Capítulo 204:

Temerosa de que Tyson la malinterpretara, Celia explicó ansiosamente: «Claro que te considero mi esposo. Eres el único que ocupa un lugar especial en mi corazón. Es solo que…».

Antes de que ella pudiera terminar sus palabras, Tyson estiró una mano y presionó su dedo contra los labios de su amada: «Sin peros. Ya está decidido, y si insistes en rechazarme como si fuera un extraño, me enfadaré».

Obviamente Celia sabía que Tyson no se enfadaría con ella, así que no pudo evitar responderle en tono de broma: «Nunca te he visto enojar conmigo. ¿Realmente es posible que pase eso? ¿Tienes el corazón para enojarte conmigo?».

Tyson acababa de ser completamente derrotado por su amada. Sonriendo con una mezcla de cariño e impotencia, él le pellizcó la punta de la nariz y dijo: «Puedes intentarlo».

En respuesta, Celia le sacó la lengua: «¿Qué pasará si te enfadas? Cuéntame, tengo mucha curiosidad».

El hombre agachó la cabeza y le mordió suavemente la oreja antes de decir: «Te castigaré tan fuerte que ni siquiera podrás levantarte de la cama. Si quieres que en el trabajo te den varios días libres, puedes intentar hacerme enojar».

Estas palabras provocaron que el rostro de Celia se sonrojara al instante y no pudo evitar empujar a su marido tímidamente.

“Seguimos en el hospital. No hables de esa manera en este lugar».

Al ver que la pareja ya llevaba mucho tiempo susurrando entre sí, Wayne se inclinó hacia ellos y preguntó: «¿De qué tanto hablan?».

Celia apartó la cara y no respondió. Tyson, por su parte, sí respondió con un tono serio: «Estamos coqueteando».

Celia levantó la cabeza y fulminó con la mirada a su esposo en cuanto escuchó lo que acababa de decir. Sin embargo, los ojos de la chica no albergaban molestia o ira; más bien estaban llenos de ternura y cariño.

Wayne no entendía cómo Tyson podía pronunciar la palabra coquetear con una expresión tan seria; él se abrazó a sí mismo mientras se le ponía la piel de gallina.

“Amigo, sé que eres capaz de hacer lo que se te dé la gana, pero coquetear en un hospital no es bueno. Mejor controla tus impulsos. Incluso si quieres seguir haciendo eso, solo provocarás que Cece se sienta avergonzada».

Wayne se calló en el instante que los ojos helados de Tyson se posaron sobre él.

«Hemos llegado a un acuerdo. Hoy mismo te transferiremos los cien mil dólares».

Dado que era Tyson quien acababa de decirlo, Wayne no pudo negarse. Sonriendo torpemente, él dijo: «Mientras ustedes dos sean felices, pueden hacer lo que quieran».

Fue hasta ese momento que Celia notó los rasguños en el rostro del hombre; poco antes, tenía puesta toda su atención en Flavia, por lo que ella no los notó en un principio.

Preocupada, la chica preguntó a toda prisa: «¿Qué le pasó a tu cara?».

Al escuchar esta pregunta, Tyson también se volvió para mirar a su amigo, percatándose casi de inmediato de los rasguños que él tenía en el rostro.

Frunció el ceño, le preguntó: «¿Alguien o algo te rasguñó?».

Wayne ya casi lo había olvidado, pero su mente volvió a recordar a Brea cuando escuchó sus preguntas llenas de preocupación; el rostro del hombre también se puso furioso a causa de la ira.

«Hoy he tenido muy mala suerte. Tenía que reunirme con un cliente, pero Brea, una maldita p%rra feroz, se cruzó en mi camino. Hice enfurecer por accidente a las desquiciadas de sus fanáticas y terminé peleando con ella».

«¿Qué?», preguntó Celia sorprendida.

Entonces, ella recordó los rasguños que vio en las manos de Brea; cuando le preguntó al respecto, la actriz le dijo que la había mordido un perro.

Resultó que el dichoso perro era nada más y nada menos que Wayne.

Una expresión de asombro apareció en el rostro de la chica; simplemente no podía imaginar cómo dos figuras tan prestigiosas se atrevieron a pelear en público.

Al ver la expresión de odio en el rostro de Wayne, Celia no pudo evitar dar una explicación en nombre de Brea, esto con la intención de apaciguar el odio que había entre los dos: «Wayne, tal vez solo la malinterpretaste. Brea es una buena persona, y no solo conmigo, sino también con los demás. No creo que sea tan feroz como dices».

Wayne suspiró profundamente, y tras señalar las marcas rojas en su rostro, dijo con impotencia: «Cece, no trates de defenderla solo porque es una mujer muy hermosa. Tan solo mira los rasguños que dejó en mi cara. ¿Cómo pude haberla malinterpretado? ¡Esta es la prueba fehaciente! ¡Brea y yo nos odiamos!».

Él se enfurecía ante la sola idea de que su hermoso rostro, del cual siempre se sintió muy orgulloso, había sido herido por Brea.

«¿Qué te parece si te ayudo a tener una cita con ella? Wayne, eres un buen hombre y muy amable con los demás. Brea es una persona razonable, así que creo que pueden charlar pacíficamente y arreglar sus diferencias».

Celia siguió defendiendo a la actriz, pero cuando sugirió que Brea y Wayne hablaran, él se negó rotundamente.

«¡De ninguna manera! Por favor, ni siquiera pienses en hacer eso. No tengo nada que decirle a esa p%rra. Además, ya tengo su número y la agregué a mi lista de contactos, pero la próxima vez que nos encontremos, estoy seguro de que lo primero que haremos será volver a pelear».

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