La Novia Fugitiva y el Magnate Misterioso -
Capítulo 196
Capítulo 196:
Adrien le envió a Celia un largo mensaje, en el cual le explicaba por qué se vio obligado a vender el anillo: «Puede que no creas en nada de lo que te voy a decir, pero realmente no tuve más remedio que vender el anillo. Te prometo que cuando tenga el suficiente dinero lo recuperaré y te lo devolveré. En cuanto a los quinientos mil dólares para la operación de Flavia, estoy dispuesto a prestarte el dinero, después de todo, ella trabajó muchos años para la Familia Kane, y yo no soy una persona desalmada. Sin embargo, hay un problema… no puedo conseguir quinientos mil dólares en tan poco tiempo. Actualmente la empresa necesita mucho presupuesto para mantenerse funcionando. Lo he intentado de todas las maneras a mi alcance, pero solo recaudé cincuenta mil dólares. ¿Quieres que te los transfiera? Encontraré una manera de recaudar el monto restante y transferírtelo lo antes posible. Espero que creas en mis palabras. Juro que te estoy diciendo la verdad. En este momento la Familia Kane está atravesando por algunas dificultades financieras».
Parecía que Adrien estaba siendo sincero; era totalmente diferente a aquel hombre con el que se encontró la última vez que fue a la residencia de la Familia Kane.
Después de leer el mensaje, Celia recibió un mensaje del banco notificándole que acababan de transferirle cincuenta mil dólares a su cuenta; en ese instante una tormenta de sentimientos encontrados se desató en el interior de la chica. Ella se quedó pensando un rato antes de responder: «¿De verdad no tienes el dinero? ¿O simplemente estás ganando tiempo?».
Adrien respondió rápidamente: «Cece, créeme. Realmente no tengo mucho dinero. Solo dame un poco más de tiempo».
Abrumada por la impotencia, Celia mandó otro mensaje: «Aunque quiera darte más tiempo, el cuerpo de Flavia no puede esperar. Ya perdí a mi madre, y no estoy dispuesta a que suceda lo mismo con Flavia. Tan solo los bolsos de diseñador que les compras a Mabel y Cerissa valen miles de dólares. ¿Cómo es posible que no tengas ni quinientos mil dólares para salvar la vida de Flavia? Tal como lo dije antes, pediré prestado el dinero que necesito. Te aseguro que te devolveré el dinero, así que no te preocupes».
Adrien intentó explicarse de inmediato: «Pero sus bolsos los compré hace mucho tiempo. Desde entonces no les he regalado nada. El Grupo Kane se encuentra en una etapa crítica, y ahora tengo muy poco dinero. Te lo juro».
Celia ya no podía decir si Adrien estaba mintiendo o no. Sin embargo, no quería que él afectara su buen ánimo, así que le respondió con frialdad: «Olvídalo. Esta noche iré a visitar a Flavia y hablaré con el doctor. Después de eso volveré a ponerme en contacto contigo».
Tras enviar ese mensaje, la chica tuvo que sobarse las sienes, ya que comenzó a tener un ligero dolor de cabeza.
Ya había pasado mucho tiempo desde que Celia dejó de vivir en la residencia de la Familia Kane, y en consecuencia, no tenía idea de qué pasaba por la mente de Adrian. Desafortunadamente, sin importar lo que pasara, ella tenía que pedirle prestado el dinero que necesitaba.
La chica estaba dispuesta a hacer lo que fuera por el bien de Flavia; no estaba dispuesta a perder a otra persona importante en su vida.
Celia continuó empacando sus cosas y solo dejó afuera su celular para contactar a su esposo en cuanto terminara.
Al mismo tiempo, pero en otro lugar, Tyson acababa de terminar de revisar algunos documentos. Al mirar su reloj, se dio cuenta de que era el momento perfecto para llamar a Celia y preguntarle si ya había salido del trabajo; él necesitaba averiguarlo porque tenía el deseo de ir a recogerla.
Cada minuto y segundo que Tyson pasaba separado de su esposa era un tormento; en ese momento lo único que quería era salir corriendo hacia ella para abrazarla y llenarla de besos.
Tyson sacó su celular y estaba a punto de escribir un mensaje de texto cuando escuchó que alguien llamaba a la puerta.
Él soltó el dispositivo y preguntó con frialdad: «¿Quién es?».
Si fuera Brea, Briar o Emmitt, le habrían respondido de inmediato, pero en esta ocasión, la persona al otro lado de la puerta permaneció callada durante un buen rato.
Cuando el hombre estaba a punto de preguntar de nuevo, sonó una voz muy dulce pero con un toque ligeramente artificial: «Señor Reyes, soy Keira, una artista de Hayden Entertainment. Vine aquí para hacerle una propuesta de negocios».
Quienes la conocían sabían que ella hablaba de esa manera a propósito; Tyson estaba seguro de que a muchos hombres les gustaría escucharla, pero en su caso, lo hacía sentir incómodo.
De repente, él recordó la gentil y melodiosa voz de Celia; la voz de su esposa fue una de las cosas que hizo que se enamorara de ella, mientras que la voz de Keira lo hacía infeliz.
Al percatarse de que Tyson no respondía, Keira volvió a hablar: «Señor Reyes, ¿Puedo pasar?».
El hombre se irritó aún más cuando volvió a escuchar la desagradable voz de la actriz.
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