La mejor venganza
Capítulo 130

Capítulo 130:

Ninverton nunca había visto un despliegue semejante de coches de lujo, y el extravagante espectáculo dejó a los espectadores boquiabiertos.

El aire se llenó del ruido de los motores y del olor a goma quemada.

Los miembros de la familia Lambert, que deberían haber sido el centro de atención, estaban allí de pie con caras tan oscuras como una noche de tormenta.

Los espectadores adinerados, percibiendo el ambiente tenso, empezaron a alejarse lentamente, creando una brecha entre ellos y la familia Lambert.

Sabían que Tyler tenía la mecha corta y no querían verse atrapados en el fuego cruzado de su ira.

Los Lambert estaban ahora solos, abandonados por las personas ricas e influyentes que antes les habían adulado.

Mientras los ojos de Liam seguían a los numerosos coches, su corazón se hinchó con una sensación de amarga satisfacción. No hacía mucho tiempo que las mismas personas que ahora rehuían a la familia Lambert se habían arrastrado a sus pies, deseosas del más mínimo favor. ¡Qué rápido habían cambiado las tornas!

Era la representación perfecta de cómo los Lambert trataban a Liam. Fue como si les mostraran un reflejo de sus actos, los ojos de Liam se clavaron en la brillante superficie del Maserati de Tyler, un símbolo de riqueza y poder. Respirando hondo, Liam murmuró para sí: «¡Hoy te daré una muestra de la humillación que me infligiste!».

El Maserati de Tyler estaba aparcado frente al Hotel Von Merri.

Sin embargo, las puertas del Maserati permanecían firmemente cerradas, lo que provocó un murmullo de expectación entre la multitud.

Tyler parecía tener otros planes, ya que la puerta de un elegante Buggati Veyron aparcado detrás del Maserati se abrió lentamente.

Cuando el joven salió de su lujoso coche, su traje clásico negro y azul complementaba su aspecto noble y elegante, y en la mano sostenía una delicada caja de regalo.

Con una encantadora sonrisa en el rostro, el joven se presentó y anunció el motivo de su visita. «Soy Ajax Seymour y vengo a obsequiar a la señora Vera Lambert con un regalo de mi familia. Estas estatuas de jade valen un millón de dólares y espero que le gusten».

La multitud observó asombrada cómo muchos jóvenes ricos seguían su ejemplo, cada uno presentando regalos por valor de un millón de dólares o más.

Estos jóvenes representaban a algunos de los clanes más prominentes de Salem, y todos estaban aquí para mostrar su apoyo al cumpleaños de Vera.

Su llegada causo un gran revuelo entre la multitud, pero fue una exclamacion en particular la que capto la atencion de todos. «Un momento.

Sólo hay diez familias de primera clase en Salem, ¡pero hoy tenemos representantes de seis de ellas! ¿Qué puede significar esto?»

La afirmación quedó flotando en el aire, mientras los ricos y poderosos se miraban unos a otros con incredulidad.

Darse cuenta de que más de la mitad de los clanes más importantes de Salem se habían presentado para el cumpleaños de Vera era alucinante.

Una cosa era oír hablar de la influencia de la familia Riley, pero presenciarla de primera mano era algo totalmente distinto.

Vera, por otro lado, estaba extasiada. La presencia de estos poderosos clanes había hecho que su día especial fuera aún más extraordinario.

Los miembros de la familia Lambert creían además que Liam no era nadie. Para ellos, no era más que una mancha en su espejo retrovisor.

Vera, con una muleta en la mano, ya no podía contener su emoción. «Con la ayuda de Tyler, la familia Lambert podría convertirse en uno de los clanes más importantes de Salem, ¡por no hablar de Ninverton!».

Sus palabras provocaron un murmullo de envidia entre los adinerados espectadores.

Oh, cómo deseaban que sus propias hijas pudieran llamar la atención de Tyler.

Estaba claro que la nueva popularidad de la familia Lambert se debía a una sola persona: Tyler.

Pero con su apoyo, ¿quién sabía lo alto que podrían llegar?

Todos los ojos estaban fijos en el elegante Maserati aparcado delante.

Era un momento de expectación, con todos los invitados conteniendo la respiración, ansiosos por echar un vistazo a la verdadera estrella del espectáculo.

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