La mejor venganza
Capítulo 390

Capítulo 390:

La flota de coches estaba aparcada ordenadamente ante las puertas del Hospital Furi.

Klaus bajó del primer Mercedes Benz y corrió rápidamente hacia Liam.

Al ver esto, Drummond señaló a Liam y gritó: «Has llegado justo a tiempo. Quiero que le rompas todos los huesos del cuerpo y se los des de comer a los perros».

A los ojos de Drummond, Klaus no era más que un jefe de sección de la Banda del Dragón.

Por el momento, la Banda del Dragón constaba de más de veinte mil miembros. Naturalmente, no conocía personalmente a cada uno de ellos.

Klaus se señaló a sí mismo y preguntó burlón: «¿Estás seguro de que me hablas a mí?».

Drummond estaba lívido de ira. Gritó furioso: «¡Cabrón!

¿Qué te pasa? ¿No entiendes el lenguaje humano? ¡¿Sabes quién soy?! ¡Si me haces enojar, le pediré a mi padre, que te deje lisiado!»

«¿Lisiarme?» Klaus se burló, levantó la mano derecha y chasqueó los dedos.

Después de eso, las puertas de los coches detrás de él se abrieron al mismo tiempo Sus hombres eran todos musculosos y bien construidos. Vestidos con el uniforme de Kingland Security, cada uno de ellos iba armado con una porra de goma en la mano.

Como un grupo de soldados bien entrenados, se pusieron rápidamente en formación.

Drummond se quedó boquiabierto al ver aquello.

Hasta un tonto se daría cuenta de que ahora no estaban de su parte.

De repente, Liam cerró la caja de hierro con un sonoro golpe y la arrojó directamente a los pies de Klaus. Luego, dijo fríamente: «Rómpele todos los miembros y clávale estos clavos en los huesos».

«¡Sí, señor!» Klaus se inclinó respetuosamente hacia Liam.

Sin embargo, estas palabras provocaron un escalofrío en Drummond.

Se arrodilló y comenzó a rogar a Liam que tuviera piedad. «Lo siento. Lo siento mucho. Todavía soy joven. Por favor, no me rompas las extremidades. Te prometo que no volveré a causarte problemas. Por favor, perdóname».

Drummond no dejaba de abofetearse mientras hablaba.

La expresión lastimera de su rostro contrastaba con su aspecto arrogante y dominante de hacía un momento.

Liam tamborileó con los dedos sobre el reposabrazos de su silla de ruedas y dijo con desprecio: «Fuiste tú quien quiso clavarme esos clavos en el cuerpo. Yo simplemente te estoy dando a probar de tu propia medicina».

Una vez hecho esto, Aikin empujó a Liam dentro de un Bugatti Centodieci y abandonó el hospital sin mirar atrás.

Los guardias de seguridad del hospital observaron la figura de Liam que se retiraba con asombro y respeto en sus ojos. Habían presenciado la batalla hacía un momento y no podían creer lo que veían sus ojos cuando vieron aquellos clavos de hierro atravesando los pies de sus oponentes. ¡Era realmente una hazaña asombrosa!

Sus habilidades eran realmente aterradoras.

«¡Aléjate de mí!»

Drummond vio como Klaus se acercaba a él con una sonrisa amenazadora en su rostro. De repente, el aire que rodeaba las puertas del hospital se llenó de un hedor espantoso.

Mientras tanto, el Bugatti Centodieci circulaba con paso firme por la carretera.

Por el camino, mucha gente reconoció el coche de lujo.

Sólo había diez Bugatti Centodieci en el mundo. Era uno de los mejores coches de lujo, ¡y valía más de diez millones de dólares!

Además, aunque uno pudiera permitírselo, eso no significaba necesariamente que pudiera hacerse con él.

Los coches y peatones de ambos lados temían arañar el Bugatti, por lo que no se atrevían a entrar en contacto con él. Por tanto, lo evitaban.

El Bugatti aceleró a fondo y pronto llegó a las puertas de la mansión Regal.

En ese momento, el exterior de la mansión estaba brillantemente iluminado y lleno de gente. Mirando por la ventana la bulliciosa escena, Liam hizo una mueca y murmuró: «Disfrutad. Esta noche será el último día de gloria para la familia Riley».

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