la hartura. Pero en tu caso, te da sueño. Mi esposa es realmente diferente a los demás».

El rostro de Celia enrojeció e inmediatamente olvidó el hecho de que estaba enojada.

Ella le dio un golpe y lo regañó: «¡Qué travieso!».

Esa vez, la carcajada de Tyson fue más fuerte: «Bueno, está bien. ¡Ya no me burlaré de ti!».

De repente, su rostro se puso serio: «Pero debes recordar esto: pase lo que pase, siempre estaré contigo, ¿De acuerdo?».

Cuando Celia lo miró directamente a los ojos, comprobó que en la mirada de Tyson se reflejaba un amor auténtico que la conmovió profundamente. Ella se calmó y se recostó entre sus brazos, disfrutando del cálido abrazo que su esposo le daba con una sensación de seguridad y plenitud.

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