La indomable esposa del CEO
Capítulo 118

Capítulo 118:

«No queremos ser esto. Papá, es Elena la que ha causado problemas». Yolanda añadió: «Pero hoy es un gran día. Y no está bien armar jaleo, así que olvidémoslo. Creo que a Anna no le importará».

Elena se burló. Claro que no le importará. Si no lo deja pasar, el resultado puede traerles problemas’. pensó Elena.

El abuelo George dijo en tono tranquilo: «Vamos a cenar».

Pero los Lee no soportaban que Anna sufriera aquí. Aunque estaban insatisfechos, no podían hacer otra cosa que tragárselo debido a la actitud del abuelo George.

Las criadas trabajaron muy duro y limpiaron la cocina con asombrosa rapidez. Pronto todos los platos estuvieron sobre la mesa como si nunca hubiera pasado nada. Pero ahora todos parecían un poco descontentos.

Yolanda se sentó junto a Anna. Y enfrente estaban Elena y Logan, que cuchicheaban entre ellos.

Mirándoles, Jacqueline se mofó: «Vaya, estáis tan cerca. ¿Qué os susurráis? Qué dulce!»

«Sí». dijo Elena con franqueza, fingiendo que no se había dado cuenta de su burla.

Pero la Señora Lee lo oyó y no pensaría que Elena era sincera, ¡Sino desvergonzada!

Yolanda no pudo evitar decir: «¡Sí! ¡Están tan unidos, como antes Logan y Anna! Estoy celosa».

El abuelo George se sintió disgustado por las palabras de Yolanda, y dijo en tono enfadado: «¡Yolanda, deja de hablar!».

«¿Por qué, abuelo? ¿Me equivoco? Antes estaban muy unidos. Si Anna no estudia en el extranjero, ellos…»

¡Bang! Algo se rompió y los sorprendió a todos. Miraron el plato roto. Era Logan. Parecía furioso: «Abuelo George, lo siento. Tenemos que irnos ya. Hasta la próxima». dijo Logan, utilizando su teléfono para llamar a Jacob.

Al segundo siguiente, Jacob entró y le llamó: «Señor».

«Vete ya a casa». dijo Logan.

El abuelo George y los Lee no se dieron cuenta de lo que había pasado. Pero intentaron detenerle: «Logan, cálmate. Vamos a hablar. No tienes que irte».

«Entonces, ¿Podrías decirme por qué debo quedarme, abuelo? ¿Por los invitados?» dijo Logan con indiferencia.

Los Lee comprendieron sus palabras, pero no podían mostrar su enfado aquí: «Logan, cierto, somos los invitados. Pero somos amigos desde hace generaciones, ¿Verdad? ¿Cómo puedes hablar así?»

«Entonces, deberíais quedaros aquí. Pero tenemos que irnos ya». añadió Logan.

«Logan, ¡Cuida tus modales!» El abuelo George estaba descontento.

Logan le dirigió una mirada y dijo: «Abuelo, entiendo que trates bien a Anna como a tu nieta. Pero espero que puedas recordar el hecho de que Elena es mi mujer, ¡No Anna! Nadie podría hacerle ni un poco de daño».

Y Logan supo que lo que Yolanda dijo a propósito sólo consiguió que Elena se avergonzara delante de ellos.

El abuelo George lanzó una mirada a Elena y dijo: «Elena, ya lo sabes. Sólo es una broma».

Elena se sintió un poco decepcionada. Se levantó y dijo: «No te culpo, y no he entendido nada mal».

Lo único que pensó en aquel momento fue que era un error estar aquí.

«¿Por mi culpa?» preguntó Anna. Ella también se levantó y dijo en tono triste: «Logan, ¿He hecho algo malo para que quieras irte? Si es así, te pido disculpas. No te enfades con el abuelo, ¿Vale?».

Logan volvió a burlarse: «¿Por qué crees que puedes hablarme así?».

«Logan, yo…» Se sintió incómoda. Levantó la mano que acababa de lastimarse y se tocó el pelo, para llamar su atención y compasión.

Sin embargo, a Logan no le importó. Se volvió hacia el abuelo George y le dijo: «Creo que lo he dejado claro, abuelo. Si alguien intenta hacer daño a mi mujer, no lo permitiré».

Luego cogió con fuerza la mano de Elena y dijo: «Vámonos».

El abuelo George recordó lo que había dicho antes y ahora se sentía muy arrepentido. Lo que él quería era comer felizmente con su familia. Nunca esperó que las cosas fueran así.

«Abuelo, lo siento. yo tampoco quiero esto». dijo Anna con culpabilidad, casi llorando.

Los Lee dijeron: «Señor Brown, ¿Por qué Logan se ha vuelto tan…? Aunque no es hablador, ¡Al menos es educado! Pero hoy está siendo muy grosero».

Cornel lo sintió mucho. intentó explicarse: «Quizá esté disgustado por el trabajo últimamente. Así que no estaba de buen humor».

«¡Pero no podía hablar así! Cierto, Anna estudiaba en el extranjero y tuvo que dejarle. Pero está en su derecho de estudiar en el extranjero, ¿No? Anna también es excelente. ¡Lo que acaba de decir suena a que mi hija siempre sueña con casarse con él! ¿Cómo puede decir eso?»

Anna no dijo nada y agachó la cabeza, lo que la hizo parecer patética.

Al abuelo George no le gustó su queja y dijo: «Olvida lo que ha pasado hoy. Vamos a comer algo».

«Abuelo…» Yolanda no soportaba que perdonara fácilmente a Elena. Pero antes de que dijera otra palabra, el abuelo George la miró seriamente, deteniendo sus palabras.

Cornel y Jacqueline intentaron consolar a los Lee: «La próxima vez le pediremos que te pida perdón».

La Señora Lee no se lo creía. Todos sabían que Logan tenía su propio negocio y ya no dependía de los Brown. Era imposible obligarle a disculparse ante ellos. Pero no querían discutir con los Brown, así que no dijeron ni una palabra en su contra.

Al final terminaron la cena con infelicidad.

Yolanda estuvo increíblemente callada aquella noche. Habló con Anna después de cenar.

Anna se quejó: «¡Es culpa tuya! ¡Mírate! Crees que Logan se preocupará por mí y dejará en paz a Elena si me hago daño. ¡Qué mala idea! No le importo en absoluto».

Yolanda no esperaba que a Logan ya no le gustara Anna de verdad. Pero no estaba dispuesta a rendirse: «Lo siento mucho, Anna. No esperaba que Elena fuera tan buena tratando con hombres. Y manipula tan bien a Logan. Mira cómo defendía a Elena».

Ann se sintió dolida y confusa, «¿Entonces qué debo hacer ahora? ¡He sufrido en vano!

Y puede que Logan me odie ahora!»

Yolanda pensó un rato y planeó: «¡Si no puedes tratar con Logan, acude al abuelo! ¡Logan sólo escucha al abuelo! ¡Antes se casó porque el abuelo quería que lo hiciera! Así que tratar con el abuelo ayuda a tener un buen final».

Anna lo comprendió enseguida. Ahora sabía lo que tenía que hacer.

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