La mejor venganza -
Capítulo 416
Capítulo 416:
Dentro de la sala de radiología, Liam hizo que Julie se sometiera a una revisión exhaustiva.
El resplandor constante de la máquina de resonancia magnética escaneaba constantemente su cuerpo.
Julie no tenía recuerdos de Liam, pero en sus pensamientos había una calidez y una cercanía residuales hacia él, como si hubieran sido compañeros íntimos durante incontables años. Tenía fe en que Liam nunca le haría daño.
Cuando terminó la revisión, vio la expresión preocupada de Liam y le tranquilizó: «¿Por qué estás tan triste? Estoy bien. Aunque no pueda recordar una parte de mi pasado, seguiré considerándote un amigo querido».
«¿Sólo un amigo?» repitió Liam, con la voz baja y teñida de amargura.
Los momentos que compartieron en el pasado estaban grabados de forma indeleble en su memoria.
Para él, esos momentos eran regalos divinos que le permitían saborear la sensación del amor.
Sin embargo, ahora esos recuerdos se habían transformado en un dolor que no podía quitarse de encima.
Cuanto más gozoso era el pasado, más doloroso era el presente.
La falta de familiaridad y el distanciamiento entre ellos eran como una daga en el corazón de Liam.
Justo entonces, Ulises y Yesenia, que habían sido avisados por Liam, hicieron su aparición.
«Doctor, ¿cómo está mi hija? ¿Sufrirá alguna secuela?».
preguntó Ulises con ansiedad.
«El estado de la paciente está aún por determinar. Según el diagnóstico actual, ha sufrido amnesia y debe evitar cualquier conmoción», relata el médico antes de marcharse.
Al observar el rostro pálido de su hija, Ulises no pudo reprimir su pena.
Se sentó a la cabecera de su cama, su mano envolvió la de ella, un tono rojizo se formó alrededor de sus ojos.
Sus labios se movieron como para pronunciar algo, pero las palabras le fallaron. Lo único que pudo hacer fue acariciarle suavemente la cara.
«Papá, ya estoy bien. No tienes que preocuparte tanto», le consoló Julie con ternura.
Al presenciar este reconfortante intercambio, Yesenia tiró de Liam hacia el pasillo con expresión severa.
De repente, Liam recibió una bofetada en la cara.
Con la mirada llena de disgusto, Yesenia le regañó: «¿Cuántas veces te he advertido que mantengas las distancias con mi hija? ¡No me has hecho caso! Ahora mi hija está hospitalizada por tu culpa. ¡Sólo le traes miseria sin fin! Ahora Julie se acuerda de todos menos de ti. ¿No es prueba suficiente? ¡Vete de este lugar inmediatamente, y nunca vuelvas a mostrar tu cara ante nosotros!»
Si no le hubiera pasado nada a Julie, Liam se habría encogido de hombros fácilmente ante aquellas duras palabras.
Siendo el heredero de la familia Hoffman, creía que podía ofrecerle a Julie lo mejor.
Sin embargo, Julie permanecía confinada en el pabellón, felizmente inconsciente de su historia común.
Las palabras de Yesenia picaron como un cuchillo, dejándolo sin habla.
Liam parecía perdido. Quizás no debería haberse entrometido en la vida de Julie. Si no le hubiera causado angustia, ella no le habría olvidado.
¿La haría realmente feliz si él se alejara?
Abatido, Liam se disculpó en voz baja: «Lo siento, señora Fiber. No protegí a Julie».
Después, empujó la silla de ruedas y se marchó.
Su silueta, proyectada por la luz del sol, parecía desolada y solitaria.
Al observar su resignación, Yesenia sonrió triunfante. «¡No eres más que un indigente con designios sobre mi hija! Aunque la familia Riley sea aniquilada, ¡no te toca a ti!».
En realidad, Yesenia había sido expulsada de la familia Cortez y era consciente de todas las penurias que Julie había soportado.
Sin embargo, albergaba un gran resentimiento hacia Liam.
En su mente, él era quien había arruinado sus perspectivas de una vida lujosa.
Para ella, no importaba con quién se casara Julie. La única preocupación de Yesenia era obtener el mayor beneficio posible del matrimonio de su hija.
En la sala, Ulises se percató de la conmoción y salió de la sala. Entra y cuida de nuestra hija».
«¿Por qué me regañas? ¿Crees que no puedo sobrevivir sin ti, sólo porque la familia Cortez me ha repudiado? Tú sólo espera y verás!» Yesenia replicó de mala gana, pero siguió su orden Ulises exhaló pesadamente, dejando sola a su esposa, Yesenia.
Apresuradamente corrió hacia la dirección que había tomado Liam.
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