La novia conveniente
Capítulo 446

Capítulo 446:

La Villa de los Shen estaba situada en los suburbios de la ciudad de Benin. Estaba lejos del ajetreo y el bullicio de la ciudad y conservaba la tranquilidad de la naturaleza.

Se decía que el Viejo Maestro Shen había elegido este lugar porque era adecuado para ancianos pensionistas.

Yayoi entró nerviosa en Casa de los Shen.

«Señor Shen, ha vuelto».

Nada más entrar, una mujer de mediana edad con una sonrisa amable les saludó. Se quedó atónita al ver a Yayoi, pero rápidamente se comportó con normalidad y preguntó simbólicamente: «¿Es tu novia?».

«Sí. Carrie, puedes llamarla Yayoi».

Luego, le dijo a Yayoi: «Yayoi, ésta es nuestra ama de llaves, Carrie. Lleva más de diez años trabajando aquí. Es como de la familia».

«Hola, Carrie», dijo Yayoi tímidamente.

Carrie sonrió: «Hola, Yayoi».

«Carrie, ¿Dónde está mi abuelo?». Preguntó Maddox.

«Está en el estudio del segundo piso. Dijo que cuando volvieras, podías ir al segundo piso a conocerle».

Al oír eso, Maddox llevó a Yayoi arriba.

Pero Carrie le detuvo y le dijo: «Señor Shen, el Viejo maestro le ha dejado ir solo».

Maddox miró preocupado a Yayoi.

Yayoi sonrió: «Adelante. Estaré bien».

«Sí, adelante. Cuidaré bien de Yayoi por ti», dijo Carrie.

Maddox dudó un momento y le dijo a Carrie: «Gracias, Carrie».

Carrie sonrió: «Date prisa. El Viejo Maestro se pondrá triste si le haces esperar mucho».

Maddox sonrió a Yayoi y subió las escaleras.

Al ver que Maddox había subido, Carrie miró a Yayoi de arriba abajo y sonrió: «Yayoi, ¿Cuánto tiempo llevas saliendo con el Señor Shen?».

«Hace unos meses».

Yayoi contestó sinceramente con una sonrisa educada.

«¿Unos meses?»

Carrie alzó las cejas y preguntó: «¿Conoces sus antecedentes familiares?».

Yayoi no era idiota.

Carrie se lo preguntó porque quería saber si salía con Maddox por sus antecedentes familiares.

«He oído hablar de él, pero en realidad no lo conozco».

Después de todo, la Familia Shen era una familia numerosa.

Todo el mundo la conocía.

Por lo tanto, era prudente por su parte decirlo.

Carrie siguió sonriendo: «La influencia de la Familia Shen en los ámbitos militar y político hace temer a la Familia Lu y a las demás familias. Entonces, ¿Crees que mereces ser miembro de una familia así?».

Era una pregunta muy aguda.

Yayoi descubrió de pronto que, aunque Carrie sonreía, había frialdad en sus ojos, así como… intenciones maliciosas hacia ella.

Yayoi se rio entre dientes y contestó: «Quizá no merezca ser miembro de la Familia Shen, pero merezco ser la novia de Maddox. Además, salgo con Maddox porque le quiero. Estoy dispuesta a quedarme a su lado, aunque sea pobre».

Carrie miró a Yayoi con aprecio.

Esta chica no revelaba ni rastro de pánico o inferioridad por una pregunta tan aguda.

En lugar de eso, se comportó decentemente.

Para ser sinceros, si no fuera porque el Señor Shen ya tenía prometida, hacían una pareja perfecta.

«Yayoi, no me culpes por hacer semejante pregunta. La Familia Shen nunca prefiere a los ricos a los pobres. No dan mucha importancia al origen familiar. Pero no es tan sencillo como crees».

«Entiendo, Carrie». Yayoi sonrió: «Lo que quieres decir es que Maddox tiene una prometida, y ha sido reconocida por el abuelo de Maddox».

Carrie asintió: «Sí, pero ¿Sabes qué? La prometida del señor Shen ha vuelto a casa, y el chófer ha ido al aeropuerto a recogerla».

Al oír eso, a Yayoi se le congeló la sonrisa en el rostro.

De repente comprendió que se trataba de una emboscada.

El Viejo Maestro iba a avergonzarla.

Carrie miró su pálido rostro y suspiró suavemente: «Yayoi, he visto crecer al señor Shen. Me gustaría la chica que le gusta a él. Por eso te cuento esto hoy. Sólo espero que estés bien preparada. Esta noche no es una simple reunión familiar».

Yayoi le sonrió y dijo: «Gracias, Carrie».

Pasara lo que pasara esta noche, Yayoi esperaba poder afrontarlo con calma. Mientras estuviera firmemente convencida de que Maddox la quería, todo iría bien.

Yayoi vio a la prometida de Maddox.

Había pensado que sería una chica muy guapa, pero resultó ser una chica de aspecto corriente que parecía tranquila.

La chica se llamaba Wendy. Y parecía tan tranquila como su nombre.

Iba vestida con una elegante falda larga, que la hacía parecer delgada y académica.

Llevaba el pelo largo como una cascada, bien peinado y sin rastro de aspereza.

Tenía el rostro blanca y pequeña, sin maquillaje. Llevaba unas gafas de montura negra. Su aspecto era bastante corriente y no destacaba entre la multitud.

Si Carrie no dijera que ya tenía veinte años, Yayoi creería que era una estudiante de secundaria.

«Hola, soy Wendy». Wendy caminó hacia Yayoi y le tendió la mano con una plácida sonrisa en su bello rostro.

Yayoi le agarró la mano y le dijo: «Hola, soy Yayoi».

Pronto retiraron sus manos. «¿Eres la novia de Maddox?», preguntó Wendy.

A Yayoi le dio un poco de vergüenza que le preguntara la prometida de su novio, pero aun así asintió. «Sí, lo soy».

«¿Te quiere?» Preguntó Wendy.

Yayoi se detuvo un momento. «Sí, me quiere mucho».

Una dulce sonrisa apareció en el rostro de Yayoi, lo que hirió el corazón de Wendy.

Pero fingió estar tranquila y preguntó: «Entonces, ¿Crees que se casaran?».

«Sí», respondió ella sin vacilar.

Wendy levantó las cejas y preguntó con agresividad: «Entonces, ¿Crees que el abuelo de Maddox estará de acuerdo con su matrimonio?».

Yayoi no sabía qué contestar. Miró directamente a Wendy y frunció los labios. «No lo sé».

Wendy dijo con complacencia: «Sé que no estará de acuerdo. ¿Sabes por qué?».

Yayoi no contestó, pero la miró en silencio.

«Porque soy la nieta política que él ha reconocido», dijo Wendy con el rostro llena de un orgullo que no podía ocultar.

Ahora, Yayoi lo entendía.

Ella había pensado que Wendy sería una chica tranquila. Pero no era así. Yayoi supo que no era una chica sencilla por sus preguntas de hace un momento.

Yayoi se rio y preguntó: «¿Crees que Maddox se casará contigo?».

«… Lo hará». Wendy respondió dubitativa.

Yayoi se rió: «No lo hará, porque no te quiere».

Al oír eso, el rostro de Wendy se puso al instante tan pálida como un trozo de papel.

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