Capítulo 38:

“Cállate. ¿Aún no te das cuenta que tu naturaleza considerada fue lo que te metió en el problema con Nicole, o mejor dicho, Melody? Te lo digo, Evan, a veces tienes que ser más cruel”, sugirió Keith.

“Puedo ser cruel cuando pierdo la paciencia, pero entiendo lo que quieres decir..”..

Evan asintió y contestó:

“Ya lo he pensado, pero eso no tiene nada que ver con ayudar a un niño enfermo. Es mejor dar que recibir”.

“En fin, regresando a lo que quería decir..”..

Evan bebió primero un sorbo de su café.

Después reveló su intención:

“Necesito ayuda… para encontrar al Doctor Scott”.

“Tú tienes los contactos, Keith. La empresa de tu padre tiene sucursales en diez estados y sé que te estás expandiendo”, dijo Evan.

“Conoces a los Doctores… conoces a la gente de la industria mejor que yo”.

Evan se inclinó hacia delante y apoyó los codos en las rodillas.

Dijo:

“Necesito ayuda para encontrar a Shanty”.

Keith se quedó en silencio.

Inhaló y dijo:

“¿De verdad tienes que hacerlo, Evan…?”.

“Eres mi amigo ¿No? Es cierto, tenías razón. Me equivoqué. Lo siento por no hacerte caso cuando me dijiste que no me divorciara de Shanty. Pero ahora me arrepiento, y por eso necesito encontrarla”, reveló Evan.

“Pero ella se fue, Evan. Déjala en paz”, insistió Keith.

“Solo quiero intentarlo”, razonó Evan.

“Por favor, ayúdame”.

Tras convencerlo un poco más, Keith accedió de mala gana y dijo:

“Haré lo que pueda, Evan, pero no prometo nada.  No es como si tuviéramos cubierto todo el país.  Además, siempre existe la posibilidad de que se hayan ido al extranjero”.

“Pero piensa una cosa, Evan”, propuso Keith.

“He salido con muchas mujeres así que las conozco. Por amor, hacen muchas locuras, renuncian a muchas cosas, pero cuando renuncian a una relación, significa que están cansadas de amar”.

Keith preguntó:

“¿Y si Shanty ya no te quiere? ¿Vas a ser ese hombre que se mete a la fuerza en su vida?”.

Terminó su café y agregó:

“Solo piénsalo. Veré cómo puedo ayudarte a encontrar al Doctor Scott”.

Evan suspiró al escuchar las palabras de su amigo.

Después de pensarlo un tiempo, contestó:

“Keith, no quiero volver a arrepentirme. Tengo que intentarlo antes de dejarla ir para siempre”.

Agregó:

“Gracias por ayudarme, Keith. Te lo agradezco, amigo”.

“Nicole Lively, puesto que ha cambiado su nombre legalmente y aparece así dentro de los registros, se dirigirán a usted como tal en este tribunal”, dijo el juez de la sala.

Habían pasado meses desde que Evan se enteró de la verdadera identidad de Nicole. Por fin había llegado el momento para que el juez diera el veredicto.

El juez, incluido el público, escuchó tanto los argumentos de la defensa como los de la fiscalía.

Se volvieron a presentar y a revisar las pruebas.

Al cabo de dos horas, el juez tomó una decisión.

Pidió a todos que se pusieran de pie.

Primero miró a Evan del lado de la fiscalía y asintió levemente. Luego dirigió su mirada a Nicole.

“En el caso de Rose Hills contra Nicole Lively, por malgastar recursos del estado, el tribunal va a imponer una sentencia de cinco años sin posibilidad de libertad condicional”, dijo el juez.

Al instante, los ojos de Nicole se abrieron de par en par, horrorizada.

Se giró hacia su padre, quien estaba detrás del público, pero Thomas negó con la cabeza, aceptando la derrota.

Thomas Campbell solo quedó encerrado por un poco más de un mes, a diferencia de Nicole, que se enfrentaba a graves cargos.

“Por los cargos de fraude, el tribunal va a imponer una condena de otros cinco años sin posibilidad de libertad condicional”, agregó el juez, haciendo que Nicole perdiera completamente los estribos.

“¡Es absurdo! ¿Me está tomando el cabello? No maté a nadie para merecer diez años”. Nicole se quejó.

Se dio la vuelta hacia Evan y notó su mirada amenazadora.

Le dijo: “¡Tú hiciste esto, Evan!”.

Al otro lado del estrado, Evan asintió repetidamente, satisfecho con la sentencia.

No le afectaban las frenéticas reclamaciones de Nicole.

En Rose Hills, él tenía poder y pensaba hacer uso de él.

Y efectivamente, eso fue lo que hizo. influyó en la decisión del juez y lo haría una y otra vez para hacer sufrir a Nicole Lively.

“¡Señorita Lively, tiene que mantener la calma!”.

Mientras su abogado defensor intentaba ponerla en su sitio, el juez se irritaba más.

“Es usted una mujer embustera, Señorita Lively. Tanto así que es un peligro para la comunidad. No hay más que ver su reacción”.

El juez la regaño.

“¡Por faltar al respeto a este tribunal y mostrar su naturaleza violenta, este tribunal la enviará a la Penitenciaría de Long Island!”.

El juez dio por terminada la sesión sin darle a Nicole otra oportunidad de hablar.

“Se levanta la sesión”,

“¡No! ¡Padre! Por favor, ¡Ayúdame!”.

Nicole enloqueció cada vez más, pensando en dónde sería encarcelada.

La Penitenciaría de Long Island era un lugar para asesinos, traficantes de dr%gas, vi%ladores… personas que se involucran en crímenes atroces, asi que…

¿Por qué la enviaban a ella a un lugar así?

¡Lo único que había hecho era intentar ganarse el afecto de Evan!

¡Era injusto!

“¡Evan!”.

Le gritó a Evan mientras este se marchaba con sus abogados.

“¡Le pagaste al juez! ¡Estoy segura de que lo hiciste! ¡No podrás escapar! Voy a solicitar una apelación. ¡Esto es injusto!”.

“¡Te hiciste esto a ti misma!”, Evan dijo fríamente.

“Si quieres apelar, entonces inténtalo. Mira a ver si el tribunal te escucha. ¡Sufre y paga el precio por meterte conmigo!”.

“Lo siento, Evan. El Doctor Scott tampoco está en Hamiin”, dijo Keith por teléfono mientras se le apretaba el corazón.

“¿Y qué hay del investigador privado que contrataste? ¿No pudo encontrar nada?”, preguntó Keith.

“¿Cómo es que se llamaba…? Ah, el Señor Ren Austen, ¿Qué hay de él?”.

“Extrañamente, no”, respondió Evan.

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