La novia conveniente
Capítulo 17

Capítulo 17:

«¿Te estoy incriminando?»

Zev se mofó con desprecio: «Señorita Gu, ¿Debo aportar las pruebas?».

Rorey entró en pánico y se mostró menos agresiva, obviamente tenía algo de conciencia.

La gente notó el cambio en su mirada y la miró de otra manera.

Rorey explicó enseguida: «¡No… no lo hice! David, ¡Ya sabes lo que siento por ti! Esta persona es una mentirosa. ¿Dónde está el guardia de seguridad? Por favor, ¡Haz que salga!»

«Parece que te negarás a confesar hasta el final», dijo Zev despectivamente y sacó unas fotos de su bolsillo.

En las fotos, Zev y Rorey se besaban o se daban abrazos.

Al parecer, eran una pareja de enamorados.

Los invitados estallaron en un alboroto.

«El Señor Zhao no ha mentido. Las fotos son reales».

“¿Así que insultamos a la Señorita Sara por error?”

“Es horrible. Se las arreglaron para intimidar a una mujer joven. Casi nos atrapan con sus mentiras”.

Las fotos decían la verdad. Aunque Rorey tratara de negarlo, nadie la creería.

El rostro de Rorey palideció al instante.

Todo había sucedido demasiado rápido y le costaba aceptarlo.

¿Cómo había llegado a esto?

Unos minutos antes era el centro de atención, pero al segundo siguiente la criticaban públicamente.

¿Por qué Zev estaba al lado de Sara?

Ella había planeado avergonzar a Sara, pero todo fue arruinado por él.

¿Por qué Sara siempre recibía ayuda?

Rorey se sintió resentida y ansiosa: «No. Es mentira. ¡No le crean!»

«Llegamos a este punto… y todavía lo niegas”.

Zev se lo esperaba todo y añadió: «Si alguien tiene dudas, puede preguntarle al presidente Tang. Él es el padre de la Señorita Tang y debe saberlo todo”.

De repente, todos miraban simultáneamente a Séneca Tang, que no estaba muy lejos.

Séneca Tang estaba lívido y a punto de estallar: «Rorey, ya basta. Deberías estar satisfecha. No presiones tanto a tu hermana. Devuélvele el collar a Sara».

«Papá…”

Rorey se sobresaltó y su rostro palideció.

Séneca Tang acababa de reconocer indirectamente que le había robado a Sara su prometido.

“¡Seneca!», refunfuñó Jennie.

Llevaba mucho tiempo codiciando el collar. Y su hija finalmente lo consiguió después de que Sara se mudó. No quería devolvérselo.

“He dicho que nadie puede llevarse las cosas de Sara. ¡Dale el collar! Ya es bastante humillante toda esta situación».

Séneca miró fijamente a Jennie y a Rorey.

Esto no era negociable.

Al oír esto, Rorey se sintió amargada y resentida.

Séneca insinuó que en su casa no podía llevarse todas las cosas, que en realidad pertenecían a Sara.

Rorey siempre supo que, aunque Séneca la tratara como a su propia hija, no estarían tan unidos como los parientes consanguíneos.

Sara era su hija biológica. La mayoría de las cosas de la casa le pertenecían, incluida la propiedad.

Rorey estaba celosa de ella y deseaba poder arrebatarle todas las cosas.

Sin embargo, no podía desobedecer a Séneca por el momento y devolvió el collar a Sara de mala gana.

Sara ignoró el rencor en los ojos de Rorey y sostuvo con cariño el collar en su mano.

La fiesta de compromiso se había convertido en un espectáculo.

Los invitados ahora incluso miraban a Rorey y David con desdén.

Muchos miembros de la alta sociedad se sintieron decepcionados de que el hombre de sus sueños fuera en realidad una escoria.

Varias damas se marcharon enfadadas y dijeron que no irían a ninguna fiesta relacionada con la familia Ji.

La fiesta no pudo continuar ya que otros invitados también se marcharon con algunas excusas.

Ahora ambas familias cayeron en credibilidad y todos se quedaron con un rostro largo.

Especialmente David, no parecía gentil o amable como de costumbre.

Rorey apretó los puños con rencor.

“¡Rorey Tang! ¡Todo era culpa suya! ¡Si no fuera por ella, no habría perdido el rostro ni la habrían despreciado!”

Juró hacerla sufrir en el infierno.

.

.

.