Capítulo 198:

Aunque Tyson no podía soportar más la pretenciosa voz de Keira, no la echó por mera cortesía. Simplemente dijo con frialdad: «Señorita, usted es actriz. ¿Qué hace aquí tratando de negociar conmigo en nombre de Hayden Entertainment? Ya le dije que yo he hablado muchas veces con el Señor OBrien, y no cambiaré de opinión. Solo espero que respeten mi decisión».

El hombre estaba haciendo todo lo posible por ser cortés, con la esperanza de que Keira se retirara en paz.

Sin embargo, ella no parecía entender lo que él quería decir. En cambio, dijo en un tono seductor: «Lo sé, Señor Reyes. El Señor OBrien me dijo que usted se niega a asociarse con él por mi culpa».

Al mismo tiempo, la joven puso cara de agravio, como una cachorrita herida.

“Sé que mis habilidades de actuación no son las mejores y que no estoy calificada para ser la protagonista de esta película, por eso renuncio voluntariamente a ese papel. Puedo aceptar un rol secundario siempre que pueda estar en la producción. Lo único que quiero es no ser la razón por la que rechace trabajar con Hayden Entertainment. Verá, yo sé muy bien quién soy y no pediré algo que no merezco. En cuanto al Señor OBrien, le pido disculpas en su nombre».

A esas alturas Tyson sentía que seguir escuchando a Keira era un tormento, y todo lo que quería era deshacerse de ella lo antes posible.

«No es su culpa que yo haya rechazado la propuesta del Señor OBrien. Antes de que Hayden Entertainment insistiera en convertirla en la protagonista, yo ya había decidido no trabajar con ellos. Desapruebo totalmente los métodos y la ética laboral de la compañía que la representa, señorita. No importa si usted renuncia o no a nada, yo no voy a cambiar de parecer. Eso es todo, Señorita Guerrero. Por favor, retírese».

Keira sentía que la actitud de Tyson era dura, pero no creía que estuviera insatisfecho con ella. A raíz de ello continuó rogándole, ahora con una voz mucho más suave.

“He hablado con el Señor OBrien y está dispuesto a invertir cien millones de dólares adicionales siempre que usted acepte».

Permaneciendo impasible, Tyson estaba aún más decidido a expulsarla.

No obstante, antes de que pudiera decir algo más, Keira agregó: «Si el Grupo Semshy no está satisfecho con ese monto, podemos seguir negociando».

Con una mueca de burla, Tyson la miró con frialdad, y dijo: «A mi empresa no le hace falta su dinero».

El asunto era que cuanto más fría era su actitud, más le gustaba a Keira.

Se preguntaba qué más querría un hombre que permanecía inexpresivo después de que le ofrecieran una exorbitante cantidad de dinero. Claro, ¡Una mujer!

Keira siempre había confiado en su belleza, y a pesar de que su apariencia era un poco simple en comparación con el glamour de Brea, sabía que los hombres no se sentían naturalmente atraídos por mujeres tan agresivas como esta última. Al contrario, preferían a una chica más pura y delicada como ella.

Aparte de eso, era menudita como una muñeca de porcelana, lo que hacía que los hombres la adoraran.

Siendo ese el caso, creía firmemente que era la niña mimada de la industria del entretenimiento. Es más, nunca sintió que la belleza de Brea la desplazara, y estaba acostumbrada a seducir a todo el mundo con su mirada.

Entonces, caminó lentamente hacia Tyson contoneando su figura, e insinuó: «Oh, sé que al Grupo Semshy no le hace falta dinero. Lo que quiero decir es que Hayden Entertainment está dispuesto a invertir más para mostrar nuestras ganas de trabajar con usted. Señor Reyes, siempre que acepte esta sociedad… podemos brindarle otros beneficios…».

Al ver que Tyson seguía inmóvil, Keira pensó que no había entendido la indirecta. Por lo tanto, extendió su mano para tocar la de él como sin querer.

“Digo… puede hacerme lo que quiera…».

Dicho eso, quiso sentarse en su regazo para seducirlo, pero antes de que su trasero pudiera tocarlo, el hombre se puso de pie, tumbándola al suelo.

Sorprendida por esa reacción, Keira se quedó tirada sobre la alfombra, sintiéndose avergonzada y miserable.

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