La exesposa muda del multimillonario
Capítulo 495

Capítulo 495:

El rostro de Jake se endureció y se volvió para clavar en Jenny una mirada fría y penetrante. El peso de su mirada hizo que Jenny retrocediera instintivamente, pero aún había desafío en sus ojos. Tenía su as en la manga y no se rendiría fácilmente.

Jake se alzaba sobre Jenny y su voz era un escalofriante susurro. «Elige cómo quieres morir».

Los labios de Jenny se curvaron en una sonrisa retorcida. «No tienes agallas para matarme, ni valor para hacerme daño», se mofó ella, con la voz llena de falsa confianza.

Justo entonces, Edgar irrumpió en la habitación, sin aliento. «Señor, la señorita Watts ha escapado».

Kallie, que seguía intentando consolar a Sophie, se quedó helada. Se giró lentamente y vio un destello de triunfo en los ojos de Jenny. Una persistente sospecha que la había estado atormentando desde el principio encajó de repente en su sitio. Así que Jenny y Anna habían cooperado. No era de extrañar que Jenny conociera la verdadera identidad de Jake.

Jenny esbozó una sonrisa de satisfacción. Jake, observando atentamente a Jenny, dejó escapar una risa baja y sarcástica. «¿De verdad crees que va a volver a por ti?».

La sonrisa vaciló en los labios de Jenny. «¿Qué quieres decir?», preguntó ella, con la voz apenas temblorosa.

Edgar se adelantó. «Cuando recibí la noticia, la señorita Watts ya había embarcado en un avión con destino a Macao. Aterrizará dentro de unas horas».

Jenny perdió el color de su rostro y se quedó sin aliento. «Eso es imposible», susurró, el pánico filtrándose en sus palabras. «Ella me prometió… Teníamos un trato. ¿Cómo ha podido traicionarme así? ¿No le importa su reputación?».

El tono de Edgar era tranquilo pero frío al asestar el golpe final. «La señorita Watts no ha sido una reportera de campo de batalla durante años. Tras ser atacada en una zona de guerra, su salud mental quedó destrozada. Su reputación ya no significa nada para ella».

Jenny se desplomó en el suelo, con el rostro pálido y el cuerpo tembloroso por la rabia y la incredulidad. Kallie, ya más calmada, repitió las palabras de Edgar en su mente. No esperaba que Anna sufriera una enfermedad mental.

Eso explicaba por qué Jake no había prometido enviarla a la cárcel aquel día. Además, según las palabras de Edgar, Jake había estado controlando a Anna todo el tiempo. ¿Estaba Jake planeando castigar a Anna a su manera?

Los pensamientos de Kallie entraron en una espiral que la dejó aturdida. Apenas se dio cuenta cuando los hombres de Jake sacaron a Jenny de la habitación. La sala estaba en silencio y sólo quedaban ellos tres. Jake permanecía en silencio junto a Kallie, esperando pacientemente.

Sophie, sintiendo la tensión, miró entre su madre y Jake antes de hablar suavemente. «Mamá, tengo miedo. ¿Puede Jake quedarse conmigo?» Su voz era dulce, pero estaba llena de miedo.

Kallie salió de sus pensamientos y su respuesta instintiva de negarse se quedó atascada en la garganta. El día de hoy había sido demasiado caótico. Recapacitó y dijo suavemente: «De acuerdo, cariño. Puedes pedírselo a Jake si está dispuesto».

Jake se arrodilló junto a Sophie y le pasó una mano por el pelo. «Me han dicho las enfermeras y los médicos que has sido valiente. No lloraste cuando te pusieron las inyecciones o tomaste la medicación. Eso es impresionante».

Sophie sonrió débilmente, asintiendo. «Porque sé que mi mamá está cansada. No quiero que se sienta mal».

Un nudo se formó en la garganta de Kallie, sus emociones la abrumaron de repente. Se levantó rápidamente. «Tú charla. Yo saldré un momento».

Incapaz de seguir a Kallie, Sophie susurró a Jake, con voz ansiosa. «Jake, date prisa y ve a por mi mami». Jake se rió ante su adorable rostro, viendo en Sophie el mismo espíritu que tenía Kallie cuando era más joven.

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